«No soy un puñado de células. Soy un ser humano. Mi vida vale tanto como la tuya. ¡SÍ A LA VIDA! ¡NO AL ABORTO!».
Dominio público |
Jóvenes por España constatan que en la Constitución de 1978 el
crimen del aborto tiene carta blanca. Las leyes aprobadas por el PSOE y
consolidadas por el PP han normalizado la mayor aberración de los tiempos
modernos. Jóvenes por España considera inaceptable la normalización de esta
atrocidad. Por eso,, dicen, han lanzado esta campaña: para dar la batalla por
la vida, recordar que nunca es lícito matar a un inocente, despertar
conciencias adormecidas y dar voz a los más indefensos.
En el soporte publicitario puede verse a un niño dentro del
vientre materno en forma de corazón con el texto:
«NO SOY UN PUÑADO DE CÉLULAS. SOY UN SER HUMANO. MI VIDA VALE
TANTO COMO LA TUYA. ¡SÍ A LA VIDA! ¡NO AL ABORTO!».
Jóvenes por España asegura que dan un paso al frente para
defender los derechos de los niños en el seno de sus madres y para recordar el
deber de los gobernantes de proteger la vida desde la concepción. Afirman que
no quieren formar parte del circo mediático y político ni dejarnos llevar por
la mentira, la demagogia y los cantos de sirena de quienes, en nombre de una
falsa libertad, corrompen a la mujer y al conjunto de la sociedad para
legitimar que el más fuerte elimine al más débil.
Jóvenes por España hace un llamado a la sociedad y a los
partidos políticos que no han sucumbido a la cultura de la muerte para que
trabajen por la abolición de la ley del aborto y para que determinen políticas
que protejan al no nacido y a la maternidad. Indican que no les importa ser
votantes de «tema único» cuando lo que está en juego es la sacralidad de la
vida humana. Añaden que no pueden ser cómplices de quienes promueven la cultura
de la muerte y tampoco de quienes por la mañana dicen que el aborto es un
asesinato y por la tarde que ese asesinato ha de ser legal y seguro.
Jóvenes por España quiere contribuir en esta lucha haciendo un llamamiento a organizarse, a vencer el miedo y a ponerse en pie para defender la vida del ser humano, creado por Dios a su imagen y semejanza. Afirman que la Iglesia católica, depositaria de la Verdad, tiene el irrenunciable deber de proclamar la Ley de Dios y de educar en una sana antropología que ponga al ser humano en relación con su Creador y que le haga tomar conciencia de su destino eterno.
Y finalizan:
«Con esto, y no con monsergas ideológicas caducas y falsarias,
podremos reconstruir la civilización del Niño Dios cuya concepción celebramos
cada 25 de marzo».
Fuente: InfoCatólica