Tener una fe inquebrantable y un amor rendido a Jesucristo
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al
Señor. Que pases un feliz día.
Estos días nos ha desbordado un acontecimiento
que es de la Iglesia. Ya imagináis que me refiero a los últimos días y muerte
de nuestro querido Papa Benedicto XVI. Miles de personas han presenciado su funeral
en la Plaza de San Pedro. Unos allí mismo y muchos, tras los medios de
comunicación. Lo que allí se respiraba, era un aliento de gracia y bendición
que Dios ha enviado Su Iglesia, a causa de su testigo fiel, Benedicto XVI.
Yo también me he sentido arropada y envuelta
por la santidad de Dios, manifestada en Su siervo. Creo que fue el mismo Señor,
el que retó al Papa, a dejar este servicio del papado por otro mucho más
sacrificado y martirial: casi diez años orando y ofreciéndose por los pecados
de la Iglesia y por los del mundo entero. Y es que Jesús, propuso a sus
seguidores una alta vocación que, por ser imitación de lo que Él hizo en Su
vida, es la mejor y más eficaz para arrancar gracias del cielo: “si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho
fruto”.
Y es que el Papa Benedicto no ha muerto ahora,
sino hace unos diez años, en el silencio y oración muy humilde. Porque él sólo
tenía una obsesión: ser fiel a Cristo y amarlo sobre todas las cosas, muriendo
en esta llamada, hasta la muerte.
Hoy, el reto del amor, nos invita, a una fe
inquebrantable y un amor rendido a Jesucristo, Nuestro Señor.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
08 enero 2023
Fuente:
Dominicas de Lerma
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