Abrí los ojos y el sacerdote sostenía un palo dorado con una ventana de cristal y un rayo de sol alrededor. No sabía qué era una custodia, pero sabía que Jesús estaba delante de mí en esa iglesia católica', confiesa Barbara
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Barbara Heil era una pastora pentecostal hasta su conversión gracias a la Eucaristía. Dominio público |
"Qué
sensación tan extraña es mirar lo que aparentemente es un trozo de pan en un
pequeño compartimento de vidrio en el centro de una simple custodia de oro y sentir que eres tú quien está
siendo observado". Patti Maguire enumera en National Catholic Register cinco veces
en las que Jesús se reveló a los no católicos por medio de la Eucaristía.
1- "Libre" durante una
adoración
Emily
era protestante hasta hace apenas unos años, ahora se autodenomina
"católica accidental" como resultado de un encuentro que tuvo con
Jesús cuando una amiga la
invitó a una adoración. "Si tuviera que poner una fecha concreta en la
que comencé a creer que la Eucaristía no es solo un trozo de pan, sino que es
Dios, el creador del universo conocido y desconocido, sería esa noche",
asegura.
A
partir de esa experiencia, Emily se preparó para recibir los sacramentos y se
hizo católica. "Creo firmemente que la Eucaristía es Dios, comprenderlo es
un gran regalo para mí", comenta. "Ciertamente no se parece a Dios,
pero nuestra falta de comprensión de la transformación del pan y del vino no disminuye la realidad de que la
Eucaristía es Dios".
Sin
embargo, experimentar a Cristo en la Eucaristía no significó que todos sus
problemas desaparecieran. "Sentí el gozo más profundo posible, y nunca he sido más libre que en
mi caminar con Cristo. Cuando recibí la Eucaristía por primera vez en la
Vigilia Pascual fue como si nada más importara. Éramos yo y la persona que
amaba mi corazón", relata.
"Antes
de esto, un amigo mío me dijo: 'Sé que estás emocionada de recibir la
Eucaristía, pero imagina
lo emocionado que está Jesús de que finalmente recibas la Eucaristía'.
Desde entonces, en cada comunión, trato de conservar ese asombro y la fe de
tener el honor de recibir la Eucaristía, que es Dios", concluye.
2- Ex pastor protestante
Barbara Heil fue una pastora
pentecostal. Heil compartió su historia en "El viaje a casa", de
Coming Home Network. Influída por algunos católicos durante un programa
ecuménico, sintió
curiosidad por la Iglesia y se apuntó a un retiro. "Estaba en la parte
trasera de la iglesia después de misa, era mi oportunidad de conocer a
verdaderos católicos", explica.
"El
último día de retiro había una procesión y estaba atrás porque no quería que
nadie me viese. De repente, en mi corazón, empecé a adorar a Jesús y a darle
gloria. La presencia de Jesús se hizo muy fuerte. Me encontré haciendo una
reverencia, y seguí inclinándome. Tenía los ojos cerrados y unas oleadas de su presencia me
inundaban. Abrí los ojos y el sacerdote sostenía un palo dorado con una
ventana de cristal y un rayo de sol alrededor. No sabía qué era una custodia,
pero sabía que Jesús estaba delante de mí en esa iglesia católica".
Así
comenzó su viaje a casa. Sorprendentemente, sin que ella lo supiera, había sido bautizada católica cuando
era niña, pero nunca fue criada en ninguna fe. Recibió la Confirmación en
abril de 2013.
3- Curación post-aborto
Susan
Marcy compartió su testimonio en Amazing Grace for
Families. En 1991 se casó con Bruce y, aunque ninguno de los dos
practicaba ninguna religión, querían
incluir a Dios en su matrimonio. Comenzaron entonces a rezar y a leer la
Biblia juntos. Es más, cuando una amiga le pidió a Susan que la acompañara a
visitar una iglesia católica, ella aceptó de inmediato.
"Regresé
sola el domingo siguiente y, durante la consagración, sentí que el amor y el
perdón de Cristo llegaban hasta mí. No lo entendía todo, pero cerré una charla
con un sacerdote. Mi temor era que la Iglesia, conocida por estar en contra del
aborto, me rechazara. En cambio, el sacerdote me abrazó. Explicó que la Iglesia acoge a los
pecadores y ofrece el perdón y el amor de Cristo. Estaba eufórica y le
dije a Bruce que iba a comenzar la formación para convertirme en
católica", relata.
"Bruce
me dijo que no quería verse atrapado por la Iglesia. 'Está bien', le
comenté, confiando todo a Dios. Después de mi segunda catequesis de iniciación
cristiana para adultos, Bruce se unió. 'Sólo voy a ver; eso no significa que vaya
a ir a misa todos los domingos', advirtió. Pero Bruce empezó a venir conmigo a
misa. Entonces, un domingo, durante la consagración, Bruce sintió una inmensa sensación de la presencia de Cristo.
El domingo de Pascua de 1997 entramos juntos a la Iglesia", afirma.
4- De chico malo a sacerdote
El
padre Donald Calloway es escritor y sacerdote de la Congregación de los Padres
Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Compartió su
historia de conversión en Amazing Grace for the Catholic Heart. Un rayo de luz lo golpeó una noche
cuando se quedó en casa en lugar de irse de fiesta.
Aburrido,
tomó un libro sobre una aparición mariana. Instantáneamente se enamoró de la
Santísima Madre, sin
haberla conocido nunca antes, pero diciendo: "Su Dios es mi Dios". Después,
fue a ver a un sacerdote, aunque le tocó esperar en la parte de atrás de la
iglesia a que terminara la misa. "Observé con curiosidad como todos se
arrodillaban mientras el padre levantaba un círculo blanco", recordó.
"En
ese momento, lo más profundo de mi ser gritó: '¡Ahí está mi Dios!'. Él me
infundió el conocimiento de que era Jesucristo. Lo sabía, lo sabía y tenía
tantas ganas de recibirlo". Después, le dijo al sacerdote: "Cuando levantaste el círculo
blanco, ese era Dios, ¿no? ¡Lo sé, ese era Dios! ¡Dime que era Dios!
Seis meses después fue confirmado, diez meses después entró al seminario y en
mayo de 2003 fue ordenado sacerdote.
5- Monje benedictino
Dom
David Watters creció en Waco, Texas (EE.UU) y Katmandú (Nepal), como hijo de
misioneros protestantes. Su hermano mayor se convirtió al catolicismo después
de estudiar historia de la Iglesia y llevó a Dom David también a la Iglesia.
Experimentar la presencia de Jesús en la Eucaristía fue tan profundo para Watters que hace
cuatro años se convirtió en monje benedictino dedicado a la adoración
perpetua de la Eucaristía.
Es
uno de los 18 hombres que forman parte del Priorato de Silverstream, monjes
benedictinos de la Adoración Perpetua en el condado de Meath, Irlanda, muy
cerca de Dublín. Están dedicados a la adoración perpetua del Santísimo
Sacramento en un espíritu de reparación, particularmente por los escándalos de
los sacerdotes. "La
adoración eucarística fue una parte importante de mi conversión", dijo
Watters.
Aunque su familia se tomó en serio su fe, él describe el descubrimiento del Santísimo Sacramento como
"una gran gracia". "En nuestra vida el único fin es Dios. Si
tuvimos un día malo pero pasamos tiempo con Dios, el Oficio Divino, la
adoración... entonces, en realidad, es que tuvimos un día exitoso. No
necesariamente estamos en llamas todo el tiempo. El trabajo está empezando, se
están salvando almas. Yo solo voy y Él se encarga del resto", concluye.
Jesús
M. C.
Fuente:
ReL