La cosecha
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
A última hora
de la tarde, salí a dar un paseo. Bueno, esa era mi intención, pero la realidad
es que llegué a la higuera, ¡y ahí se acabó el viaje!
Soy la
encargada de regar esa zona, y confieso que mi motivación la mayor parte de los
días es precisamente este árbol, por lo mucho que les gusta a las monjas su
fruto. Llevo todo el verano mimándola… ¡¡y ahí estaba, repleta de higos!!
¡Habían madurado de golpe!
Ya no me daba
tiempo a ir en busca de una cesta, pero todo mi afán era recogerlos cuanto
antes, ¡así que empecé a meterlos en mis bolsillos! Claro que me movía la
gozada de compartir mi cosecha. Pero, sobre todo, era por un comentario que había
oído: “Los higos que maduran hay que quitarlos cuanto antes, para que crezcan
los demás”. ¡¡Y hay muchísimos verdes y pequeños!!
La higuera no
puede hacer crecer a todos los higos a la vez. Y solo quitándole los maduros,
podrán desarrollarse los nuevos.
Nuestra vida es
exactamente como la higuera. Cada acontecimiento, cada encuentro que nos marca,
se convierte en un fruto que cuelga de nuestras ramas. Pueden ser recuerdos
bonitos, pero también puede haber hechos dolorosos, que nos pesan, que se
alimentan de nuestra savia… y, sobre todo, impiden que crezcan nuevos higos.
Cristo está
deseando regalarte mil bendiciones, encuentros y experiencias nuevas, pero,
¿cómo vas a cogerlos, si tienes las manos llenas de pasado?
Nosotros, como
la higuera, también necesitamos dejar nuestros frutos en el corazón de Cristo,
sabiendo que, en Él, todo tiene sentido. Y, vaciando la mochila a sus pies,
¡¡caminaremos mucho más ligeros!! O, en otras palabras, tendremos las manos
preparadas para acoger con entusiasmo todo lo que quiera regalarnos.
“Si alguno está
en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo” (2
Co 5, 17).
Hoy el reto del
amor es entregarle a Cristo tus higos maduros. Te invito a que, en tu oración,
pongas en las manos del Señor las experiencias que hoy te bloquean, los
recuerdos que te pesan… Pídele a Cristo que te libere de esas cadenas, ¡¡y
prepárate para disfrutar de una vida nueva!! Porque Él… todo lo hace nuevo (Ap
21, 5). ¡¡Feliz día!!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
28 septiembre
2022
Fuente:
Dominicas de Lerma