El Centro Académico Romano Fundación (CARF) ha becado la formación de más de 1.600 sacerdotes, seminaristas y religiosos de los cinco continentes, según se refleja en su memoria anual correspondiente a 2021.
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Théogene Ndagijimana y Révocat Habiyaremye, sacerdotes becados por CARF. Crédito: Centro Académico Romano Fundación |
En
este sentido, el director general del CARF Luis Alberto Rosales, señala que “un
sacerdote bien formado es un foco de desarrollo espiritual, pero también
humano, cultural y social allá donde desempeñe su labor”.
Y tanto más, cuando ese sacerdote llega a asumir la responsabilidad de pastorear
una diócesis como obispo, circunstancia que se ha repetido en 122 ocasiones
desde el año 1989. En 2021, han sido ordenados en el episcopado diez antiguos
alumnos del CARF.
Las
aportaciones de 6500 donantes al año, muchos de ellos de manera periódica y
otros de forma esporádica, hacen posible que cada alumno sea beneficiado por
unos 18 mil dólares, lo que hace un total en 2021 de más de 5 millones de
dólares.
Los
seminaristas, sacerdotes y miembros de órdenes religiosas se forman gracias al
CARF en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra (Pamplona,
España) y en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma, Italia).
Su
alojamiento, que supone la partida mayor en cada beca, se realiza en
seminarios, colegios mayores y colegios sacerdotales internacionales.
El
presidente del CARF, José Enrique Fuster, expone en la presentación de la
memoria que “todos los cristianos somos corresponsables de la nueva
evangelización” y se ha mostrado agradecido a Dios que haya hecho posible “la formación de muchas vocaciones sacerdotales”.
De los casi 10 millones de dólares en donaciones, más de la mitad ha sido
dedicada a las becas de formación.
Además,
se han financiado diversos proyectos específicos relacionados con la dotación
de objetos litúrgicos a comunidades, la ayuda médico-sanitaria a seminaristas y
sacerdotes desplazados de sus países de origen, así como a sacerdotes mayores que
carecen de compañía.
Desde
el CARF también se apoya el sostenimiento del culto en parroquias con
dificultades.