La parroquia Santa María del Silencio de la Archidiócesis de Madrid acaba de inaugurar su jubileo particular al cumplirse los 50 años de su creación por el Cardenal Vicente Enrique y Tarancón, Arzobispo de Madrid, en 1973.
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Fieles de la parroquia Santa María del Silencio en Madrid. Archidiócesis de Madrid. Dominio público |
Su primer encargado fue el P. Jesús
Ayerra.
Su antecedente más inmediato se encuentra en la labor
desarrollada por el Centro Diocesano de Pastoral del Sordo alentado por Mons. Casimiro
García Morcillo, Arzobispo de Madrid, en los locales de la parroquia dedicada a
Nuestra Señora de los Ángeles.
Allí es donde se celebraban las primeras Misas y se impartían
los sacramentos hasta su traslado a la actual parroquia, dedicada a Santa María
del Silencio, en el año 2012.
Se trata de un edificio imponente en el centro financiero de
Madrid, obra del reputado arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hospital
de beneficencia y fue regentado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y
las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Tras la Guerra Civil (1936-1939) se convierte en hospital
militar. En los años 60, queda abandonado y la parte hospitalaria se transforma
en la sede de un organismo público regional.
La capilla se convirtió en la parroquia dedicada a la Madre del
Divino Pastor y San Francisco de Paula hasta que cayó en desuso.
Según informa el Arzobispado de Madrid, este espacio fue
utilizado por los obispos durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2011,
hasta que el Cardenal Antonio María Rouco Varela decidió que se instalara la
parroquia Santa María del Silencio.
El actual párroco, P. Ignacio (Iñaki) Gallego, explicó durante
los actos de inauguración del año jubilar que el objetivo de esta celebración
es “crecer, aumentar en alegría, en paz. Pero especialmente en ser testigos de
la alegría de Jesús. Eso es lo importante”.
“Cuando conocemos a Jesús, las cosas cambian. La alegría y la
paz está en nuestro corazón aunque tengamos muchos problemas”, subrayó.
Por su parte, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro,
predicó durante la celebración de la Eucaristía que inauguró el año jubilar que
“el Señor nos ha elegido a hombres y mujeres de toda condición para que
mostremos con nuestra vida que el Hijo de Dios ha venido a este mundo”.
El
Purpurado deseó que el año jubilar sea “un momento de renovación espiritual, de
renovación de vida, de apertura a todas las situaciones en las que estén los
hombres y vivan los hombres, y de las cuales se necesite también entregar una
luz de la fe y del amor”.
Por
Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI