En la novena Jornada Mundial por la Eliminación de las Armas Nucleares, el Papa reitera en un tweet que "hoy más que nunca" el uso "con fines bélicos" de este tipo de recursos va "no sólo contra el hombre y su dignidad, sino contra cualquier posibilidad de futuro en nuestra casa común"
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Un uso
criminal. El Papa es claro al condenar el uso de la energía nuclear para fines
no pacíficos. Desde su cuenta @Pontifex un tweet a última hora de la mañana
resumía su pensamiento: Deseo reiterar que el uso de la energía atómica
con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra el hombre y
su dignidad, sino también contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa
común. #Paz #DesarmeNuclear #TiempoDeLaCreación
El mensaje de
Francisco llega con motivo del Día Internacional para la Eliminación Total
de las Armas Nucleares y subraya una vez más la urgencia de una solución
alternativa e inmediata a la disuasión producida por este tipo de armamento que
la comunidad internacional está llamada a encontrar. La guerra en Ucrania ha exacerbado
un sistema en el que las armas nucleares han jugado, y siguen jugando, un papel
importante en el tablero geopolítico mundial. Un camino que puede llevar a toda
la humanidad al abismo de la autodestrucción. Y la jornada de hoy, que se
celebra a instancias de las Naciones Unidas cada 26 de septiembre desde 2013,
es un estímulo más para acelerar la reflexión.
Una actualidad
desarmante
Nunca antes el
desarme nuclear había estado tan de actualidad como en 2022. Hace dos días se
conmemoró el séptimo mes desde el inicio de la guerra en Ucrania, país que,
además, renunció a su tercer arsenal nuclear en el 94. Un conflicto en el que,
tras el referéndum deseado por el Kremlin en las regiones ucranianas ocupadas y
no reconocido por la mayoría de la comunidad internacional, el uso de las armas
nucleares ha vuelto a ser amenazado por Moscú.
En un mundo en
el que los hombres y las mujeres viven "bajo presión", en la
proyección de un futuro hecho de máquinas y robots que dan la ilusión de la
"eterna juventud", gana terreno la idea de "una catástrofe final
que nos extinguirá", y esto es "lo que ocurre con una eventual guerra
atómica", dijo el Papa durante su catequesis en la audiencia general del
pasado 16 de marzo, en referencia a las reiteradas amenazas nucleares surgidas
en las primeras semanas del conflicto en Ucrania. "El 'día siguiente' -si
es que todavía hay días y seres humanos- habrá que empezar de cero. Destruir
todo para empezar de nuevo desde cero", añadió Francisco.
El desarme no
es una debilidad
Tres meses
después, el 21 de junio de 2022, el Papa reiteró su llamamiento en un mensaje
dirigido al embajador Alexander Kmentt, presidente de la primera reunión de los
Estados miembros del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que
se celebraba en ese momento en Viena. En esa ocasión, Francisco volvió a pedir
que "se silencien todas las armas y se eliminen las causas de los
conflictos recurriendo incansablemente a las negociaciones". "Los que
hacen la guerra se olvidan de la humanidad", reiteró, y subrayó que
"la paz es indivisible y, para ser verdaderamente justa y duradera, debe
ser universal". Es un razonamiento engañoso y contraproducente pensar que
la seguridad y la paz de unos está desconectada de la seguridad y la paz colectivas
de otros".
Para el Papa,
pues, la energía nuclear bien puede definirse como un "multiplicador de
riesgos" que "sólo proporciona la ilusión de una paz de cualquier
tipo: tratar de defender y garantizar la estabilidad y la paz a través de una
falsa sensación de seguridad y un equilibrio de terror, sostenido por una
mentalidad de miedo y desconfianza, termina inevitablemente por envenenar las
relaciones entre los pueblos y obstaculiza cualquier forma posible de diálogo
real". La posesión de armas atómicas, además, conduce fácilmente a la
amenaza de su uso: se convierte entonces en "una especie de
chantaje", dijo Francisco, "que debería repugnar a las conciencias de
la humanidad".
Oración a María
Más
recientemente, en su discurso a los participantes en la sesión plenaria de la
Pontificia Academia de las Ciencias, el Papa recordó la invocación que San Juan
Pablo II dirigió a la Virgen María para que el planeta no conociera el horror
del conflicto nuclear: Los numerosos conflictos armados en curso son muy
preocupantes. Dije que era una tercera guerra mundial "en pedazos".
Hoy quizá podamos decir "total", y los riesgos para las personas y el
planeta son cada vez mayores. San Juan Pablo II dio gracias a Dios porque, por
la intercesión de María, el mundo se había salvado de la guerra atómica. Por
desgracia, debemos seguir rezando por este peligro, que debería haberse evitado
hace tiempo.
A continuación,
el Pontífice subrayó que "los logros científicos de este siglo deben estar
siempre guiados por las exigencias de la fraternidad, la justicia y la paz,
contribuyendo a resolver los grandes desafíos que se plantean a la humanidad y
a su hábitat".
Un uso pacífico
de la energía nuclear
Han sido
innumerables las ocasiones en las que la Santa Sede ha expresado su firme no al
uso y posesión de armas nucleares. Hace poco menos de un año, por ejemplo, el
cardenal secretario de Estado Pietro Parolin recordaba cómo la pandemia
"nos está enseñando una valiosa lección", a saber, que "es
necesario reconsiderar nuestro concepto de seguridad", que "no puede
basarse en la amenaza de la destrucción mutua y el miedo, sino que debe
encontrar su fundamento en la justicia, el desarrollo humano integral, el
respeto de los derechos humanos, el cuidado de la Creación, la promoción de las
instalaciones educativas y sanitarias, el diálogo y la solidaridad". Lo
hizo inaugurando con un videomensaje la conferencia "¿La conversión de las
armas nucleares? Conviene!", organizado por el "Comité para una
Civilización del Amor", celebrado en la sala de prensa del Sacro Convento
de Asís.
La Academia
Pontificia de las Ciencias publicó en abril de 2022 una larga declaración sobre
la prevención de la guerra nuclear, en la que se enumeran los riesgos que ésta
conllevaría para toda la humanidad. Nueve puntos de acción y cuatro
llamamientos a los dirigentes nacionales y religiosos, a los científicos y a
los hombres y mujeres de todo el mundo para que la ciencia ayude a vivir en
paz, para frenar la perversión de sus logros.
Recientemente,
el Vaticano ha hecho un llamamiento a los Estados para que cooperen en la
búsqueda de usos pacíficos de la energía nuclear. En su intervención del 8 de
agosto en Nueva York en la conferencia de la ONU para la revisión del Tratado
de No Proliferación de Armas Nucleares, el arzobispo Gabriele Caccia, jefe de
la delegación de la Santa Sede, reiteró su convicción de que la energía atómica
sólo debe utilizarse con fines pacíficos.
Los constantes
llamamientos de Francisco
"El uso de
la energía atómica con fines bélicos es inmoral, del mismo modo que lo es la
posesión de armas atómicas, como ya dije hace dos años. Seremos juzgados por
ello". Este es sin duda uno de los pasajes más fuertes del discurso del
Papa en el Memorial de la Paz de Hiroshima. Ya en la audiencia de 2017 a los
participantes en la conferencia "Perspectivas para un mundo libre de armas
nucleares y para el desarme integral", el Papa subrayó cómo el uso de las
armas nucleares, así como su "misma posesión", deben ser
"firmemente condenados", y palabras similares pronunció ese mismo año
en la rueda de prensa del vuelo de regreso del viaje apostólico a Myanmar y
Bangladesh.
También, con
motivo de la 53ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de
2020, Francisco volvió a referirse al peligro de las armas nucleares. "No
podemos pretender mantener la estabilidad del mundo por miedo a la
aniquilación, es un equilibrio muy inestable, suspendido al borde del abismo
nuclear y - escribió - encerrado entre los muros de la indiferencia,
donde se toman decisiones socioeconómicas que abren el camino a los dramas del
despilfarro humano y creativo, en lugar de protegerse".
Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano
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