Cuenta la historia que el Santo Cura de Ars sufrió constantes ataques sobrenaturales del demonio que no lo dejaban dormir. Esto se dio por más de 20 años hasta que el patrono de sacerdotes y párrocos recibió un especial don
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Foto referencial. Crédito: Dorothée QUENNESSON en Pixabay |
Según explica
corazones.org, una web de vida de santos de las Siervas de
los Corazones Traspasados de Jesús y María, lo que el famoso presbítero
sufrió fue el “asedio” demoníaco, una de las formas que usa el enemigo para
“aterrorizar por medio de apariciones horribles o por medio de ruidos”.
Todo comenzó en
el invierno de 1824 con horribles sonidos y gritos donde vivía el Cura de Ars,
por lo que le pidió a un señor que lo acompañara. El hombre se asustó con lo
que escuchó al pasar la media noche y nunca más se volvió a quedar.
En otra
ocasión, el sacerdote estaba por celebrar la Santa Misa cuando le avisaron que
su cama se incendiaba, por lo que, al darse cuenta que la intención del maligno
era que no presidiera la Eucaristía, dio sus llaves para que apagaran el fuego
y exclamó: "El villano, al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su
jaula".
Las Siervas de
los Corazones Traspasados señalan que incluso hasta hoy se puede ver sobre la
cabecera de la cama las marcas del incendio.
Además de estas
manifestaciones, se dice que el demonio por las noches hacía ruidos de cristal,
de caballo, de perro, de tambor, silbidos y cantos agudos por varias horas. E
incluso le gritaba: “Vianney, Vianney, come papas”.
Para las
religiosas, la intención del maligno era “no dejar dormir al Santo” y cansarlo
para que no confesara al día siguiente a los miles que acudían a él para estar
en gracia de Dios.
No obstante,
para 1845 estos ataques acabaron ya que Dios le concedió al patrono de los
párrocos el don de expulsar demonios.
Por Abel Camasca
Fuente: ACI Prensa