Todo lo que debes saber sobre esta auténtica «hoja de ruta» del buen cristiano
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Pintura antigua en la que se muestran algunas de las obras de misericordia cristianas. Dominio público |
Pero,
¿cuáles son, en qué consisten, dónde vienen reflejadas en la Biblia y dónde
tienen su origen?
-¿Qué son las obras de misericordia?
Las obras de
misericordia son ayudas, tanto corporales como espirituales, que realizan los
cristianos al resto de las personas que les rodean. Son catorce, siete de
carácter espiritual y siete corporales. Algunas de estas ayudas son instruir,
aconsejar, consolar, perdonar, dar de comer al hambriento o vestir al desnudo.
Las obras de misericordia son
un modelo perfecto, y recurrente a lo largo de la historia, para que cualquier
cristiano pueda practicar su fe.
-¿Cuáles son las obras de misericordia?
Obras de misericordia
corporales:
-Visitar
a los enfermos.
-Dar
de comer al hambriento.
-Dar
de beber al sediento.
-Dar
posada al peregrino.
-Vestir
al desnudo.
-Visitar
a los presos.
-Enterrar
a los difuntos.
Obras de misericordia
espirituales:
-Enseñar
al que no sabe.
-Dar
buen consejo al que lo necesita.
-Corregir
al que se equivoca.
-Perdonar
al que nos ofende.
-Consolar
al triste.
-Sufrir
con paciencia los defectos del prójimo.
-Rezar
a Dios por los vivos y por los difuntos.
-¿En qué consiste cada una de ellas?
-Visitar
al enfermo:
Esta
obra de misericordia anima al cristiano a tener una verdadera atención hacia los enfermos y personas ancianas,
ya sea proporcionándoles cuidados médicos o haciéndoles compañía. El mejor
ejemplo en la Biblia de esta obra de misericordia tiene lugar en la parábola
del buen Samaritano. Después de curar al herido, el samaritano, al no poder seguir cuidándolo, confió su cuidado
a otra persona a quien le ofreció pagarle (Lc 10, 30-37).
-Dar
de comer al hambriento y dar de beber al sediento:
Estas
dos obras de misericordia hacen
referencia a la ayuda que debe brindar el cristiano a los más necesitados, a
aquellos que no tienen ni siquiera lo indispensable para comer. En el
evangelio de San Lucas, San Juan Bautista recomienda: "El que tenga dos túnicas que las
reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo
mismo" (Lc 3, 11).
-Dar
posada al peregrino:
Aunque
esta obra de misericordia tenía una importancia vital en épocas pasadas, hoy en
día también se puede practicar con aquellas personas que tengan verdadera
necesidad. El origen de
esta obra de caridad procede de épocas antiguas en las que acoger a los
peregrinos resultaba vital por lo difícil que resultaban las travesías y
los peligros a los que se tenían que enfrentar los viajeros.
-Vestir
al desnudo:
Esta
obra de misericordia busca ofrecer vestido a todas aquellas personas que, por
circunstancias de la vida, se vean necesitados de él. Una forma sencilla de practicar esta obra de caridad es la
recogida de ropa que se suele hacer en las parroquias y otros centros de la
Iglesia. A esto mismo se anima en la carta de Santiago: "Si un hermano
o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice:
'Id en paz, calentaos o hartaos', pero no les dais lo necesario para el cuerpo,
¿de qué sirve?" (St 2, 15-16).
-Visitar
a los presos:
Se
trata de visitar a los presos, prestarles ayuda material, ya sea entregándoles alimentos o ropa,
en países donde el Estado no se hace cargo de ello, y ayuda espiritual que les sirvan para mejorar como personas o
aprender un trabajo para cuando finalice su condena. Esta obra de
misericordia estaba muy ligada a los cristianos de siglos pasados, a órdenes
como la de los trinitarios, que se solían intercambiar ellos mismos por prisioneros.
-Enterrar
a los difuntos:
Esta
obra de misericordia puede resultar un tanto superada para algunos pero, en
realidad, no lo es en absoluto. Por ejemplo, en tiempos de guerra, puede resultar un mandato fundamental.
El cuerpo humano, que fue en vida "templo del Espíritu Santo" (1 Cor
6, 19) debe ser enterrado con la mayor dignidad posible. El origen de esta práctica de
piedad cristiana se encuentra en la muerte del mismo Cristo. Fue su amigo,
José de Arimatea, el que le cedió su tumba y tuvo el valor para presentarse
ante Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús (Jn 19, 38-42).
-Enseñar
al que no sabe:
Consiste
en enseñar a la persona
que carece de cualquier tipo de conocimiento, ya sea en temas religiosos como
de otra índole. Así lo dice el profeta Daniel en la Biblia: "los que
enseñan la justicia a la multitud, brillarán como las estrellas a perpetua
eternidad" (Dan 12, 3b).
-Dar
buen consejo al que lo necesita:
Uno
de los dones del espíritu Santo es el don de consejo. Para practicarlo de forma
correcta la Iglesia entiende que uno debe estar en sintonía con Dios para poder así aportar un
consejo edificante.
Existen catorce obras
de misericordia, siete de carácter corporal y otras siete espirituales.
-Corregir
al que se equivoca:
Esta
obra de misericordia hace referencia a la corrección fraterna con mansedumbre y humildad. Así lo
explica el mismo Jesús en el evangelio de Mateo: "Si tu hermano peca, vete
a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu
hermano" (Mt 18, 15-17). Y, el apóstol Santiago, al final de su carta: "El que endereza a un pecador
de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos
pecados" (St 5, 20). 4)
-Perdonar
al que nos ofende:
Esta
obra de misericordia anima
al cristiano a superar la venganza y el resentimiento, es de las que más
veces aparece en las Escrituras. El Padrenuestro anima a ello, y el mismo Jesús
aclara: "Si perdonáis las
ofensas de los hombres, también el Padre Celestial os perdonará. En cambio,
si no perdonáis las ofensas de los hombres, tampoco el Padre os perdonará a
vosotros" (Mt 6, 14-15). El mejor ejemplo de perdón en el Antiguo
Testamento fue el de José, que perdonó a sus hermanos por haber tratado de
matarlo (Gen 45, 5). Y el mayor perdón del Nuevo Testamento es el de Cristo en
la Cruz: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lc 23, 34).
-Consolar
al triste:
Ya
sea con un consejo o una muestra de afecto, en esta obra de misericordia se anima a ayudar a la persona que
atraviesa por un momento de tristeza.
Es
en el Evangelio de Lucas donde el propio Jesús se apiada de una mujer triste.
"Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un
muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente
de la ciudad. Al verla el
Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó
el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo:
Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su
madre".
-Sufrir
con paciencia los defectos del prójimo:
La
paciencia ante los defectos ajenos es una virtud. El cristiano debe ofrecer a Dios el sufrimiento causado por los
defectos del prójimo, y si el soportar esos defectos causa más daño que
bien, con caridad, debe advertírselo al prójimo.
-Rezar
a Dios por los vivos y por los difuntos:
La oración ofrecida por
otras personas es algo común en la práctica religiosa de cualquier cristiano. Resulta indiferente
si esa persona es un familiar, un compañero de trabajo o un político. Así se
advierte en Macabeos: "Los
difuntos que están en el Purgatorio dependen de nuestras oraciones. Es una
buena obra rezar por éstos para que sean libres de sus pecados ( 2 Mac 12, 46).
-¿Dónde se mencionan en el Catecismo de
la Iglesia Católica?
Las
obras de misericordia aparecen en el Catecismo de la Iglesia en el siguiente
texto:
"Las
obras de misericordia son
acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus
necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar,
confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar
y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten
especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene,
vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los
muertos. Entre estas
obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de
la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a
Dios".
-¿Qué dice el Papa sobre las obras de
misericordia?
En
la bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, del año
2015, el Papa Francisco escribió:
"Es
mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las
obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces
aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el
corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la
misericordia divina. La
predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos
darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las
obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al
sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar
a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia
espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir
al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia
las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos".
¿Qué beneficios obtiene quien las
practica?
La
práctica de las obras de
misericordia no es más que la práctica del propio cristianismo, y como tal
uno recibe gracias en este mismo mundo. En el evangelio de Lucas, Jesús así lo asegura: "Dad, y se
os dará". Los cristianos saben que si una persona ofrece su caridad al
prójimo, obtendrá el ciento por uno. En este sentido, las palabras que se
recogen en Mateo son claras:
"Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán misericordia"
(Mt.5, 7). Y, en ese mismo evangelio, el propio Cristo aconseja: "No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los
ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón".
Gracias
a las obras de misericordia el cristiano pasa de los bienes temporales a los
eternos. San Mateo, en sentido, recoge lo que ocurrirá en el Juicio Final:
Juan Cadarso
Fuente: ReL