Ella sirve con la música y los jóvenes; los niños, monaguillos.
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El diácono permanente Vicente Nieves y su esposa, ambos policías y volcados en la parroquia. Dominio público |
Vicente es teniente y el director de
Educación Continua de Carolina para policías. Por ejemplo,
recientemente ofrecen formación especializada, por ejemplo, para atender mejor
casos de violencia doméstica.
Entró
en la policía de Puerto Rico con 20 años de edad en 1996. "Hoy tengo el rango de teniente
primero. Ahora mismo estoy sirviendo en un centro de educación de la
Policía, que es lo que tiene que ver con la reforma de la política en Puerto
Rico. Ahí se adiestra a
los nuevos policías en armas menos letales y otros adiestramientos que
se les están dando constantemente a la policía para su mejoramiento personal y
su educación continua", detalló, entrevistado en Aleteia.
Contra la violencia en la sociedad
Como
todos los policías, se ha encontrado en circunstancias desagradables. Recuerda,
por ejemplo, un disturbio en el que él y sus compañeros tuvieron que utilizar gases lacrimógenos y
dispersar a "personas que estaban queriendo interferir con la labor de la
policía".
Peor
es la situación del narcotráfico,
que provoca muchas muertes y asesinatos. "Cuando arrestan a
alguna persona que vende droga y los otros quieren tomar poder, eso suscita que
haya guerra de bandos", advierte. "Y la violencia doméstica, que lamentablemente es algo familiar que
está ocurriendo mucho", señala como otra fuente de violencia.
Se
enfrenta a todo eso con su entrenamiento, disciplina y las herramientas de la
policía. Y también considera
sus herramientas la oración y el Santo Rosario, dice.
Un tiempo alejado de la fe
Nieves
fue educado en el catolicismo en su infancia, pero se alejó de la Iglesia más
adelante. En 2006 conoció
a la que hoy es su esposa, que ya estaba también en la policía. "Yo no sabía que era católica y
en un momento dado ella me
invitó a la fiesta de la parroquia. Y yo, como siempre tenía ese deseo
de volver a la iglesia, acepté la invitación. Desde ese año comencé a asistir a
la iglesia con ella hasta que nos casamos y seguí creciendo en ese amor por la
iglesia, por Dios y por el servicio policial y por la Iglesia", explica.
El ejemplo de sacerdotes generosos
El
paso al diaconado permanente fue gradual. "Yo participaba con los lectores de la parroquia y también
ayudaba en todo lo que se requería, como en Semana Santa u otros
momentos, incluso en el servicio en la limpieza de la iglesia", recuerda.
Fue conociendo cosas sobre el diaconado, pero durante varios años no pensó
seriamente en esa opción porque le dijeron que en Puerto Rico la Iglesia
requería al menos 10 años de matrimonio.
Ya
en 2012 consultó al párroco sobre el asunto, y él y su esposa empezaron a
reflexionar, discernir y formarse al respecto, hasta que fue ordenado en 2018.
"Yo quería darle más de mí al Señor,
entregarme más, y yo tenía [como modelos] la figura de dos sacerdotes que
eran jóvenes, el padre
Quique, director de Cáritas Puerto Rico, y también tenía al de los medios
sociales, al padre Milton
Rivera. En aquel entonces uno era contable y el otro era abogado y viendo
su figura y su entrega, de que dejaron todo teniendo sus carreras, por
entregarse al Señor, que yo sea diácono es nada. Sus ejemplos y testimonios me
llevaron a dar ese paso sin pensarlo mucho", explica.
Policía y diácono: mayor ejemplaridad
Sus
superiores en la policía no vieron ningún problema en su paso al diaconado
permanente y le facilitaron con turnos y horarios en algunas ocasiones
especiales para los días de formación.
Considera
que el diaconado también le ha ayudado en los últimos años en su vocación
policial, "en la
disciplina, en el carácter, en la responsabilidad, porque tengo que
dar un buen testimonio, más que otra persona en el servicio de la
policía". "Tengo que hacer
equipo. Tengo que ser ejemplar y tener una conducta intachable",
reconoce.
La
fe y el ministerio ayudan a mantener una vida de servicio y orden, pero en los
momentos de peligro, aunque se encomienda a Dios con fe, dice que confía en el
entrenamiento y la metodología policial. Además, señala, la adrenalina bloquea
el miedo en el momento en sí.
Toda
la familia está muy implicada en la parroquia. Los tres niños son monaguillos. Su esposa se encarga del
ministerio de música en la parroquia, es catequista y participa en el ministerio de jóvenes. "La familia está más unida
porque siempre estamos juntos sirviendo al Señor", asegura.
Añade
que su esposa "siempre ha sido devota de la Madre Teresa de Calcuta". "A mí siempre
me ha impactado la historia de san Damián de Molokai", comenta.
G. de A.
Fuente: ReL