El fundador de la orden benedictina dejó en su Regla consejos esenciales para todo cristiano que quiere hacer del año que comienza un camino hacia la unión con Dios
Nancy Bauer | Shutterstock |
San Benito de Nursia, fundador de la orden benedictina en el
siglo VI, patrono de Europa, ofrece cinco consejos esenciales para dar sentido
a la propia vida en el nuevo año que comienza.
Su Regla, conjunto de orientaciones que ha guiado la vida de
miles y miles de contemplativas y contemplativos a lo largo de la historia, es
también motivo de inspiración para cualquier persona que quiera crecer en su
relación con Dios, con los demás y con la creación.
A continuación, presentamos algunos consejos de san Benito para
vivir con sentido el año que comienza:
1. BUSCA LA VERDAD
“Decir la verdad con el corazón y con la boca”
Este es el consejo que san Benito dejaba a todo cristiano: buscar
la verdad en todo lo que hacemos y decimos, y ser siempre sinceros con nosotros
mismos.
El inicio de año nos ofrece la oportunidad de hacer una reflexión
honesta sobre uno mismo. Es un momento privilegiado para hacer balance de
lo que me acerca a Dios y a los demás, y lo que no. A partir de esta reflexión,
es posible establecer metas y objetivos que me ayuden a crecer y mejorar en
este año,
2. CON HUMILDAD
“Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo”.
Pero atención. San Benito advierte ante el peligro del
voluntarismo: pensar que es posible lograr la santidad con el propio esfuerzo.
Ese modelo crea cristianos puros como ángeles, ciertamente, pero orgullosos
como demonios.
En vez de confiar en los propios méritos, Benito invita a
reconocer nuestras limitaciones y, de este modo, depender de Dios en todo
momento.
“Por la gracia de Dios soy lo que soy”, escribe Benito en la Regla
citando a san Pablo (1 Co 15,10). Y añade: “El que se gloría, gloríese en el
Señor” (2 Co 10,17).
3. ALEGRAR AL POBRE
“Alegrar a los pobres, vestir al desnudo, visitar al enfermo…”.
San Benito no se limita a pedir ayuda para los pobres, va más
allá, exhorta en la Regla a “alegrar a los pobres”. Su exhortación es
particularmente significativa, pues muchos monjes veían en su consagración a
Dios una manera de huir del mundo, de los demás, incluidos los pobres.
“Cuide con toda solicitud de los enfermos, niños, huéspedes y
pobres, sabiendo que, sin duda, de todos estos ha de dar cuenta en el día del
juicio”, escribía san Benito.
“Al recibir a pobres”, añade el fundador del monaquismo occidental,
“se tendrá el máximo de cuidado y solicitud, porque en ellos se recibe
especialmente a Cristo”.
En nuestras relaciones con los demás, Benito deja su consejo más
práctico: “reconciliarse antes de la puesta del sol con quien se haya tenido
alguna discordia”.
4. TRABAJO
“La ociosidad es enemiga del alma”.
Según la regla de San Benito, el trabajo constituye una forma de
adoración y una manera de imitar a Jesús, quien se dedicó al trabajo manual
como carpintero.
El eslogan inspirado en san Benito, “ora y trabaja”, como
descripción de la vida del monje, significa que el trabajo es una forma de
oración y la oración una forma de trabajo.
Eso significa que trabajar es tan importante como orar. La meta
para el cristiano, la santidad, se puede alcanzar siguiendo esta doble senda. Y
el trabajo, conviene subrayarlo, es además uno de los principales espacios de
socialización.
Orar y trabajar, por tanto, unen tierra y cielo, sacro y profano,
inmanencia y trascendencia, unen a las personas y las vinculan.
5. ORACIÓN FRECUENTE
“Darse frecuentemente a la oración”
Para san Benito de Nursia, la oración constante es una forma de
mantenerse en una relación continua con Dios y buscar su guía y su gracia en
todo momento. Por este motivo, en su Regla, recomienda dedicar tiempo a la
oración en todo momento, incluso mientras se trabaja.
Por este motivo, el patrono de Europa considera que los momentos
de oración no tienen por qué ser interminables. Es más, explica en la Regla,
“la oración debe ser breve y pura, a no ser que se prolongue por un afecto
inspirado por la gracia divina”.
Benito de Nursia subrayó, en particular, la importancia de la
oración personal y la meditación, recomendando, en particular, la lectura
meditada en oración de la Biblia.
Además, atribuye gran importancia a la participación en la
liturgia, en particular la Misa, parte central de la vida de la Iglesia,
con la que los creyentes expresan su fe en Dios y su unión entre sí.
Conclusión
“No desesperar nunca de la misericordia de Dios”.
Y, si durante el año desfallecemos o no estamos a la altura de
nuestros propósitos, san Benito deja su consejo más precioso en la misma Regla:
“No desesperar nunca de la misericordia de Dios”.
Matilde Latorre
Fuente: Aleteia