A lo largo de la historia, los católicos se han servido de las diferentes disciplinas del arte como «verdaderos caminos hacia Dios, la Belleza Suprema»
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| El Expolio de la Sacristía de la catedral Santa María de Toledo. |
Las lámparas de los pasillos comienzan a apagarse y el
creciente murmullo muestra que la oración ya ha terminado. Sin embargo, esta
señora, de nombre Encarnación, de 82 años y viuda desde hace veinte, se
mantiene ensimismada mirando la pintura. Después de santiguarse, se vuelve
hacia el sagrario y, tras el ligero intento de genuflexión que le permiten sus
débiles rodillas, abandona el templo.
En cada rincón de España
encontramos a «Encarnis», personas mayores que vivieron una época en la que
la educación era todo un lujo, también la formación cristiana. Pero
a través de representaciones artísticas, sobre todo visuales, han podido aprender
y comprender los misterios y tesoros de la fe católica.
¿Todo
arte religioso es arte sacro?
Las imágenes
o pinturas de los templos no son un mero adorno, sino un
instrumento para explicar los misterios de la fe. Por tanto, no toda obra relacionada con la religión cristiana debe
ser considerada como arte sacro. El delegado de Patrimonio Cultural de la
archidiócesis de Toledo, Miguel Ángel Gómez Jiménez determinaba las condiciones
que debe cumplir cualquier tipo de creación para ser considerada sacra:
· - Que
se cree expresamente para la liturgia, de acuerdo con la
doctrina de la Iglesia.
· - El
valor reside en la capacidad de llevar a Dios, por encima de la
firma del artista.
· - Debe
estar regida por los trascendentales del ser: unidad, verdad, belleza y
bondad. Ninguna de ellas es un valor subjetivo, sino que están relacionadas
con la naturaleza divina.
· - Debe
ser contemporáneo, aunque tampoco sirven todas las tendencias del
momento.
Representar, evangelizar y rezar
«Id
al mundo entero y proclamad el Evangelio». Con este último mandato
de Jesús y antes de su ascensión a los cielos tras cumplir su misión en la
tierra, san Marcos cierra su Evangelio.
El papa Benedicto XVI así lo
manifestaba en su Audiencia General del 31 de agosto de 2011: «hay expresiones artísticas
que son verdaderos caminos hacia Dios, la Belleza Suprema. Son una
ayuda a crecer en la relación con Él, en la oración. Se trata de las obras que
nacen de la fe y que expresan la fe». De esta manera, aparece el arte sacro.
El director de la secretaría técnica de la Subcomisión
Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española, D.
Pablo Delclaux ha explicado a El Debate que el arte «es un lenguaje de
tipo simbólico con unas características: la técnica -la
pintura, la escultura o la arquitectura-; el estilo, según la época
-Gótico, Renacimiento, Barroco- y las aptitudes del artista».
Delclaux
ha expresado cómo el arte consigue «bajar al corazón y hacer vibrar».
De ahí radica el arte cristiano, que hace comprender de forma diferente. «Te
puedo decir la mejor homilía del mundo en Semana Santa, pero donde la gente se
emociona, se le saltan las lágrimas y se le pone la carne de gallina es viendo
a las imágenes procesionar», ha ejemplificado.
En
ese sentido de «Biblia de los pobres», el delegado de Patrimonio
Cultural de la archidiócesis de Toledo, D. Miguel Ángel Gómez Jiménez, ha
resaltado en El Debate que la acción de la pintura y la escultura, entre otras
disciplinas. «En la Edad Media, lo que era el conocimiento de la Biblia y los
misterios de la fe se hacía por el arte porque era un modo de llegar al pueblo
más fácilmente en cuanto que no sabían leer ni escribir, pero podían
ver», ha apuntado. La visualización unida a la predicación hacía a Dios
más «cercano y tangible».
Prohibición en la Biblia
Son
varios los textos del Antiguo Testamento en los que Dios prohíbe a
Israel hacer «figuras de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la
tierra, o en el agua debajo de la tierra» (Ex 20, 4-5).
«La
razón es muy sencilla», ha resuelto Delclaux. Por la Encarnación de Dios en la persona de Jesucristo,
que se vuelve factible y se hace hombre, ahora se puede «representar lo
invisible como visible». De esta forma, por medio del arte, se puede llegar al
conocimiento de Dios.
Sin
embargo, hay que diferenciar entre la adoración, que solo se le da
a la Santísima Trinidad, con la veneración que reciben la
Virgen María, los santos o las diferentes imágenes que nos puedan hablar de
ellos o de los misterios de la fe. En ese sentido, han existido dos
principales crisis iconoclastas en la Iglesia.
La
primera de ellas tuvo lugar en el s. V. bajo el pontificado de san
Gregorio Magno. El director de la secretaría técnica de Patrimonio Cultural
de la CEE ha explicado cómo el obispo Sereno de Marsella «mandó destruir todos
los iconos de su diócesis». Fue el pontífice quien, reconociendo su lucha
contra la idolatría, matizó la misión catequizadora de las
imágenes.
Más
adelante, otra controversia desemboca en el Concilio II de Nicea, en el s. IX.
En él, san Juan Damasceno intervino defendiendo que, cuando
uno está cansado de la literatura y la teología, contemplar una imagen
hace que el alma se eleve.
La asignatura de la Iglesia con el arte
Que
la creación de arte sacro está desapareciendo es una realidad.
«Antiguamente, una familia pudiente hacía el retablo del pueblo donde tenía su
residencia, ahora dedica el dinero a otras necesidades. Lo mismo el obispo, que
antes tenía unas rentas de las que no dispone en la actualidad», ha desgranado
Delclaux.
A
la hora de la conservación, cada institución es «dueña y responsable» de
su propio patrimonio cultural. En ese sentido, hay comunidades que tiene más
posibilidades o recursos que otras.
Por su parte, Gómez ha ensalzado el intento de formación de artistas a través de fundaciones o
cursos, como el máster de la Universidad Europea de Roma, en colaboración con
la Congragación de Culto Divino. «Una de las crisis del arte sacro es el
olvido de la antropología cristiana», ha comentado. Esta es una de las
problemáticas a la que se sigue enfrentando el arte hoy, el de elevar el alma
hacia el misterio que celebra o la realidad que pretende plasmar.
Igualmente, es importante la formación de los
que muestran el arte a la gente. Por ello, ha revelado el director de
la secretaría técnica para el Patrimonio Cultural de la CEE, que desde la
Iglesia se está empezando a formar a aquellos que explican los templos,
obras y esculturas. No se trata de «una catequesis, sino de contar para qué
se hizo el patrimonio. Es un lenguaje que hay que explicar».
Ángel Lara Tébar
Fuente: El Debate
El Expolio, que
preside la Sacristía de la catedral Santa María de Toledo
