Los pastores de la Iglesia invitan al pueblo a rezar por «la necesidad de lluvia abundante, que riegue nuestros campos y haga revivir la vida en la agricultura, en la ganadería, en nuestros embalses y en el consumo humano del agua, pues, donde hay agua hay vida»
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Foto: Fundación Aquae. Dominio público |
Los obispos aseguran que «no basta con
que llueva un poco, sino que es necesario que llueva mucho y
que las reservas de agua vuelvan a rellenarse, sin que ello provoque inundaciones
y otras catástrofes».
El obispo de Córdoba, Demetrio
Fernández, ha pedido «en la Santa Misa, en las preces de los fieles, en el
Santo Rosario y en la Liturgia de las Horas», rogando a Dios por «la lluvia
necesaria para poder sobrevivir».
«Dios sabrá cuándo y cómo nos la enviará
pero nosotros no dejemos de pedirla. Hagamos que una necesidad grave, como es
ésta, se convierta en ocasión de renovar nuestra fe en el Dios que nos cuida
todos los días», ha destacado.
También los obispos extremeños han señalado
«la necesidad de lluvia abundante, que riegue nuestros campos y haga revivir la
vida en la agricultura, en la ganadería, en nuestros embalses y en el consumo
humano del agua, pues, donde hay agua hay vida».
Además, se han dirigido a las
administraciones para no «abandonar los bosques a su suerte», ya que «es de
vital importancia que todos miramos a la naturaleza, no sólo como una
fuente de utilidad y rendimiento económico. Hay que respetarla y valorarla,
en su armonía y equilibrio, como un regalo que recibimos y un legado que hay
que esforzarse por transmitir a las generaciones futuras. Es necesario un
cambio de mentalidad y de hábitos sociales, sensibilizando y movilizando a toda
la sociedad».
El don de la lluvia
Por su parte, el obispo de Cartagena,
José Manuel Lorca Planes ha expresado que las preocupaciones cotidianas, «Todas
ellas lo son también de la comunidad cristiana, la cual sale al paso de las
necesidades humanas, en primer lugar, con la oración. Una oración llena de
confianza en Dios, creador del cielo y de la tierra y Padre misericordioso,
cuyo amparo no falta a quienes se confían a su providencia. Esta es la
confianza que mueve al creyente, la misma que Cristo vive y transmite en su
enseñanza acerca de la oración».
En la festividad de San Lorenzo, el
arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, envió una carta a todos los feligreses
de la archidiócesis para pedir «el don de la lluvia y de la paz»:
Compartir con todos
«Vivimos una larga sequía en un verano
de calor y guerra. La escasez del agua es ya dramática y las consecuencias de
la guerra, en medio de la gran lucha global, nos hacen avizorar dificultades
económicas quizás inéditas para las generaciones más jóvenes», subrayando que
«el Señor también pasa y se hace especialmente presente en los que sufren en su
propio cuerpo estos problemas; desde ahí nos llama a la conversión que se
manifiesta en la oración, el ayuno y la limosna».
El arzobispo de Valladolid también
señaló que «las crisis generan desigualdades en sus consecuencias» y «exigen
combatir sus causas, en la medida que dependan de la voluntad humana», por eso,
también es necesaria la «limosna del compartir con los que menos tienen y
al compromiso público en favor del bien común».
Fuente: El
Debate