El Papa se reúne con los miembros del Instituto Europeo de Estudios Internacionales de Salamanca (España)
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El Papa recibe a una delegación del Instituto Europeo de Estudios Internacionales. (ANSA) |
El Pontífice se reúne con el
Instituto Europeo de Estudios Internacionales, comprometido con el camino de
fraternidad y paz, para recordar las consecuencias que dejan las guerras y la
importancia que tiene oración y el trabajo de mentalización para aportar
soluciones y vencer al odio.
El Papa se reúne con los
miembros del Instituto Europeo de Estudios Internacionales de Salamanca
(España) para agradecerles las investigaciones en torno a la realidad política
y social actual que realizan y se centra en dos palabras para desarrollar su
discurso: paz y guerra.
Francisco explica que, ante el
panorama actual, en el que nos encontramos sumergidos en la Tercera Guerra
Mundial, “la paz entre los hombres es un bien esencial por el que debemos
trabajar con denuedo y suplicar con fervor a Dios”. En este sentido, explica
que, aunque la actitud de paz es muy “humana” también es “difícil de pacificar
siempre”, “porque la primera reacción que tenemos es agarrar la piedra y
tirársela al otro, declarar la guerra” y después “negociar”. “No – sentencia –
pacificar es más fácil, se ahorran dos pasos”.
El Papa se para a pensar en
las guerras del último siglo: “Si pensamos que en este siglo último hubo tres
guerras mundiales, del 14 al 18, del 39 al 45 y esta actual que es una guerra
mundial. ¿Cómo entendemos esto? Si pensamos que el budget más
importante es la fabricación de armas, y, sin embargo, con un año que no se
fabriquen armas se resuelve el problema del hambre en todo el mundo”. Francisco
ha querido hacer reflexionar, recordando, entre otras cosas, que hoy en día la
técnica de las armas llega a un punto que con una sola bomba se puede destruir
una ciudad entera como esta. “Parece que no se entiende esto” añade.
De este fracaso podemos
encontrar una lección de vida
“La guerra es terrible –
continúa – sin embargo, no debemos darnos por vencidos, de esas cenizas que
estamos viendo hoy ya puede brotar algo nuevo, de este fracaso podemos
encontrar una lección de vida”.
Durante su discurso, también
ha recordado diferentes momentos de su vida, que le han puesto las
consecuencias de la guerra delante de sus ojos: “Leer las guerras anteriores,
cuando era el 14 fui a Redipuglia por el centenario, vi esas tumbas y se me
revolvió algo adentro, lloré como un niño. Todos los 2 de noviembre voy a un
cementerio a celebrar, una vez fui a Anzio, el cementerio americano, en Anzio
fue uno de los desembarcos y vi la edad de los soldados, 20, 21, 19, 22, y se
me revolvió. No aprendemos”.
También recuerda cuando se
conmemoró el septuagésimo aniversario del desembarco en Normandía en el
que se juntaron varios jefes de gobierno para conmemorar eso, pero “nadie –
dice – se acordó que sobre las playas de Normandía quedaron treinta mil muchachos,
treinta mil”. “Yo pienso en las mamás, “una carta señora”, abre la carta:
“Tengo el honor de comunicarle que usted es mama de un héroe que ha dado la
vida por la patria”, y una medalla. Es el drama de la guerra, cuando lo vamos a
entender” repite con fervor.
El reto que propone el
Instituto Europeo de estudios internacionales de Salamanca
El Instituto Europeo de
estudios internacionales de Salamanca, desde su ciencia, pretende aportar
elementos válidos que ayuden a todos a avanzar por este camino de la
fraternidad, por el camino de la paz, de la unidad humana. Francisco les
recuerda que, lo que parece una derrota y un motivo de oprobio puede, como el
escándalo de la cruz, “convertirse en una victoria”. “¿Cómo? – pregunta - si
con nuestra oración y con nuestro trabajo de mentalización somos capaces de
aportar soluciones, concitar voluntades, dar testimonio de que el amor, la
fraternidad y el verdadero humanismo que nace de la fe vence al odio, al
rechazo y a la brutalidad”.
Mireia Bonilla, Ciudad del
Vaticano
Vatican News