Nació un Sábado Santo, fue bautizado en Pascua, ordenado sacerdote el día de San Pedro y San Pablo y creado arzobispo y cardenal el mismo año
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El pequeño Joseph Ratzinger. Dominio úblico |
La fe marcó la vida de Benedicto XVI desde su primer
aliento. Vino al mundo pocas horas antes del Domingo de Resurrección, un 16 de
abril de 1927, en la localidad de Marktl am Inn, en la diócesis de Passau.
Cuatro horas después, sus padres lo bautizaron. A menudo, Ratzinger recordaba
con emoción esos primeros momentos, que consideraba una metáfora de su vida,
siempre a las puertas de la Pascua.
Su infancia estuvo marcada por la
profesión de su padre, que era gendarme, que obligaba a la familia a
trasladarse de un lado a otro. De ciudad en ciudad. Su familia era modesta. Su
padre provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera, de
condiciones económicas más bien modestas. Su madre era hija de artesanos de
Rimsting, en el lago Chiem, y antes de casarse trabajó de cocinera en varios
hoteles.
En Traunstein, ingresó en el
seminario menor a los 12 años. Ya entonces le interesaban la liturgia, sobre
todo los misales. Tenía una vida de fe muy sólida: Misa diaria, rosario,
lectura religiosa…
La guerra frenó en seco su
formación. En 1943 tuvo que ponerse al servicio de una unidad antiaérea alemana,
como todos los que se encontraban en el seminario, y luego realizar el servicio
militar hasta que fue capturado por el ejército de los Estados Unidos. No
perteneció a las Juventudes Hitlerianas, aunque el régimen inscribió a todos
los seminaristas.
Sacerdote, profesor, arzobispo, cardenal…
Con el fin de la II Guerra Mundial,
retomó sus estudios teológicos y, tras ser ordenado sacerdote el 29 de junio de
1951, se convirtió en un joven profesor de Teología Fundamental. Primero en
Bonn, luego en Münster, Tubinga y Ratisbona. En esa época entró en contacto con
grandes teólogos como Yves Congar, Henri de Lubac o Kahl Rahner. Destacaba
tanto que el cardenal de Colonia, se lo llevó al Concilio Vaticano II como
consejero.
En 1977 fue nombrado arzobispo de
Múnich y Frisinga, donde tomó posesión el 28 de mayo. Un mes después, el Papa
Pablo VI lo creó cardenal. Y un año más tarde, en 1978, participó en sus dos
primeros cónclaves, el de Juan Pablo I y Juan Pablo II. El tercero lo elegiría
a él.
Prefecto para la Doctrina de la Fe
Con el santo Papa polaco, Ratzinger
se convirtió en una pieza fundamental en la Iglesia universal. Tras presidir en
1980 un Sínodo extraordinario sobre los laicos, en 1981 fue nombrado prefecto
para la Doctrina de la Fe. Dirigió la elaboración, entre otros documentos, del
Catecismo de la Iglesia Católica.
Durante los últimos años del
pontificado de Juan Pablo II acaparó una mayor visibilidad pública por el
estado de salud el Papa polaco. De hecho, meses antes del fallecimiento de este
último en 2005, tuvo que presidir algunas celebraciones de Semana Santa como el
vía crucis o la vigilia pascual.
Antes de convertirse en Pontífice,
Ratzinger también pasó en varias ocasiones en España como cardenal. En 1998
estuvo en Pamplona para recibir del doctorado honoris causa por la Universidad
de Navarra. También viajó a Madrid —hasta en tres ocasiones—, Murcia y Toledo.
El 19 de abril de 2005 se convirtió en el Papa número 265 de la Iglesia católica.
Fran
Otero
Fuente:
Alfa y Omega