Se aceleran las causas de Ana Ponce de León, Antonio Rangel y María del Prado Almagro
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Dominio público |
¿Pero
quiénes eran estas tres figuras andaluzas de nacimiento, o de adopción, con
fama de santidad?
Monja, viuda... y mujer libre
Ana
Ponce de León nació en Marchena (Sevilla), en 1527 y fue hija de los
primeros duques de Arcos. Huérfana a los tres años, tuvo siempre una gran
inclinación espiritual, sin embargo, a los catorce años fue obligada a casarse con el conde
de Feria, don Pedro Fernández de Córdoba. Con él tiene a su hija Catalina, y en
1552 enviuda, negándose a
casarse de nuevo.
La
viuda deseaba ser laica
recogida en oración, vinculándose a algún monasterio bajo la obediencia de
su confesor, San Juan de Ávila. Una idea demasiado rompedora para la época. El santo se niega y le
obliga a prestar obediencia a su suegra y marquesa, manteniéndola así sometida
a los intereses señoriales. Ante esta propuesta, Ana decide hacerse monja y entra en Santa Clara de Montilla (Córdoba).
Por
aquel entonces, Ana Ponce de León ya tenía experiencias místicas y se sentía una mujer libre
de seguir lo que Dios le iba diciendo en cada momento. Un día, estando
encerrada en el convento, para reflexionar y rezar, Dios le dijo que tomara el hábito. Salió de la celda, se
encontró con la maestra de novicias y le pidió un hábito para probárselo; se lo
puso y declaró que no
pensaba quitárselo. Sin poder comentarle la decisión a su confesor y
saltándose todas las reglas de familia, la noble se empeñó así en ser monja.
Aquello
no gustó demasiado a la abadesa, pero Ana inquirió en que ella debía la máxima obediencia a
Dios. San Juan de Ávila, el confesor, salió entonces en su defensa con unas
encendidas palabras sobre el valor de lo que se alcanza por la oración y de la libertad femenina por encima de
las ataduras familiares, siendo superior la obligación hacia una misma y
hacia la propia alma.
Al
profesar, tomó el nombre Ana de la Cruz. Como monja, fue ejemplar en la observancia de la regla
y muy humilde en todo, pedía que no se le llamara señora y que fuera tratada
como las demás monjas. El propio nuncio le dio permiso para no aceptar ningún cargo,
ni siquiera por obediencia. Se dedicaba a los oficios más humildes, recoger
basura o cargar ladrillos cuando había obras.
Las
rigurosas mortificaciones
a las que se sometía eran constantes y la abadesa le ordenó cesar a
medianoche por el daño que provocaban en su salud. A veces, se convertían en
sueños y sor Ana despertaba
hablando con Jesucristo o llorando. Ana Ponce de León recibió en vida una
sabiduría divina especial que registró por escrito, y tuvo visiones como la del
Corpus en el cielo.
Apostol de los mendigos
Antonio
Rangel Macías nació el 3 de agosto de 1946, en Sanlúcar de
Barrameda (Cádiz). A los 12 años comenzó a sentir la vocación, pero no se lo planteó en serio hasta
los 16. Cuando lo manifestó en casa, su padre se opuso rotundamente: tan
así, que no se atrevió a insistir sobre el tema. Continuaba
relacionándose con los Hermanos de San Juan de Dios y, en una ocasión, uno de
ellos le regaló un folleto
que se titulaba: "Tú puedes ser héroe".
Ingresó
en el postulantado en abril de 1969, y pasó al noviciado en septiembre de ese
mismo año. Como novicio, Málaga (España) acentúa su vocación de Hermano hospitalario. Hace su
profesión solemne en Caracas (Venezuela) el 8 de marzo de 1978, y durante su
vida de hermano realiza
labores de enfermero y radiólogo en diferentes destinos.
El Albergue
San Juan de Dios de Quito (Ecuador) fue la gran obra de su vida, a la
que destinó todas sus fuerzas y oraciones. "Soy un hermano que siente
la pobreza extrema de cerca, que la viví y la vivo en carne propia". El albergue
está cerca del centro colonial de la ciudad y acoge a 400 personas sin hogar.
Murió
en 2003, tras un transplante fallido de hígado, a los 57 años de edad, y 32 años de vida religiosa. El 19 de
octubre del año 2003, domingo del Domund: mientras en Roma el Papa Juan Pablo
II beatificaba a la Madre Teresa de Calcuta, en Jerez de la Frontera (España)
se celebraba la eucaristía
y el entierro del hermano Antonio Rangel.
Madre de niñas sin hogar
María del Prado Almagro
Roldán nació
en Miguelturra (Ciudad Real), el 17 de noviembre de 1932. Tras 20 años de
apostolado por toda España inicia
en Málaga y Córdoba la acogida de menores, y el 3 de junio de 1978 es
reconocida esta Obra por la Iglesia de Córdoba, con el nombre de Hogar de Nazaret. Almagro, junto con ocho
compañeras más, se consagraron en la Iglesia de la Encarnación de Córdoba el 8
de diciembre del mismo año.
María
del Prado descubrió el mundo de la infancia necesitada y se unió a un grupo de
mujeres que regentan un
colegio de niñas. Partiendo de la experiencia familiar que ella misma vivió
en su infancia y adolescencia, soñó con ofrecer a las niñas un hogar donde la atención personal y directa
a cada una les ayudaría a crecer en un ambiente equilibrado,
emocional, afectivo, un hogar que se distinguiera por el cuidado de los
pequeños detalles, sencillo, acogedor y sobre todo alegre.
Hoy,
esta Obra está presente en
varias diócesis de España, y en Ecuador, Perú y República Dominicana. Está
compuesta por consagradas, consagrados, sacerdotes y laicos. María del
Prado vivió los últimos 30 años de vida en el Hogar de Chiclana de la Frontera,
y desde allí visitaba el resto de Hogares de España y de Ecuador. Murió un 25 de diciembre de 2017.
J. Cardoso
Fuente: ReL