El Santo Padre pide, una vez más, "trabajar incansablemente" por el fin de la guerra, especialmente por la "sufrida y exhausta población civil"
Nuevo Testamento y el rosario que le dejó un soldado ucraniano que murió |
También
recuerda a Alejandro, un soldado ucraniano de veintitrés años que murió en el
frente de combate.
"Lamentablemente,
siguen llegando tristes noticias desde Medio Oriente", expresó el Papa
Francisco antes de saludar a los peregrinos italianos presentes en la Audiencia
General del miércoles 3 de abril en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre renovó su firme llamamiento a un alto al fuego inmediato en la Franja de Gaza y manifestó su profundo pesar por los voluntarios asesinados mientras participaban en la distribución de ayuda humanitaria en Gaza. Se trataba de siete trabajadores humanitarios de la organización no gubernamental World Central Kitchen (WCK) que fallecieron en un ataque aéreo israelí.
El Obispo de
Roma rezó por ellos y sus familias y exhortó, una vez más, a que "se
permita a la población civil, extenuada y sufriente, acceder a la ayuda
humanitaria y que se libere inmediatamente a los rehenes".
"Evitemos, dijo el Pontífice, cualquier intento irresponsable de ampliar
el conflicto en la región y trabajemos para que esta y otras guerras que siguen
llevando muerte y sufrimiento a tantas partes del mundo terminen cuanto antes.
Recemos y trabajemos sin descanso para que cesen las armas y vuelva a reinar la
paz".
Luego,
Bergoglio solicitó no olvidar a la martirizada Ucrania, donde siguen
registrándose "tantos muertos", aseguró, y mostró un rosario y un
ejemplar del Nuevo Testamento dejado por un soldado que murió en la guerra.
"Este muchacho se llamaba Oleksandr - Alejandro: 23 años", sostuvo.
“Alexander
leía el Nuevo Testamento y los Salmos y había subrayado en el libro de los
Salmos, el Salmo 129: 'Desde las profundidades a ti clamo, Señor; Señor,
escucha mi voz'. Y este muchacho de 23 años murió en Avdivka, en la guerra.
Dejó una vida por delante. Y este es su rosario y su Nuevo Testamento, que leía
y rezaba. Me gustaría que todos hiciéramos silencio en este momento, pensando
en este joven y en tantos otros como él, que murieron en esta locura de guerra.
La guerra siempre destruye. Pensemos en ellos y recemos.”
Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad
del Vaticano
Vatican News