Tenemos toda la vida para prepararnos a bien morir, sin embargo, la santa Madre Iglesia ha dejado una oportunidad más a los moribundos para ir al Cielo
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Kristina Ismulyani-Shutterstock |
No
tenemos la certeza de que, cuando llegue el final de nuestra vida, recibiremos
los últimos sacramentos, por ello, debemos pedir a Dios que, llegado el
momento, podamos alcanzar el auxilio espiritual de la Unción de Enfermos y el
santo Viático.
Además
de estos grandes sacramentos, tenemos otro recurso poco conocido: recibir la
indulgencia plenaria. Esta se aplica al moribundo y cualquier sacerdote puede
dispensarla.
Esta
indulgencia, de acuerdo con el documento Indulgentarium Doctrina,
es una remisión de la pena temporal:
«Esta remisión
de la pena temporal debida por los pecados, perdonados ya en lo que se refiere
a la culpa, fue designada con el nombre ‘indulgencia'».
¿Cómo se
recibe?
El
documento El Don de la Indulgencia de
la Penitenciaría Apostólica nos indica que:
«Para lucrar
las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos
antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se
halle en estado de gracia».
Así
mismo, se debe comulgar y rezar por las intenciones del Papa, además de
realizar la obra indicada para ganarla. Sin embargo, en el caso de una persona
moribunda, todas las disposiciones pueden dispensarse.
Incluso, Indulgentarium Doctrina dice
que «el fiel podrá ganar esta misma indulgencia plenaria in articulo
mortis aunque en el mismo día haya ganado ya otra indulgencia
plenaria».
Indulgencia
plenaria in articulo mortis
El padre Felipe Vázquez comparte con Aleteia
que, cuando visita a algún enfermo, primero lo confiesa y le da la sagrada
comunión. En seguida, los unge con el óleo de los enfermos y después le da la
bendición apostólica y le concede la indulgencia plenaria in articulo
mortis.
Dice que es importante destacar que «esta hace efecto solo si la
persona fallece«.
La oración
En seguida, el padre comparte con nosotros la oración:
«Yo, por el poder que me concede la Santa Sede
Apostólica, te concedo la indulgencia plenaria y el perdón de todos tus
pecados, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Ahora que lo sabemos, debemos procurar pedir los sacramentos de la
Unción de los Enfermos, el Santo Viático y la bendición apostólica en el
momento de nuestra muerte o de alguna persona cercana, para asegurar su entrada
al Cielo.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia