La plataforma fue creada por Longbeard, una empresa de tecnología con sede en Roma, que se dedica al mercadeo digital y al diseño y desarrollo de productos digitales
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Inteligencia Artifical | Créditos: Shutterstock |
Magisterium AI es
una nueva plataforma de inteligencia artificial que, según su página web,
“hace accesible como nunca antes la enseñanza de la Iglesia Católica” y que
—como su mismo nombre lo indica— está entrenada con documentos del Magisterio
eclesial.
Se puede leer
también: “Con una red cada vez más amplia de socios de todo el mundo y
acceso a fuentes únicas de información católica que aún no están disponibles en
la web, seguimos ampliando la base de datos de formación de Magisterium AI para
hacerla más inteligente y útil”.
La plataforma
fue creada por Longbeard, una
empresa de tecnología con sede en Roma, que se dedica al mercadeo digital y al
diseño y desarrollo de productos digitales. Entre la cartera de
clientes de esta empresa están algunos organismos de la Santa Sede,
como el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la
Fundación del Observatorio Vaticano; también reconocidas marcas del mundo
católico como la Arquidiócesis de Los Ángeles, el ministerio Word on Fire y
los Caballeros de Colón.
Según la
información de su website, Magisterium AI puede ser útil para
explicar complicados conceptos teológicos en un lenguaje simple, así como para
responder preguntas o contextualizar información y para el análisis primario de
fuentes. En cuanto a los sacerdotes, puede servirles para preparar sus
homilías.
Así mismo, la
plataforma ofrece la posibilidad de “practicar conversaciones”, y explica que
esa función puede ser de gran provecho a los usuarios “que estén estudiando
para ingresar en la Iglesia o preparándose para los sacramentos, ya que pueden
utilizar Magisterium AI con el propósito de simular conversaciones
que podrían mantener con clérigos u otras personas”.
La plataforma
se encuentra en versión beta y, aunque está optimizada para ser utilizada en
inglés, puede también responder en varios idiomas, que incluyen: español,
francés, alemán, italiano, ruso, chino, portugués, holandés y coreano.
Naturalmente, las probabilidades de encontrar errores en las respuestas no
escritas en inglés son mayores.
De igual forma,
los desarrolladores advierten que, aunque Magisterium AI puede
aportar información y contextos valiosos, “no debe ser el único recurso para
alguien que trata de entender las enseñanzas católicas”, y agregan que “siempre
es bueno consultar fuentes autorizadas, entablar debates con personas y líderes
de la Iglesia bien informados, y leer fuentes primarias como el Catecismo de la
Iglesia Católica”.
“La
Inteligencia Artificial no tiene hondura humana”
Mauricio
Artieda, director general de Catholic-Link y experto en estas realidades, a través
de un video en
cuenta de Instagram, destacó que Magisterium AI “es un gran
avance”.
Artieda
manifestó a ACI Prensa que la plataforma es confiable y segura ya que “no puede
inventar información, ni va a confundir a la gente, porque saca sus respuestas
elaborando, conectando y relacionando ideas con base en su entrenamiento que
consta de más de 2.000 textos de la Iglesia Católica”.
Sin embargo,
puntualiza que “todas las inteligencias artificiales se encuentran en las
primeras etapas de su desarrollo, por eso pueden equivocarse”, y agrega que “el
usuario tiene el trabajo de corroborar que esa información sea correcta”.
Para
Artieda, Magisterium AI es muy atractiva, pues “no teníamos una
plataforma de este tipo, cerrada y completamente católica”. Además, —añade—
“las ventajas de la inteligencia artificial son muchas y depende de cada una de
las herramientas”. El director general de Catholic-Link está convencido de que
con estas nuevas tecnologías se rompen muchísimas barreras que se le
presentaban a la evangelización.
“Es un gran
ahorro de tiempo el hacer una pregunta y que, en cuestión de segundos, la
inteligencia artificial me diga en cuál documento de la Iglesia está lo que
estoy buscando”, hace notar. “Estas herramientas, en conjunto con la mente
humana, van a desarrollar mucho más la riqueza intelectual de la Iglesia”,
agrega.
Por otro lado,
Artieda piensa que hay que ser cuidadosos con la inteligencia artificial,
pues “si no la limitamos, puede causar muchos estragos”. Y refiriéndose a
las funciones creativas de estas plataformas, indica que es posible que creen
“falsificaciones profundas (deep fakes), que hay que saber regular” porque
“pueden ser utilizadas para el mal”.
De igual
manera, se refiere con cautela a las “funciones humanas” de estas herramientas,
afirmando que, en el futuro, la inteligencia artificial podría sustituir a las
personas para realizar tareas tan delicadas como “criar a los hijos o impartir
justicia”. Conviene destacar, opina, que estas plataformas “nunca van a poder
entender lo que es la misericordia, por ejemplo. Ahí es cuando tendríamos
problemas realmente serios”. Si en algún momento “tratamos de atribuirle
funciones humanas a la inteligencia artificial, vamos a terminar por
deshumanizarnos”, puntualiza.
“No hay que
tenerle demasiado miedo a la inteligencia artificial”, concluye Artieda,
“debido a que su creatividad es limitada porque no está respaldada por
experiencias ni por emociones. Le falta la hondura humana”.
En el marco de
los esfuerzos de la Sede Apostólica por promover el uso responsable de esta
herramienta, “que es más urgente que nunca ahora que tiene un impacto cada vez
más profundo en la actividad humana”, la inteligencia artificial será el tema
del 57a Jornada Mundial de la Paz de 2024, que tendrá lugar el 1 de enero
del año entrante, según anunció el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo
Humano Integral.
Según el Dicasterio, "el Papa Francisco llama a un diálogo abierto sobre el significado de estas nuevas tecnologías, dotadas de un potencial disruptivo y de efectos ambivalentes", y resalta "la necesidad de estar vigilantes y de trabajar para que en la producción y uso de tales dispositivos no arraigue una lógica de violencia y discriminación, a expensas de los más frágiles y excluidos: la injusticia y las desigualdades alimentan conflictos y antagonismos".
Por Andrés Henríquez
Fuente: ACI
Prensa