El P. Javier Pastor Marina tiene 24 años. Es el presbítero más joven de España y pese a la creciente secularización en el país, no cree que ser sacerdote sea ahora más difícil que en otras épocas: “Yo temo más el éxito que al fracaso”, ha dicho.
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El P. Javier Pastor celebrando Misa. Crédito: Familia Pastor |
A su juicio, es el modo en que los sacerdotes de hoy
asumirán “con más pureza los desafíos, las parroquias que reanimar y los
corazones que sanar”, describe.
El joven, una rara avis si se tiene en
cuenta que hay menos de 1000 seminaristas en
España, fue ordenado presbítero el pasado mes de mayo en la
catedral de Madrid por el Arzobispo Emérito, Cardenal Carlos Osoro.
Para
ello, el Purpurado tuvo que decretar una dispensa por edad, ya que el mínimo
establecido es de 25 años.
“De la primera
Misa recuerdo mi voz entrecortándose en las palabras de la consagración. Cuesta
mucho explicar qué pasa por la cabeza del sacerdote en ese momento”, reconoce
el joven presbítero.
El P. Pastor
expresa que en ese momento crucial de su primera Eucaristía las palabras
sagradas se dicen “de forma inconsciente, porque más que comprenderlas, las
contemplas. Más que pronunciarlas, las escuchas”.
Pero antes de
llegar a este momento, el joven misacantano ha realizado un largo y precoz
recorrido que comenzó cuando ingresó a los 17 años en el Seminario
Internacional Bidasoa (Navarra), donde permaneció tres años.
De aquella
experiencia, destaca que sobre todo el inicio fue “muy peculiar” al coincidir
con cerca de un centenar de personas “de más de veinte países distintos”. Ello
le permitió descubrir poco a poco “el tesoro que es cada persona y su
cultura”.
Al cabo de tres
años, continuó su formación en el Seminario Conciliar de Madrid, archidiócesis
en la que está incardinado. Allí pasó cuatro años de formación, incluido el
período de diaconado.
De ellos
destaca la amistad cultivada con los otros seminaristas: “Ahí se forjan
amistades que durante este tiempo que llevo fuera del seminario me han dado la
vida. ¡Qué importante es rodearse de buena gente que te quiera!”.
El pasado 6 de mayo, recibió el sacramento del Orden en grado
presbiteral, con un pensamiento grabado en el alma: “Cuánta ilusión me hacía
agradar a Jesús con todo esto. Y le pedía a Él y a su Madre que fuera fiel para
siempre; jamás fallar a este compromiso de amor que no había hecho más que
empezar”.
Desde
entonces, atiende a las almas que se le han encomendado en la parroquia de El
Buen Pastor y Nuestra Señora del Consuelo en el barrio de Vallecas, al sur de
la capital española.
Esta
tarea la afronta con la convicción de que “el reto no es que ellos sepan cómo
querer a Jesús, sino que los sacerdotes sepamos cómo los quiere a ellos Jesús.
Así no imponemos nuestros criterios y el pueblo de Dios se acerca
verdaderamente a su Señor”.
De su corta experiencia, el P. Pastor ya ha sacado
algunas conclusiones sobre la labor pastoral con jóvenes como la importancia
del deporte de cara a “ganar a la gente para Dios” y que hay que hablarles “de
la verdad del Evangelio sin engaños, pero con mucha paciencia y prudencia”.
También es un buen aprendizaje descubrir la
importancia de “promover la Confesión y explicar bien los signos y momentos de
la Misa, para que no se aburran, sino que se llenen de afecto porque la conocen
mejor”.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI