Entre su labor pastoral también se encuentra el acompañamiento a jóvenes: unos cuarenta abrazaron su vocación al sacerdocio y la vida religiosa.
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| Decenas de fieles despidieron efusivamente al misionero Fernando Cintas Rosa. Dominio público |
Otros, en Salvatierra (Badajoz, España), por verle regresar a su
tierra natal, tras cuarenta años de misión, evangelización y entrega a los más necesitados
de la prelatura de Yauyos.
Con motivo de su regreso, el obispo de Yauyos-Cañete, Monseñor
Ricardo García García, sacerdotes de la prelatura y el mismo Cintas Rosa
celebraron una Santa Misa
de acción de gracias el pasado domingo 17 de septiembre en la iglesia parroquial
de Mala, donde el misionero dedicó tres de las cuatro décadas en Perú.
Nacido en Salvatierra de los Barros el 6 de octubre de 1951 en una
familia de cuatro hermanos -dos sacerdotes-, fue ordenado el 12 de junio de 1976.
Poco después, el sacerdote se trasladó a Perú en agosto de 1984, a la Prelatura de Yauyos,
donde residió hasta su regreso a España este jueves.
En Perú ha ejercido su labor pastoral en el Seminario Menor, en
San Vicente de Cañete, Mala y Matucana.
En este último lugar atendió a multitud de fieles, caseríos y
hogares desperdigados por escarpados
cerros y colinas a las que subía a pie para poder llevar los sacramentos a
todos los rincones. Allí también ejerció como director del colegio de
secundaria San Juan Bautista.
En la parroquia San Pedro de Mala estuvo de marzo de 1985 a marzo
de 1989 y de abril de 1998 a septiembre de 2023, compaginándolo con su atención
a los feligreses de Asia y Coayllo.
En esta parroquia ha llegado a administrar más de 18000 bautismos, 9000
confirmaciones y 1600 matrimonios y ha acompañado a cientos de
enfermos en sus últimos momentos, administrándoles el sacramento de la Unción
con previa confesión y comunión.
Entre su labor pastoral también se encuentra el acompañamiento a
jóvenes: unos cuarenta
abrazaron su vocación al sacerdocio y la vida religiosa.
Durante muchos años ha ejercido la docencia, beneficiando a varias
generaciones de jóvenes a través del curso de religión en la Institución
Educativa Pública Dionicio Manco Campos y ha administrado el Colegio parroquial
“Apóstol San Pedro” de Mala.
La labor social no se queda atrás, habiendo canalizado las obras
de misericordia a través del comedor que erigió en una zona periférica de Mala,
con la ayuda de amigos en España.
Entre otros cargos, ha sido Presidente de la Comisión del Clero de
la Prelatura, Decano del Decanato V de la Prelatura de Yauyos, Vicario
Episcopal y Vicario Episcopal de Religiosas, miembro del Consejo presbiteral de
la Prelatura, del Colegio de Consultores, del Consejo de Asuntos Económicos y
del Consejo de Órdenes de la Prelatura. También ha llevado la dirección de
seminaristas y sacerdotes y ha sido confesor de las religiosas que trabajan en
la Prelatura.
Como recogen los documentos que repasan su vida en Perú, se le
recuerda como "un sacerdote
ejemplar y muy querido" allí donde ha ejercido su ministerio durante
40 años de intensa labor sacerdotal. Decenas de fieles le despidieron con
alegría antes de su regreso a España, inundando los perfiles de redes sociales
con imágenes y mensajes de la fiesta que prepararon.
J.
M. C.
Fuente:
ReL
