Excentricidad innecesaria para algunos, indicadores de fechas y atractivo turístico para otros
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Matyas Rehak - Shutterstock |
Varias
iglesias en el mundo tienen curiosas figuras esculpidas en sus paredes: desde
un astronauta hasta el mismísimo Darth
Vader. Pero en la Catedral de Calahorra, en La Rioja
(España), hay un móvil.
Claro, todas estas figuras no son
puestas allí por pura casualidad, todas tienen una razón de ser.
Corrían los
años 90 cuando a la llamada “puerta del fosal” de esta Catedral requería de una
urgente restauración porque la piedra de la parte baja se encontraba muy
deteriorada por un proceso de arenización.
Este templo
con tres naves se empezó a construir en el año 1484 y fue levantado sobre el lugar de martirio de los
patronos de la ciudad, San Emeterio y San Celedonio. Como su construcción
original tardó más de 200 años, en su arquitectura se pueden apreciar distintos
estilos: desde el barroco hasta el neoclásico.
Para la
restauración no se planeó nada extravagante ni ninguna telefonía fue
patrocinadora, simplemente se quiso recrear en piedra tallada los motivos
decorativos que se encontraban antes. Sin embargo, como el material era bastante
similar al original, el cantero cumplió con aquello de “marcar fecha” para
indicar a los visitantes y feligreses que se trataba de una actualización.
“Fue una
ocurrencia del cantero”, dijo Ángel Ortega, archivero de la Catedral. “La
explicación que dio fue que lo mismo que en Salamanca pusieron a un astronauta,
con la misma autoridad, por qué no puedo poner yo un instrumento que utilizo a
todas horas”.
Y así fue
como esculpió su querido móvil en la pared (uno de los diseños de la marca
Nokia más populares) y le colocó la fecha, 1996, para macar una clara
diferencia entre “lo antiguo” y “lo nuevo” (aunque ya hoy los niños quizá lo
vean también como una antigüedad).
Sin embargo,
hay quienes creen que ya esto de que el restaurador le coloque su sello
personal a su trabajo se está yendo de las manos, afectando la integridad de la
obra original. Algunos historiadores y defensores del arte aseguran que por más
que el material se parezca, que es la justificación más utilizada, se puede
apreciar la diferencia y no hay necesidad de colocar un elemento estrambótico,
sobre todo cuando se está tratando justamente de conservar algo histórico, no
innovar,
Pero para
otros, estas figuras curiosas (que además suelen estar en el exterior) atraen a
la gente y hacen que estas edificaciones sean visitadas, invitando a conocer su
-en algunos casos olvidada- historia.
Adriana
Bello
Fuente:
Aleteia