Capítulo 35: EN ESTE VIDA NO HAY SEGURIDAD DE CARECER DE TENTACIONES.
1. Hijo, nunca estás seguro en esta vida;
porque mientras vivieres, tienes necesidad de armas espirituales. Entre
enemigos andas; a diestra y a siniestra te combaten. Si pues no te vales del
escudo de la paciencia a cada instante, no estarás mucho tiempo sin herida.
Demás de esto, si no pones tu corazón fijo en Mí,
con pura voluntad de sufrir por Mí todo cuanto viniere, no podrás pasar esta
recia batalla, ni alcanzar la palma de los
bienaventurados. Conviénete, pues, romper
varonilmente con todo, y pelear con mucho esfuerzo contra lo que viniere.
Porque al vencedor se da el maná, y al perezoso le aguarda mucha miseria.
2. Si buscas descanso en esta vida, ¿cómo
hallarás entonces la eterna bienaventuranza?
No procures mucho descanso, sino mucha paciencia.
Busca la verdadera paz, no en la tierra, sino en el cielo: no en los hombres ni
en las demás criaturas, sino en Dios solo.
Por amor de Dios debes padecer de buena gana todas
las cosas adversas; como son trabajos, dolores, tentaciones, vejaciones,
congojas, necesidades, dolencias, injurias, murmuraciones, reprensiones,
humillaciones, confusiones, correcciones y menosprecios. Estas cosas aprovechan
para la virtud; estas prueban al nuevo soldado de Cristo; estas fabrican la
corona celestial. Yo daré eterno galardón por breve trabajo, y gloria infinita
por la confusión pasajera.
3. ¿Piensas tener siempre consolaciones
espirituales al sabor de tu paladar? Mis Santos no siempre las tuvieron, sino
muchas pesadumbres, diversas tentaciones y grandes desconsolaciones.
Pero las
sufrieron todas con paciencia y confiaron más en Dios que en sí; porque sabían
que no son equivalentes todas las penas de esta vida, para merecer la gloria
venidera. ¿Quieres hallar de pronto lo que muchos, después de copiosas lágrimas
y trabajos, con dificultad alcanzaron? Espera en el Señor, trabaja y esfuérzate
varonilmente; no desconfíes, no huyas; mas ofrece el cuerpo y el alma por la
gloria de Dios con gran constancia.
Fuente: Catholic.net