La editora de libros y madre de un niño, Emma Follett, ofrece algunos consejos para ayudar a los padres en el desafío de formar a los pequeños en la vivencia de la Santa Misa
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Imagen referencial. Créditos: Pixabay |
En un artículo publicado en National Catholic
Register, Follett cuenta que como “joven madre de una familia en
crecimiento”, la Misa se ha convertido en un refugio y en un desafío,
especialmente con un niño pequeño.
Follett comparte que, al ver a otras familias, se había
preguntado si estaba haciendo todo lo posible para enseñar a su hijo a portarse
adecuadamente durante la Eucaristía, por lo que buscó respuestas y escribió
algunos consejos sobre “cómo promover un comportamiento apropiado durante la
Misa que también puede ayudar a su familia”.
“Con instrucción sana y
tranquilidad, nuestros niños llegarán a respetar la Misa tanto como nosotros”,
señala.
Los consejos brindados por Follett son los siguientes:
1. Siéntese al
frente
Si bien ocupar
los asientos más cercanos al altar puede significar una caminata más larga a la
parte trasera de la iglesia en caso de una rabieta, los pequeños se sienten más
implicados con la celebración si pueden apreciar lo que realmente está
sucediendo.
“Los niños pueden involucrarse mucho más si ven más que las
espaldas de sus compañeros feligreses”, apunta.
2. Responda
las interrogantes de los niños
Aunque sea en susurros, “las preguntas sobre la Misa deben ser respondidas. Un
niño no recordará sus preguntas después de la Misa, y mientras sea respetuoso,
recibir respuestas lo alentará a pensar realmente en lo que está sucediendo”,
subraya.
Follett agrega que los padres pueden señalar con tranquilidad
los momentos importantes de la celebración, como la Consagración, diciéndole al
niño: “¡Mira! ¡Ahí está Jesús!”.
Además, considera que es importante fomentar el diálogo luego de
la Misa y conversar “sobre la homilía y las lecturas, sobre por qué el
sacerdote vistió un color especial, etc.”.
3. Promueva la participación
La editora estadounidense anima a los padres a asistir a la
Eucaristía diaria para proporcionar a los niños la “práctica” necesaria y así
estén preparados "para las Misas dominicales más largas”.
Asimismo, indica que darles una labor en las Misas puede crear
en los pequeños una “sensación de logro y madurez”, con responsabilidades
simples como “poner el dinero en la canasta de la colecta”.
“Considere llevarlos a un ‘recorrido por la iglesia’ en algún
momento durante la semana o después de la Misa. Pídale al diácono, sacerdote o
sacristán de su parroquia que les muestre a los niños, de cerca, los lugares de
la iglesia que de otro modo no verían y les explique lo que allí ocurre. El
ambón, el tabernáculo y el altar pueden despertar la curiosidad de un niño”,
agrega.
4. Prepárese tanto como sea posible
Follett aconseja a los padres dejar la ropa preparada desde la
noche anterior, organizar “las bolsas de pañales de antemano y desayunar a
tiempo”, para no llegar ajetreados y enojados a Misa.
“Puede practicar la genuflexión, hacer la señal de la cruz y
cantar algunas de las canciones de Misa más comunes y sencillas en casa”,
destaca.
5. No refuerce
las malas conductas
La autora sugiere que cuando sea necesario ir a la parte de
atrás de la iglesia, al espacio separado en algunos templos para los pequeños,
se evite dejar a los niños correr libremente o darles comida o juguetes. “De lo
contrario, asociarán su mala conducta con recibir una recompensa”.
“Más bien, manténgalos en sus brazos y deles una explicación
apropiada para su edad sobre su mala conducta”, observa.
6. Celebre los
domingos
Follett aconseja llevar una “bolsa de Misa” con juguetes suaves
y libros sobre la Biblia o la Eucaristía apropiados a la edad del niño, que
pueden usarse de manera respetuosa sin “desmerecer el sacramento”.
“Tener algo ‘especial’ que ver puede ser para los pequeños una
parte emocionante de su domingo”, afirma.
Además, aconseja vestirse de manera elegante para asistir a
Misa, de manera que los niños puedan entender que esta celebración es algo
especial.
Otra propuesta que plantea es dar a los pequeños recompensas que
puedan compartir en familia luego de Misa.
“Si bien los snacks distraen durante la
Misa, disfrutar de una comida especial o de un bocadillo después puede ser una
excelente recompensa, al mismo tiempo que les da a los niños algo que esperar
cada fin de semana”, añade.
“A
medida que nuestros hijos crezcan y tengan hermanos menores, el arduo trabajo
que estamos haciendo ahora permitirá que nuestros hijos mayores sean ejemplos
fundamentales para los más pequeños. Mientras tanto, podemos pedir la gracia de
Dios para soportar los momentos más difíciles del proceso de enseñanza”, concluye.
Fuente: ACI Prensa