José María Sauras, inspector de Policía jubilado, periodista y abuelo, será ordenado sacerdote este domingo a los 72 años junto con otros cinco diáconos en Oviedo
Seis nuevos pastores para una Diócesis
con crisis de vocaciones. Entre ellos, el ovetense Jesús del Riego (25 años) y
el madrileño José María Sauras, nacido hace 72 y retirado como inspector jefe
del Cuerpo Nacional de Policía.
Jesús del Riego -el benjamín de esta nueva hornada de curas- lo tuvo claro desde bien joven, como contó ayer en su presentación oficial ante la sociedad asturiana. «Con catorce o quince años descubrí mi vocación y después tuvo que pasar un tiempo para aterrizarla», recordaba quien ingresó en el Seminario nada más concluir el Bachillerato.
Una
juventud que no impide que llegue al sacerdocio con un objetivo perfectamente
trazado: «El reto que tenemos es volver a mostrar el rostro de Dios a la gente
de nuestro tiempo, porque muchas veces tenemos una imagen suya distorsionada,
un poco dura, y no la de un padre que nos acoge a todos». Y eso es lo que
piensa hacer a pesar de que -como a todos- a veces le asalte alguna duda: «Si no
tuviese cierto temor a equivocarme, sería un temerario, pero confío en Él».
Una
sensación que comparte el veterano de la promoción, José María Sauras (viudo,
dos nietas), quien lo supo «después de muchas peleas» internas y cuando su
mujer estaba en el lecho de muerte.
«El pensamiento
me llegó nada más fallecer ella. Se repetía una y otra vez e hizo que incluso
me enfadase conmigo mismo. Hasta que se lo comenté al arzobispo y, cuando yo
pensaba que me iba a decir que no por la edad, me dijo que sí», relataba este
hombre que atesora varias vidas, porque, tras licenciarse en Ciencias de la
Información en la Complutense, fue funcionario durante casi cinco décadas,
ejerciendo como responsable de prensa de la Jefatura Superior de Policía de
Oviedo, además de casarse y tener tres hijos que acogieron la noticia de que
quería meterse a cura «con mucho cariño y mucho respeto»: «Desde el principio,
me dieron todo el apoyo del mundo. Y, si yo vivo un momento de extraordinaria
felicidad, ellos también están felices y orgullosos. Así que, ahora, paciencia
y barajar». Aunque tampoco faltan en la familia -admite- «las tomaduras de
pelo»: «El otro día bromeaban diciéndome que, a partir de ahora, todo el mundo
me va a llamar padre, a lo que yo les contesté que era verdad, pero que solo
ellos me podrían llamar papá».
Y de esa misma
felicidad poco comparable a nada hablaba Alfonso López (ovetense, 47 años),
quien estudió Derecho y trabajó en la empresa familiar de muebles mientras se
vinculaba a los Cursillos de Cristiandad. O José Javer Alumbreros (Alcalá de
Henares, 33 años, con estudios en Ciencias de la Actividad Física y del
Deporte), que un día se dio cuenta de que «las ideas que tenía de joven, lo de
formar una familia», no eran para él.
«Querer ser
sacerdote es descubrir que el plan que Dios tiene para ti es lo que te hace
feliz», contaba quien celebrará su primera misa en la parroquia gijonesa de San
Lorenzo el próximo 31 de mayo. También una parroquia gijonesa (la de San José)
será el primer destino de Jhon Steven Rivas, natural de Colombia y llegado a
Asturias con solo siete años, donde sintió «la llamada a los diez, tras la
Primera Comunión».
Su compatriota
Andrés Camilo Cardozo (31) decidió tras un retiro con Lumen Dei, como él,
«dejar de lado el ego y los estereotipos», además de su empleo como docente en
un instituto público, donde trabajaba tras estudiar Informática y Filosofía. Y
es que «Dios a veces se pone intenso y era una cosa que no me podía sacar de la
mente y el corazón». «Contento e ilusionado», confiesa -eso sí- «un poco de
miedo a defraudar. Sobre todo, a mí mismo. Es el mismo miedo que te entra
cuando te casas y piensas si de verdad es ella o no».
En su madre, pendiente de un
trasplante hepático a miles de kilómetros y de quien aprendió «la entrega y el
servicio», no hay vacilación. «Ella solo me ha dicho: 'Hijo, no vengas. No
vayas a dejar de ordenarte por mí'».
Azahara Villacorta
Gijón
Fuente: El Norte de
Castilla