El Papa Francisco visita del 31 de julio al 3 de agosto la República Democrática del Congo, país ubicado en la zona central de África y que sufre la violencia de grupos armados, uno de ellos vinculado al Estado Islámico.
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Dominio público |
Con una población mayoritariamente cristiana, la
República Democrática del Congo, que entre 1971 y 1997 fue conocido como Zaire,
tiene entre sus vecinos a la República del Congo y Sudán del Sur.
Este viaje, que comprende
también la visita a Sudán del Sur, había estado programado para julio del año
pasado, pero el estado de salud del Papa Francisco obligó a posponerlo.
Para 2022, el viaje a la República Democrática del Congo
incluía una visita al oriente del país, una zona convulsionada por grupos
armados como las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) –organización terrorista
vinculada al Estado Islámico– y el Movimiento 23 de Marzo (M23).
La violencia en esta zona lo
ha convertido en uno de los países con los mayores números de desplazados en el
mundo, unos 5,6 millones de personas, de acuerdo a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
En
medio de esta situación, la Iglesia Católica trabaja para dar esperanza a la
población, tal como señaló el P. Godefroid Mombula Alekiabo, misionero
establecido en la capital Kinshasa.
Durante la conferencia “El viaje del Papa
Francisco a la RDC y a Sudán del Sur: Un mensaje de unidad y reconciliación
para dos países machacados por la violencia y el sufrimiento”, el sacerdote
indicó que la Iglesia local está trabajando para llevar a Kinshasa grupos de
desplazados y demás personas afectadas por la guerra.
En el evento, organizado el 16 de enero por Ayuda a
la Iglesia que Sufre, el P. Mombula destacó el papel de la Iglesia Católica en
la República Democrática del Congo en los campos de la educación y la salud.
“Sus
escuelas han educado a más del 60% de los alumnos de primaria del país y a más
del 40% de los de secundaria. La Iglesia posee y gestiona una extensa red de
hospitales, escuelas y clínicas, así como muchos otros numerosos proyectos”,
afirmó el sacerdote, que también es profesor y secretario académico de la
Universidad de San Agustín, en Kinshasa.
Relación Iglesia-Estado
El
P. Godefroid Mombula Alekiabo explicó que durante la colonia la Iglesia tenía
buenas relaciones con el Estado. Sin embargo, los primeros sucesos después de
la independencia hicieron que se convirtiera “en la voz institucional más
crítica”.
“El
conflicto se manifestó por primera vez abiertamente en 1971, cuando el Estado,
como parte de sus esfuerzos por centralizar y ampliar su autoridad, nacionalizó
las escuelas católicas; y el conflicto se intensificó en 1972, cuando, en el
marco de una campaña de ‘autenticidad’, se ordenó a todos los ciudadanos que
renunciaran a sus nombres de bautizo cristianos para adoptar nombres
africanos”, señaló.
Luego
se suspendió la Navidad, se nacionalizaron las escuelas y se forzó a sustituir
las imágenes del Papa y los crucifijos por retratos del dictador Mobutu Sese
Seko, que gobernó el país entre noviembre de 1965 y mayo de 1997.
Sin
embargo, “la falta de capacidad de gestión y de recursos del Estado hizo que la
absorción del sistema educativo fuera un desastre”. Esto hizo que el gobierno
pidiera “a las instituciones religiosas que volvieran a hacerse cargo de las
escuelas confesionales, y las clases de religión volvieron a formar parte de
los planes de estudios”.
El
sacerdote dijo que en estos momentos, “en su relación con el Estado, la Iglesia
es considerada una voz de oposición a los regímenes autoritarios”.
El Papa Francisco será el segundo Pontífice que visite la
República Democrática del Congo, luego de San Juan Pablo II, quien viajó a este
país en 1980 y 1985, cuando era conocido como Zaire.
Por Eduardo Berdejo
Fuente: ACI