Este lunes 3 de octubre la Arquidiócesis de Arequipa, al sur del Perú, inicia la etapa de formación de las candidatas que en un futuro pertenecerán a la Orden de las Vírgenes y la Consagración de Viudas.
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Imagen referencial. Crédito: Diócesis de Lansing. Dominio Público |
“Con
la instauración del Orden de las Vírgenes y la Consagración de Viudas, estamos
recuperando en nuestra Arquidiócesis un don que estuvo muy presente en los
primeros tiempos de la Iglesia, según consta en testimonios de las Sagradas
Escrituras y los Santos Padres”.
El Prelado aseguró que esta Orden “será un medio de santificación para ellas y,
al mismo tiempo, su consagración redundará en el bien común de nuestra Iglesia
particular y más allá de nuestras fronteras”.
¿Cuál
es la función de la Orden de las Vírgenes y la Consagración de Viudas?
Según
Mons. Del Río, las vírgenes y viudas consagradas tienen la función primordial
de “orar por las necesidades de la Arquidiócesis y, en particular, por las
intenciones del Arzobispo”.
Además,
agregó, “participarán en diversas dimensiones de nuestra pastoral
evangelizadora, misionera y caritativa, cada una según su situación y carisma
personal”.
“Las
vírgenes y viudas consagradas serán también un signo visible de la
Iglesia-Esposa de Cristo. Con ellas, quedará mejor configurada la fisonomía de
nuestra Iglesia particular. Como dijo el Papa Benedicto XVI, podrán ser
estrellas que orienten el camino del mundo y hagan presente, a todos, la
transitoriedad de las realidades terrenas y la anticipación de los bienes
futuros”, concluyó.
¿Cómo
participar de la formación?
El
ciclo propedéutico se desarrollará todos los lunes de 6:30 p.m. a 8:30 p.m.
desde el 3 de octubre hasta el 19 de diciembre.
Los
encuentros serán en el auditorio de la parroquia “San Juan Bautista” de
Yanahuara y serán dirigidos, en coordinación con Mons. Del Río, por el Dr.
Germán Sánchez Griese, miembro consagrado de la Federación Regnum Christi y
doctor en Teología de la Vida Consagrada.
Mons.
Del Río invita a las viudas y a las mujeres que nunca se hayan casado ni tenido
vida pública manifiestamente contraria a la castidad, a incorporarse a este
proceso de discernimiento para su posible consagración al Señor como se hacía
en los primeros tiempos de la Iglesia.