Mucho se habla de ellos, pero poco sabemos sobre el importante servicio que brindan a la Iglesia Universal
![]() |
Aleteia |
El exorcismo es un sacramental
que la Iglesia católica usa en casos especiales para ayudar a la persona que
está bajo el influjo de un demonio. Al sacerdote que lo lleva a cabo se le
denomina exorcista y debe cumplir requisitos muy específicos. Esto dice el
Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1673:
Cuando la Iglesia pide
públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un
objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su
dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó, de Él tiene la Iglesia
el poder y el oficio de exorcizar (…) El exorcismo solemne llamado «el gran
exorcismo» solo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del
obispo.
¿Posesión o enfermedad mental?
Por eso, el ministerio del
exorcista requiere mucha cautela, pues puede encontrarse con casos en los que
ocurre que la persona esté afectada por una enfermedad mental, y hay que saber
distinguirlo.
Pero lo que realmente importa es
que el exorcista pone en práctica el mandato del Señor Jesús:
«Jesús convocó a sus doce
discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar
cualquier enfermedad o dolencia» (Mt 10,1).
Fuente: Aleteia