El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral publicó su Mensaje con motivo del Día Mundial del Turismo, que se celebra cada año el 27 de septiembre
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Peregrinación de los jóvenes en el Año Santo Compostelano |
En el texto se
analizan las perspectivas que serán objeto de mayor reflexión durante el VIII
Congreso Mundial de Pastoral del Turismo, que se celebrará en Santiago de
Compostela, del 5 al 8 de octubre en el marco del Año Santo Compostelano, bajo
el tema: “Turismo y Peregrinación: Caminos de Esperanza”
El Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el
Servicio del Desarrollo Humano Integral, firma el Mensaje hecho
público hoy con motivo del Día Mundial del Turismo, que se celebra cada 27 de
septiembre y que este año está dedicado al tema: “Repensar el turismo”.
En el texto se pone de manifiesto, ante todo, la crisis
sanitaria, que comenzó a finales de 2019 y que aún no ha terminado, lo que
obligó a todos a hacer frente a problemas que vienen de lejos planteado,
además, otros nuevos e inesperados.
Tras afirmar que “el turismo ha sido una de las actividades
humanas más gravemente afectadas por esta crisis, sin embargo, paradójicamente,
puede convertirse ahora en uno de los motores de la reconstrucción de un mundo
más justo, sostenible e integral”, se lee en el Mensaje:
“La
Iglesia, por tanto, tiene la mirada puesta también en el renacimiento y la
renovación del turismo, una mirada llena de esperanza”
Un turismo más justo
De la reanudación del turismo, se destaca una referencia a los
principios que han inspirado el Código Ético Mundial para el Turismo, que
concibe esta actividad, entre otras cosas, como “una fuerza viva al servicio de
la paz y un factor de amistad y comprensión entre los pueblos”, “un factor de
desarrollo sostenible”, “un factor de aprovechamiento y enriquecimiento del
patrimonio cultural de la humanidad”, “una actividad beneficiosa para los
países y las comunidades de destino”.
Asimismo se pone de manifiesto el respeto de “los derechos
laborales de quienes trabajan en el sector, a todos los niveles y en todos los
países”, “respetando plenamente los derechos fundamentales y la dignidad de las
personas”.
“Justicia,
significa también repartir los beneficios de forma equitativa, superando una
lógica depredadora, sobre todo en lo que respecta a las poblaciones y zonas
geográficas especialmente afectadas por las múltiples crisis que afligen al
mundo contemporáneo”
Además, se expresa la cercanía de la Iglesia “a todos los
operadores del sector turístico que ya actúan movidos por una conciencia recta
y han construido, no sólo su profesión sino su propia vida en torno a la
acogida”.
“Sin
embargo, una vez más hay que denunciar que muchos operan en condiciones de
precariedad y, a veces, de ilegalidad, con salarios injustos, obligados a un
duro trabajo, a menudo lejos de la familia, con alto riesgo de estrés y
sometidos a las reglas de una competitividad agresiva”
De ahí que se pida a los cristianos “que formen alianzas con
todas las mujeres y hombres de buena voluntad, porque esto debe cambiar”.
Un turismo más sostenible
Por otra parte, se pone de manifiesto que “volver a empezar
significa también no olvidar que el impacto que el turismo tiene sobre el medio
ambiente es muy importante”. De hecho, a causa de “la pandemia y a la actual
crisis energética, se ha hecho más evidente la conveniencia de apostar, ante
todo, por el turismo de proximidad: saber mirar a nuestro alrededor, reconocer
y apreciar los tesoros del patrimonio, la gastronomía, el folclore e incluso la
espiritualidad que las regiones vecinas tienen para compartir”.
“Hoy
día, las políticas locales pueden replantearse profundamente, en términos de
hospitalidad y calidad de vida para los habitantes históricos, los recién
llegados y los vecinos más inmediatos”
También a escala mundial, “los flujos de mercancías, los
desplazamientos de personas con fines turísticos y los ritmos de consumo deben,
sin duda, recalibrarse, en la dirección de una relación correcta entre el ser
humano y la creación”. “Por otra parte, el cambio climático, en una perspectiva
a medio plazo, puede afectar negativamente al atractivo de numerosos destinos
tradicionales, con el riesgo de penalizar aún más, también desde este punto de
vista, a regiones ya de por sí económicamente frágiles”.
“Así
pues, la protección de la biodiversidad y el estupor ante las maravillas de la
creación deben coexistir en el turismo repensado”
Un turismo integral
En el mensaje para este Día mundial se recuerda que “el turismo
ofrece enormes posibilidades para que el espíritu humano y el Espíritu de Dios
interactúen, activando un encuentro entre las diversidades”. No se olvida
aludir al sistema de producción, e incluso al sector turístico industrial, que
avanza rápidamente” hacia la estandarización de los contenidos, sobre todo a
través de la contingentación de los tiempos de visita, de viaje, de estancia,
dando lugar así a una experiencia más individualista y menos colectiva”. De ahí
que:
“Un
turismo que se vuelve a poner en marcha, necesita tener presente la visión
integral de la persona, que, tal y como destaca el Papa Francisco, no es una
teoría, sino una forma de vivir y actuar”
Por esta razón se afirma que “esta visión no se encuentra en un
manual, sino en las personas que viven con este estilo: con los ojos abiertos
al mundo, con las manos entrelazadas con otras manos, con el corazón sensible a
las debilidades de sus hermanos”.
En definitiva, en el mensaje se afirma que “el turismo también
está llamado a abrazar la perspectiva de la ecología integral”. Y “la acogida
turística” debe convertirse “en una forma de transformar los espacios cívicos,
el ambiente social y urbano, en la valorización de las identidades en el justo
equilibrio entre la conservación de las raíces y la oferta de servicios”.
Un turismo para cultivar la esperanza
Por último, se reafirma que “la Iglesia católica tiene especial
interés en promover esta visión renovada del turismo, desde la perspectiva del
desarrollo humano integral”. También se pone de manifiesto que “el proceso
sinodal, que se está viviendo en todo el mundo, desde las comunidades más
periféricas hasta los más importantes centros de decisión, representa una
metodología de escucha y de participación, que también puede aportar a la
sociedad civil y a las organizaciones económicas una mayor capacidad de
composición de intereses y puntos de vista contrapuestos”.
Y se añade, al final que “estas perspectivas serán objeto de
mayor reflexión durante los trabajos del VIII Congreso Mundial de Pastoral del
Turismo, que se celebrará en Santiago de Compostela, del 5 al 8 de octubre de
2022”. El lema del congreso, que se enmarca en el Año Santo Compostelano, es: “Turismo
y Peregrinación: Caminos de Esperanza”.
Retomando las palabras del Papa Francisco, en el mensaje se
anima a todos a “mantener encendida la llama de la esperanza” y a “hacer todo
lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro
con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”.
Vatican News