Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, habla de la importancia de respetar el Derecho Internacional, pero también el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
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El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en audiencia con el Santo Padre - 26 de enero de 2024. (Vatican Media) |
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos insiste en el imperativo de respetar el derecho
internacional y los derechos humanos, expresa su preocupación por el impacto de
la tecnología en los conflictos, pide un alto el fuego en Medio Oriente y
condena la pena de muerte, al tiempo que aboga por un mundo basado en los
derechos humanos y la dignidad.
Hay normas que
se aplican en la guerra, un derecho internacional que debe respetarse, incluso
cuando se perpetra la violencia. "Desgraciadamente, estas reglas no se
respetan".
Volker Türk,
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, habla de la
importancia de respetar el Derecho Internacional, pero también el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. Pero para ello, el mundo necesita hacer
realidad el derecho a la paz. Este fue un tema de conversación muy importante
entre el Alto Comisionado y el Santo Padre durante su encuentro del viernes 26
de enero. "El Santo Padre es un defensor de la causa de los derechos
humanos en el mundo", dijo Volker Türk a Vatican News. "Hablamos de
los conflictos que asolan nuestro mundo y hablamos de los peligros de la
inteligencia artificial", afirma. "Sabemos que cuando se combinan las
plataformas de medios sociales y la inteligencia artificial generativa, esto
podría tener un impacto negativo en el espacio democrático porque se difunden
noticias falsas, desinformación, discursos de odio, y es muy importante
contrarrestarlo".
Historia
frente a IA
Pero esta
tecnología va más allá de afectar al habla y a la información. Empeora
conflictos ancestrales, creando situaciones paradójicas. "Vemos guerras
que se remontan al pensamiento del siglo XIX", afirma Türk, haciendo
referencia a la invasión rusa de Ucrania. Asimismo, si nos fijamos en lo que
está ocurriendo en Oriente Medio, "si se combina con la tecnología la
capacidad de hacer daño se multiplica".
"Y
tenemos una posición muy clara sobre las armas autónomas letales",
continúa. "Las armas autónomas letales son absolutamente contrarias a la
legislación sobre derechos humanos y no deberían utilizarse. Deben
prohibirse".
Türk reitera
la importancia de insistir constantemente en el marco normativo que debe
establecerse. Recuerda la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. "Aquello fue una promesa para el
mundo", sostiene, pero hoy tenemos más de 50 situaciones de conflicto
violento.
Deshumanización
en ambos bandos
Al hablar de
la situación en Oriente Medio, Türk describe la guerra entre Hamás e Israel
como "una tragedia sin paliativos". No podemos olvidar los terribles
atentados perpetrados por Hamás el 7 de octubre, y recuerda que en Gaza sigue
habiendo rehenes. Tampoco podemos ignorar que, desde ese día, "hemos
asistido a una increíble reacción del ejército israelí que ha provocado más de
25.000 asesinatos, el 70% de ellos de mujeres y niños". En Gaza también
hemos asistido en estos meses a la denegación de ayuda humanitaria, que
simplemente "no llega como debería". También hemos asistido a un
aviso de hambruna. "Todavía tengo colegas sobre el terreno que me dicen
que han perdido a miembros de su familia. Y eso lo oímos casi todos los
días", asegura.
La necesidad
de un alto el fuego
Lo más triste
es ver cómo ambos bandos se deshumanizan mutuamente", manifiesta Türk,
"y espero que los que están librando esta guerra entren en razón".
Esta guerra no sólo afecta a Israel y Palestina, "ya podemos ver las
tensiones con Líbano, y lo que está sucediendo en el Mar Rojo, junto con
tensiones más amplias en la región". El mundo no puede permitirse otra
guerra más amplia que la actual, advierte Türk. Está claro que
"necesitamos un alto el fuego".
Conflictos
olvidados
Mientras la
mirada de la comunidad internacional se centra en los conflictos de Ucrania y
Oriente Medio, muchos otros pasan desapercibidos, a pesar de que provocan
algunas de las mayores y más atroces violaciones de los derechos humanos.
Situaciones como Haití, con su guerra de bandas, o Sudán, Myanmar y Siria:
"Estos lugares ya casi no salen en las noticias y lo que me preocupa es
que dentro del conflicto y la violencia, aquí también hay una deshumanización
inherente del otro, y las consecuencias a largo plazo de la guerra son
terribles".
Türk aclara
que todas las violaciones de los derechos humanos tienen siempre un efecto
perjudicial. "No queremos que se produzcan violaciones bajo ninguna
circunstancia", pero hay ciertas violaciones que pueden considerarse
peores que otras. "Por eso hablamos de crímenes atroces, por ejemplo.
Hablamos de crímenes contra la humanidad. Hablamos de crímenes de guerra.
Hablamos de genocidio. Y hay definiciones jurídicas muy claras asociadas a
ellos. Por eso también tenemos el Tribunal Penal Internacional, que se ocupa
específicamente de los crímenes atroces, los crímenes de guerra, los crímenes
contra la humanidad y el genocidio".
La lucha
contra la pena de muerte
Al hablar de
deshumanización es imposible no abordar la violación de los derechos humanos
que sigue produciéndose en Estados Unidos. Hablamos de la muerte de Kenneth
Smith el 25 de enero. El condenado a muerte en el estado de Alabama fue la
primera persona en morir mediante gas nitrógeno. La ejecución duró unos 22
minutos y Smith pareció permanecer consciente durante algún tiempo. El hombre
ya había sufrido una primera ejecución el 17 de noviembre de 2022 tras ser
sometido a una inyección letal, a la que sobrevivió porque los verdugos no
habían logrado encontrar la vena. A partir de ese momento, Smith empezó a
sufrir ansiedad y depresión.
"Es
cruel. Está claro. No hay otra palabra para describirlo", dice el Sr.
Türk. "Francamente, la pena de muerte no debería tener cabida en el siglo
XXI". Türk se refiere no sólo a Estados Unidos, sino también a Irán, Irak,
Japón y todos los demás países que aún no han abolido esta forma de castigo.
"El Estado no debería ejercer ese poder de esa manera. No es lo apropiado
en este siglo. Y deberíamos superarlo. Sólo puedo pedir a todos los que tienen
alguna influencia sobre quienes quieren que esto siga ocurriendo que utilicen
esa influencia para poner fin a esta práctica de una vez por todas".
Una pendiente
resbaladiza
"En mi
calidad de Alto Comisionado para los Derechos Humanos, sabemos que incluso las
violaciones más pequeñas pueden dar lugar a otras más graves con el
tiempo", afirma Türk, quien añade que se trata de una pendiente
resbaladiza y que debemos ser conscientes de sus inicios para evitar que se
produzcan.
A medida que
más de 40 países se acercan a las elecciones generales del año 2024, la
esperanza es que los votantes de todos estos países se tomen muy en serio este
voto, que participen en las elecciones, "y que tengan en cuenta si los
programas de los partidos incluyen el respeto a los derechos humanos".
Esto, subraya Türk, es muy importante, "porque también vemos en los
partidos una tendencia al extremismo, una tendencia a la deshumanización de
otras personas en la cuestión de los refugiados, la protección de los
refugiados, la protección de los inmigrantes".
Mi esperanza,
añade, es que "si los partidos políticos intentan promover una actitud que
no se ajusta a los derechos humanos, el electorado lo tenga en cuenta".
El comienzo de
un mundo mejor
"El viejo mundo está muriendo.
El nuevo tarda en aparecer. Y en este crepúsculo nacen los monstruos".
Volken Türk
concluye citando a Antonio Gramsci. Este es el periodo de los monstruos,
explica. "Pero ya vemos los comienzos de un mundo mejor, de un mundo que
se basa fundamentalmente en los derechos humanos, que se basa fundamentalmente
en el respeto de la dignidad humana". Hay esperanza, concluye, y sin ella
no estaríamos en ninguna parte.
Francesca
Merlo
Vatican News