La Sagrada Familia de Barcelona se podrá inaugurar al año del centenario del fallecimiento de Gaudí (2026). En 2022 se inaugurarán las torres de los evangelistas Marcos y Lucas, y el año próximo las de los otros dos evangelistas, Juan y Mateo
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| Ruslan Kalnitsky | Shutterstock |
El templo mundialmente famoso de la Sagrada Familia de Barcelona
(España), obra del genial Antonio Gaudí, sigue de nuevo su ritmo de
construcción, al recuperarse los ingresos por visitas al templo, tras la
pandemia.
Así, según han informado el director general de la Junta
Constructora, Xavier Martínez, y el arquitecto director, Jordi Faulí, este año
podrán terminarse dos torres de los cuatro evangelistas: serán las torres de
San Marcos y San Lucas. Ambas estarán coronadas por sus respectivos símbolos:
el león y el buey.
Las torres de los otros dos evangelistas, San Juan y San Mateo,
podrán terminarse en 2023. O sea que para el año próximo estarán ya terminadas
las cuatro torres de los cuatro evangelistas, que serán las más altas del
conjunto del templo, después de las torres de Jesús –la más alta, y actualmente
en construcción—y la de la Virgen María, ya terminada, coronada por una
estrella muy visible de noche.
Las cuatro torres de los evangelistas serán de una altura de 135
metros. La torre de la Virgen María mide 138 metros, y la torre de Jesús medirá
171 metros. Actualmente, cuenta el arquitecto Faulí, que la torre de Jesús ha
llegado al nivel 8 sobre un total de 12. Ahora está a 126 metros de altura.
Según Xavier Martínez, para este año se espera que las entradas
lleguen a 3,4 millones, y los ingresos totales de este ejercicio serán de 87
millones de euros. Y de estos 87 millones, solo se han dedicado 24 a la
construcción y los 63 restantes a reservas.
Si los visitantes siguen como ahora,
ha dicho el director Xavier Martínez, se podrá decir que la obra completa del
templo estará terminada el año 2026, en el centenario del
fallecimiento de Antonio Gaudí.
Un templo construido por el pueblo
Ahora se trabajará también en las obras de la capilla de la
Asunción de la Virgen, y se restaurará la fachada del Nacimiento, la más famosa
de todas hasta ahora y construida por el propio arquitecto Gaudí.
Antonio Gaudí, profundamente católico, ya sabía que él no
terminaría la obra del templo la Sagrada Familia, pero decía: «el dueño del
templo – es decir, Dios – no tiene prisa». Y el coste de la construcción, ya
desde el primer momento, quiso Gaudí que fuera cubierto por recaudación
popular. Al principio se hicieron rifas, luego cuestaciones en que muchos
voluntarios iban por la calle pidiendo por la Sagrada Familia, y ahora por las
entradas al templo.
No quiso Gaudí que el templo de la Sagrada Familia fuese del
Estado, o del Ayuntamiento o de algún mecenas, sino que fue un templo construido
por y para el pueblo, en alabanza y honor a la Sagrada Familia.
Se trata de un templo expiatorio transformado hoy en basílica
erigida y bendecida por el papa Benedicto XVI, en noviembre de 2010.
Ahora se puede decir que el templo va a terminar, o estamos muy
cerca de terminarlo, a pesar de las contradicciones y vicisitudes que ha tenido
su construcción en Barcelona, que ha durado cerca de un siglo y medio.
Por qué no supera (por poco) al
Montjuic
El templo empezó a construirse en la fiesta de San José (19 de
marzo) de 1882. Han pasado 140 años. En este tiempo han pasado muchos
arquitectos, escultores y constructores. Y también muchos contrarios a que se
construyera este templo.
«La ilusión – dijo el arquitecto director, Jordi Faulí – sería
acabarlo todo en el año 2026, centenario del fallecimiento de Antonio Gaudí».
La torre de Jesús será unos metros más baja que la montaña de
Montjuic, la más alta de Barcelona. Cuando se el preguntó a Gaudí por qué no
superaba a Montjuic en altura, dijo que «las obras del hombre nunca pueden superar
la obra de Dios», al considerar que Montjuic era una obra de
Dios.
Gaudí quiso que Barcelona mirara a la Sagrada Familia y fuera a
rezar en el templo. Muchos barceloneses esperan que, una vez terminadas las
obras, será más accesible ir al templo a rezar y no solo a admirar una obra de
arte, como hacen muchos turistas. El cardenal Juan José Omella, arzobispo de
Barcelona está en esta línea: el templo de la Sagrada Familia no puede ser solo
un lugar turístico.
Salvador Aragonés
Fuente: Aleteia
