Llega a las parroquias un nuevo retiro de impacto al estilo de los retiros de Emaús y Effetá, dirigido a jóvenes de 16 y 17 años, «a una edad en la que es posible prevenir heridas»
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Foto: Retiros Bartimeo. Dominio público |
«Nuestra referencia eran el retiro de Emaús y el retiro de Effetá, pero nos dimos cuenta de que estábamos llegando tarde a la gente», explica Javier Sotolargo, uno de los coordinadores de Bartimeo en España. En dichos retiros «se dan encuentros con Dios muy impactantes, pero también es verdad que muchos llegan a ellos después de haber pasado por mucho sufrimiento y con la vida muy rota.
Hay mucha gente que se
queda por el camino, y muchos pierden la fe a medida que van pasando los años.
Por eso quisimos provocar antes este encuentro con el Señor, para ahorrar a los
jóvenes pasar por tantas cosas tan duras. El retiro está dirigido a una edad en
la que se pudieran prevenir heridas», añade.
Al igual que en Emaús y Effetá, los
jóvenes que asisten al fin de semana del retiro Bartimeo participan de varias
dinámicas «en las que sientes de verdad el amor que Dios te tiene, en las que
aprendes a amarte a ti mismo… También tratamos el tema de la familia, el perdón
de Dios, a uno mismo y a los demás, la confianza, el uso de las redes sociales…
Es muy intenso y completo, muy integral, abarca toda tu vida», cuenta Javier
Sotolargo.
Hoy los retiros Bartimeo se están
sucediendo durante estos meses en
parroquias de Madrid, Barcelona, Toledo, San Sebastián, Pamplona y Jerez, y
próximamente van a empezar a organizarse en Málaga, Oviedo, Mallorca y Sevilla.
A ellos muchos jóvenes llegan «con
una fe heredada que necesita un impulso nuevo, algo que les haga sentirla como
algo propio», afirma Sotolargo. Otros, a pesar de su juventud «llegan muy
rotos», y es frecuente encontrar en ellos heridas familiares, de abandono en su
niñez, hijos de divorciados, relaciones conflictivas con los padres… Otros son
víctimas de bullying, y también los hay que llegan y se dan cuenta por primera
vez de que son ellos los que cometen acoso. También hay quienes han probado las
drogas, o los que llevan una sexualidad desordenada o tienen dificultades con
la pornografía… «Es triste comprobar que a veces te encuentras con chicos que
han perdido la inocencia muy pronto y llevan vidas muy vacías», lamenta.
Sin embargo, todos ellos reciben en el retiro una fuerte experiencia de Dios que les cambia la vida. «Muchas veces, cuando acaba un retiro, nos preguntamos: “¿Cómo es posible que el amor de Dios vivido en un fin de semana cambie tanto a la gente?”. Lo que viven no es un fervorín o una simple emoción. Esto les cala y les toca muy dentro», concluye el coordinador de los retiros Bartimeo.
Juan
Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente:
Alfa y Omega