Los valores se transmiten a través del testimonio
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Reunido con los participantes en la
Asamblea General de Epa, una federación de asociaciones de padres, el Pontífice
les insta a cuidar a sus hijos y al mismo tiempo "estimularlos para que
maduren y sean autónomos", sin imponerles expectativas. Invita a
"transmitir una formación positiva en afectividad y sexualidad",
defendiéndolos de "amenazas" como el bullying, el alcohol, la
pornografía, los videojuegos violentos, las drogas.
"Convertirse en padres es una
de las mayores alegrías de la vida", que suscita "nueva energía,
impulso y entusiasmo". Así lo subrayó el Papa Francisco al reunirse con
los participantes en la Asamblea General de la Asociación Europea de Padres
(AEP), añadiendo que educar a un hijo "es una verdadera obra social,
porque significa formarlo en la relacionalidad, en el respeto al otro, en la
cooperación con vistas a un objetivo común, formarlo en la responsabilidad, en
el sentido del deber, en el valor del sacrificio por el bien común". En
cambio, si los niños "crecen como islas" son incapaces de "una
visión común". Están "acostumbrados a considerar sus propios deseos
como valores absolutos". Son niños "caprichosos" y la sociedad
"se deconstruye, se empobrece y se hace más débil e inhumana":
Por eso es necesario proteger el
derecho de los padres a criar y educar a sus hijos con libertad, sin que se les
obligue en ningún ámbito, especialmente en el escolar, a tener que aceptar
programas educativos reñidos con sus creencias y valores. Y ese es un reto muy
grande en estos momentos. Un reto muy grande.
La alegría de ser padres también
plantea "tareas educativas para las que a menudo no se está
preparado":
Por ejemplo: cuidar con cariño a
nuestros hijos y al mismo tiempo estimularles para que maduren y sean
autónomos; ayudarles a adquirir hábitos saludables y buenos estilos de vida,
respetando su personalidad y sus dones, sin imponerles nuestras expectativas;
ayudarles a afrontar con serenidad su escolarización. O también: transmitirles
una formación positiva en afectividad y sexualidad; defenderles de amenazas
como el acoso escolar, el alcohol, el tabaco, la pornografía, los videojuegos
violentos, el juego, las drogas, etc.
Los valores se
transmiten a través del testimonio
A continuación, el Pontífice
explicó que estas tareas educativas se inscriben en un contexto cultural, al
menos en Europa, "marcado por el subjetivismo ético y el materialismo
práctico":
La dignidad de la persona humana se
afirma siempre, pero a veces no se respeta realmente. Los padres pronto se dan
cuenta de que sus hijos están inmersos en esta atmósfera cultural. Lo que
"respiran", lo que absorben de los medios de comunicación, está a
menudo en contradicción con lo que se consideraba "normal" hace
apenas unas décadas, pero que ahora parece que ya no lo es. Por eso, los padres
se ven obligados a mostrar cada día a sus hijos la bondad y la racionalidad de
opciones y valores que ya no pueden darse por sentados, como el valor mismo del
matrimonio y de la familia, o la opción de acoger a los hijos como un don de
Dios. Y esto no es fácil, porque se trata de realidades que sólo pueden
transmitirse a través del testimonio de vida.
Educar es
humanizar
Ante estas dificultades que pueden
ser "desalentadoras", los padres deben "apoyarse
mutuamente" y encender la "pasión por la educación":
"Educar -dijo el Papa- es humanizar, es hacer al hombre plenamente hombre.
Es verdad, la cultura ha cambiado,
pero las necesidades del corazón, del corazón humano conservan un núcleo
inmutable que tarde o temprano aflora también en los niños. Debemos partir
siempre de ahí. Dios mismo ha inscrito en nuestra naturaleza las exigencias
irreprimibles del amor, de la verdad, de la belleza, de la relacionalidad y de
la entrega, de la apertura al tú del otro y de la apertura al Tú trascendente.
Estas necesidades del corazón son poderosas aliadas de todo educador.
Sacándolas a la luz, aprendiendo a escucharlas, tampoco nuestros hijos tendrán
dificultad en ver lo bueno, el valor de las propuestas educativas de sus
padres.
Ayudar a los
hijos a descubrir la positividad de la existencia
Pero, ¿cuándo se puede considerar
exitosa la tarea educativa de los padres? El discurso del Papa Francisco a los
participantes en la Asamblea General de la Epa se orienta también por esta
pregunta, que encuentra su justo aterrizaje en estas palabras:
Cuando los hijos descubren la
positividad fundamental de su existencia, de su ser en el mundo, y cuando,
fuertes en esta convicción, afrontan la aventura de la vida con confianza y
valentía, convencidos de que también ellos tienen una misión que cumplir, una
misión en la que encontrarán su realización.
Ser todos un
don para el mundo
El cumplimiento de la tarea
educativa presupone, por tanto, un descubrimiento fundamental: el del
"gran amor de Dios por nosotros". "Quien descubre que en la raíz
de su propio ser está el amor incondicional de Dios Padre -dijo Francisco- reconoce
también que la vida es buena, que nacer es bueno y que amar es bueno.
Dios mismo me
ha hecho un don bueno y yo mismo soy un don para mis seres queridos y para el
mundo, y todos pueden decir esto. Esta certeza ayuda a no vivir movidos sólo
por una tendencia degradante "a salvar", en la preocupación constante
de preservarme, de no implicarme demasiado, de no ensuciarme las manos. Y estas
son trampas...
Amedeo Lomonaco - Ciudad del
Vaticano
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