Para pegar un puñetazo a alguien es necesario estar cerca... Una chocante reflexión del Padre Paweł Rytel-Andrianik
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¿Cómo rezar?
¿Qué es lo más importante cuando rezamos? ¿Por qué rezamos? ¿Cuáles son los
frutos de la oración?
Estas son sólo
algunas de las preguntas que se hace la gente. En el Evangelio, Jesús dice cómo
debe ser la oración. Utiliza un ejemplo muy poderoso.
Para enseñar a
sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les
propuso una parábola.
La oración, un
«must»
La palabra
«deben» se escribe en griego como «dei «. Literalmente, significa «necesidad»
para cumplir el plan de Dios. Por lo tanto, no es opcional. Sin la oración, no
cumpliremos la voluntad de Dios.
Jesús también
dice que «no hay que desfallecer» en la oración, literalmente se puede traducir
la expresión griega «me enkakein«: «no te rindas».
En cierta
ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en
aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme
justicia contra mi adversario’. Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso,
pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin
embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no
me siga molestando’.
Un puñetazo en
el ojo
El cambio de
actitud del juez se produjo porque la viuda «le molestaba». El original griego
utiliza aquí la palabra «hypopiadzo«, que significa literalmente » golpear a
alguien en el ojo». El uso del mismo verbo está en la descripción del boxeo en
la carta de San Pablo a los Corintios (capítulo 9, versículo 27).
No es
casualidad que Jesús utilice esa palabra en el contexto de la oración. Para
«ponerle un ojo morado a alguien» hay que estar físicamente cerca de él. Del
mismo modo, en la oración hay que estar cerca de Dios. Y Él está
físicamente presente en nuestras iglesias y capillas en el Santísimo
Sacramento.
Si así pensaba
el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que
claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará
justicia sin tardar.
Si el juez
injusto se ocupó de la viuda, cuánto más Dios, que es puro amor, se ocupará de
los que se dirigen a Él en busca de ayuda en la oración.
Para pensar
¿Qué imagen
tengo de Dios?
¿Creo que Dios
se preocupa por mí, que es sensible a mi oración?
¿Es mi oración
una conversación con un Dios amoroso?
¿Procuro estar
con Él en la iglesia o en la capilla donde está físicamente en el Santísimo
Sacramento?
Paweł
Rytel-Andrianik
Fuente: Aleteia