A todo color
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tenía que
cambiarme las sábanas de la cama y, con el buen tiempo que hace, rebusqué en el
armario para sacar otro juego de sábanas de verano. Empecé a desdoblar la
sábana bajera, de color azul… o, bueno, al menos era azul el año pasado:
¡¡ahora estaba llena de enormes manchas rosas!!
“Uy… igual se
destiñó algo… y la guardé sin darme cuenta…”, pensé.
El asunto me
extrañaba, pero todavía me extrañó más cuando quise localizar la mancha para
analizarla… ¡y no la encontraba!
Volví la sábana
para un lado, para otro… ¡nada! Pero al sacudirla sobre el colchón, ¡¡la vi!!
Por un instante, ¡vi la enorme mancha rosa! Sin embargo, al coger la sábana de
nuevo, por más vueltas que daba, ¡no la encontraba!
Y, de pronto,
entendí: no era una mancha, ¡¡era un reflejo de luz!!
Resulta que el
sol entraba por la ventana y daba de lleno a una bolsa (rosa chillón) que tenía
sobre la mesa, reflejando ese color sobre la sábana cuando la alzaba. ¡¡Era una
luz tan fuerte que parecía una mancha!!
Aquello me
impresionó un montón… ¡¡pues lo mismo sucede con nosotros!!
Jesucristo es
el mismo siempre, y su amor no cambia. Él es igual que el Sol, que derrama su
luz y calor sobre todos. Lo que sucede es que, al llegar a nuestro corazón, esa
luz se “colorea” de un modo particular.
Lo vemos en los
santos: unos reflejan el amor que reciben de Cristo en su dedicación a los
pobres, o en la educación, o en sus escritos espirituales… El Señor es siempre
igual, se derrama en todos, pero el reflejo de esa luz es diferente en cada
cristiano.
Lo más curioso
es que esto es precisamente lo que desea Jesús. ¡¡Cuenta con nuestra aportación
personal, con nuestro color particular!! Él ha querido que Su amor llegue al
mundo reflejándose en tu corazón, “pintándose” de tu color. Y, sin ti, ¡esta
obra de arte no estaría completa!
Hoy el reto del
amor es… ¡colorear la luz! Para ello, te invito a que comiences el día dejando
que el Sol, que Jesucristo, ilumine tu alma por completo. ¡¡Para reflejar la
luz, primero hay que recibirla!! Disfruta del amor de Cristo y… ¡trasmítelo a
los demás! Abre los ojos y descubre una oportunidad para amar con tus dones y
habilidades, ya sea haciendo sonreír, ¡o preparando un postre! Con tu color, a
tu manera, ¡sé un reflejo del amor de Cristo! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
03 agosto 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma