Varios de los santos cuya fiesta litúrgica se celebra este agosto de 2023 tienen vidas e incluso características muy similares, como veremos a continuación.
![]() |
Izquierda a derecha: San Alfonso María de Ligorio, San Juan María Vianney, Santa Edith Stein, San Maximiliano Kolbe, Santa Mónica, San Agustín / Crédito: Dominio Público |
En los primeros días de agosto se celebran las fiestas de San
Alfonso María de Ligorio (1 de agosto) y de San Juan María Vianney (4 de
agosto), conocido como Santo Cura de Ars.
Ambos son reconocidos por ser modelos de celo y llevar a los
católicos al sacramento de la Confesión. Doctor de la Iglesia y fundador de los
redentoristas, Alfonso obtuvo un doctorado en Derecho a los 16 años. En 1723,
sin embargo, perdió un caso muy importante y abandonó esta carrera para
volverse sacerdote. En 1745 escribió sus primeras obras devocionales y en 1748
publicó la primera edición de su guía de Teología Moral. Alfonso está
clasificado como uno de los más grandes teólogos morales en la historia de la
Iglesia. En 1950, el Papa Pío XII lo declaró patrono de los confesores y
teólogos morales.
Por su parte, el Cura de Ars también es honrado como uno de los más importantes
confesores y santo patrono de los párrocos. Hijo de granjeros cerca de Lyon
(Francia), las terribles guerras de Napoleón Bonaparte le impidieron ingresar
al seminario. Cuando finalmente pudo estudiar para el sacerdocio, su progreso
se vio obstaculizado por su total incapacidad para aprender latín. Finalmente,
ordenado por su bondad, fue enviado a la aldea de Ars, en Villars-les-Dombes,
donde sus superiores asumieron que no haría daño.
La gente empezó a acudir a la aldea para confesarse, por su
consejo y su predicación. Con el tiempo, pasó hasta 18 horas al día en el
confesionario. Al igual que Alfonso, que finalmente fue expulsado de la misma
congregación que fundó, Vianney se ganó los celos de algunos sacerdotes que se
quejaban ante el obispo, aludiendo que estaba loco o mentalmente inestable. El
famoso obispo respondió que deseaba que todos sus sacerdotes sufrieran la misma
locura. El Cura de Ars murió mientras escuchaba a un pecador arrepentido.
Santos del campo de concentración: Edith Stein y Maximiliano Kolbe
El 9 y 14 de agosto, respectivamente, honramos a dos santos que
fueron víctimas del horror nazi y que son a la vez son santos de la era
moderna: Santa Edith Stein y San Maximiliano Kolbe.
Santa Edith, conocida también como Hermana Teresa Benedicta de la
Cruz, fue una conversa del judaísmo, monja carmelita, filósofa y escritora
espiritual. Nacida en una familia judía, hizo el largo y oscuro viaje de
abandonar el judaísmo por el ateísmo y luego encontrar su camino al catolicismo
a través de la filosofía. Abrazó el catolicismo luego de estudiar la filosofía
de la fenomenología, el tomismo y la lectura de la autobiografía de Santa
Teresa de Ávila. Entró a los carmelitas en 1934 y fue sacada de contrabando de
Alemania hacia los Países Bajos en 1938 para escapar de los nazis. En 1942, sin
embargo, con Alemania ocupando Europa occidental, fue arrestada con su hermana
Rosa (también convertida) como parte del decreto nazi en contra de todos los
católicos no arios. Murió en una cámara de gas ese mismo agosto. El Papa San
Juan Pablo II la canonizó en 1998 y al año siguiente la nombró copatrona de
Europa, con Santa Brígida de Suecia y Santa Catalina de Siena.
San Maximiliano fue un sacerdote franciscano, teólogo y mártir.
Nacido en Polonia, ingresó a los conventos franciscanos en 1907, estudió en
Roma y fue ordenado sacerdote en 1918. Al igual que Santa Edith, poseía un
intelecto notable y era un matemático y científico talentoso, además de periodista.
Se ganó el odio de los nazis por sus escritos, y cuando cayó Polonia en
septiembre de 1939, Kolbe fue arrestado varias veces y finalmente enviado a
Auschwitz. Como prisionero fue torturado por los guardias de las SS por ser un
sacerdote católico, pero nunca dejó de ayudar a sus compañeros de prisión.
Murió el 14 de agosto de 1941 tras tomar el lugar de Franciszek Gajowniczek, un
sargento del ejército polaco que estaba casado y había sido condenado a muerte.
Santos que son parientes: Santa Mónica y San Agustín
Fines de agosto cuenta con dos festividades consecutivas, la de Santa Mónica
(27 de agosto) y su hijo San Agustín (28 de agosto).
Durante varios años y muchas lágrimas, Santa Mónica rezó para que
su hijo, brillante pero rebelde, volviera en sí y se arrepintiera de su vida
libertina con la que desperdiciaba su intelecto. Nunca dejó de rezar y esperar,
y, al final, sus oraciones fueron respondidas. La conversión final de su hijo
se produjo bajo la influencia de San Ambrosio de Milán, y ella estuvo allí para
presenciar el bautismo a manos de Ambrosio. Murió en Ostia, cerca de Roma, el
27 de agosto de 387.
Agustín, por supuesto, es considerado el más grande de los Padres
de la Iglesia occidental que ejerció una enorme influencia en la formación de
la teología cristiana y la civilización occidental. Nada de eso habría sucedido
si su madre lo hubiera abandonado.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado
originalmente en National Catholic Register.