San Alfonso María de Ligorio, cuya fiesta se celebra este 1 de agosto, dejó escritos varios ejemplos de cómo la Virgen consuela antes de morir y obtiene la salvación de sus devotos. Aquí te compartimos 3 relatos.
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Virgen María Inmaculada. Crédito: Renata Sedmakova - Shutterstock |
1 La pastorcita pobre
Entre los
ejemplos que presenta para corroborar la ayuda mariana está el de una
pastorcita que solía visitar una ermita en el monte. Allí había una imagen de
la Virgen que adornaba con lo que tenía, en medio de su pobreza. No obstante,
la joven cayó enferma.
Dos religiosos
que iban por aquella zona se detuvieron a descansar y tuvieron una visión.
Observaron a unas doncellas que acompañaban a una mujer majestuosa. Uno de
ellos le preguntó quién era y a dónde iba. La hermosa señora le indicó que era
la Madre de Dios y que iba a la próxima aldea a ver a una pastorcita moribunda
que la visitaba.
La visión
desapareció y los consagrados se fueron a buscar a la joven. Cuando la
encontraron, ella les pidió que rogaran a Dios para que vieran la compañía con
la que estaba.
Los religiosos
se arrodillaron y observaron cómo la Virgen la consolaba. Luego, en medio del
canto de las doncellas, María hacía ademán de ponerle una corona y el alma de
la pastorcita se fue al cielo con nuestra Señora.
2. La moribunda abandonada
San Alfonso
también cuenta que en una ocasión un sacerdote fue a llevar el viático a una
moribunda abandonada. Al entrar en su pobre habitación, vio cómo todo se
iluminaba y que la Virgen María la consolaba.
La Madre de
Dios le pidió al desconcertado sacerdote que ingrese y le acercó un asiento
para que escuche la Confesión de su devota. La moribunda se confesó, comulgó y
murió dichosa en los brazos de nuestra Señora.
3. La pecadora empedernida
El Santo Doctor
de la Iglesia también describe el caso de una mujer llamada María que fue una
pecadora empedernida hasta su ancianidad. Por ello fue desterrada de su pueblo,
en el que también vivía una Sierva de Dios de nombre Sor Catalina de San
Agustín. Esta religiosa solía rezar por todos los que fallecían.
María se fue a
vivir a una cueva y terminó muriendo sola. Cuatro años después, el alma de la
pecadora se le apareció a Sor Catalina y le reclamó que no había rezado por
ella.
La religiosa no
la reconoció y el alma le dijo que era la que había muerto en la cueva. Sor
Catalina le preguntó si se había salvado y ella le contestó que sí, gracias a
la Virgen. Entonces, la anciana contó que antes de morir suplicó
encarecidamente el auxilio mariano.
La Madre de
Dios le obtuvo un acto de contrición y por eso se salvó. No obstante, fue a
parar al purgatorio, pero la Virgen también le consiguió que sus sufrimientos
se abreviaran. Por eso fue ante Sor Catalina para que mande a celebrar Misas en
su nombre y así poder ir pronto al cielo. A cambio, la anciana le prometió a la
Sierva de Dios que rezaría siempre por ella.
Muchos otros
impresionantes ejemplos cuenta San Alfonso María de Ligorio sobre la
intercesión de la Virgen María por sus devotos.
Por Abel
Camasca
Fuente: ACI