Los autores del reportaje han publicado la serie de libros “Catequesis de orientación catecumenal” (seis libros para las catequesis con niños y preadolescentes). Para más información.
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Dominio público |
A
continuación se presentan seis
razones que justifican la instauración y el impulso del catecumenado de
niños en España como camino para la formación cristiana de los niños y
preadolescentes, que alimenta y vivifica la propia fe mediante la conversión
personal a Jesucristo:
1. Respuesta a la nueva realidad
Desde
hace un par de décadas se inició en España un proceso que, con el paso del
tiempo, se ha acrecentado y, previsiblemente, irá a más, dada la acusada
secularización de la sociedad española: muchos niños no reciben ya el Sacramento del Bautismo al
poco de nacer. Según las últimas estadísticas se estima que su número
ronda el 50% de los niños nacidos en los últimos años.
Un
número muy reducido de esos niños, bien por propia iniciativa bien por la de
sus padres, solicita el
Bautismo durante el período escolar (7-14 años). De esta manera, Dios nos
hace una llamada para salir gozosamente al encuentro de esta nueva realidad y
darle la oportuna respuesta. Ésta no es otra que el catecumenado de niños,
reinstaurado por el Concilio Vaticano II, al que el Ritual de la
Iniciación cristiana de adultos (a. 1976) dedica el capítulo
V.
2. Respuesta a las indicaciones de
nuestros pastores
La
Conferencia Episcopal Española se ha ocupado, con frecuencia y desde hace
tiempo, sobre el catecumenado de niños en edad escolar. Además de las
referencias del documento La Iniciación cristiana. Reflexiones y
Orientaciones (a.1988), volvió a tratarlo en las Orientaciones
Pastorales para el Catecumenado (a.2002) y, de modo muy
particular y pormenorizado, en las Orientaciones
pastorales para la iniciación de niños no bautizados en su infancia (a.2004).
En sus Programas pastorales, también se ha referido al catecumenado.
En
fechas muy recientes, ha tratado ampliamente de él en la Instrucción Pastoral Custodiar,
alimentar y promover la memoria de Jesucristo (a. 2015).
Finalmente, el último Plan Pastoral para el quinquenio 2021-2025, Fieles
al envío misionero (a. 2021) aporta luces de fondo sobre el
particular. Dios nos habla a través de nuestros legítimos pastores: los
obispos.
Y
tenemos, además, la luminosa enseñanza del papa Francisco: “Hemos redescubierto que también en
la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o 'kerygma', que
debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de
renovación eclesial (…). En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el
primer anuncio: 'Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está
vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para
liberarte'". (“La alegría del Evangelio”, n. 164).
3. Respuesta al Directorio para la
Catequesis
El
último Directorio para la catequesis,
publicado en 2020, además de recoger lo que decían los anteriores, amplía el
panorama y hace una fuerte
llamada a favor del catecumenado de niños, tanto del estrictamente tal -no
bautizados que piden el bautismo- como en sentido analógico: bautizados pero
con una formación y una vivencia cristiana deficientes (cf. n.62).
Por
otra parte, promueve la catequesis de orientación
catecumenal, la cual, aunque no asume al pie de la letra el
catecumenado, recoge su estilo y dinamismo formativo. De este modo, ofrece
pistas importantes sobre la catequesis kerygmática y mistagógica, que es la que
está reclamando actualmente la pastoral catequética.
“Es
importante –dice el Directorio para la Catequesis- que cada comunidad cristiana se
acerque a las realidades familiares heterogéneas, con sus luces y sombras,
para acompañarlas adecuadamente y discernir la complejidad de las situaciones”
(cf. n. 234).
4. Respuesta alternativa a muchas
catequesis actuales de Primera Comunión y de Confirmación
Pastores
y catequistas de todas las diócesis se lamentan de la enorme desproporción que
existe entre el esfuerzo empleado en la catequesis de Primera Comunión y en la
de Confirmación con los frutos espirituales y pastorales que se obtienen. Un número bastante alto de niños
abandona la catequesis e incluso la práctica religiosa dominical después de la
primera comunión y son muy pocos los que perseveran tras la
confirmación.
De
ahí que bastantes sacerdotes y catequistas ven la necesidad de hacer un cambio
pastoral en algunas catequesis actuales. Esta ya no puede ser –como ocurría
hasta hace poco- algo parecido a una clase de Religión escolar. Se trata, más que de preparar a un
determinado sacramento, de hacer verdaderos discípulos de Jesucristo. Lo
cual comporta asumir la Palabra de Dios como elemento básico y revitalizar la
fe en todas sus dimensiones: profesarla, celebrarla, vivirla y orarla.
El
catecumenado de niños, tanto en sentido estricto como en su sentido analógico,
puede convertirse en un valioso instrumento pastoral; pues el catecumenado
requiere tiempo, etapas y ritos. Y una
personalidad cristiana no se improvisa de la noche a la mañana.
5. Necesidad de implicar a los
padres en ese proceso de orientación catecumenal
En
el catecumenado de niños, como en toda otra actividad formativa que se realice
con ellos, es
imprescindible contar con los padres, porque la familia es el ámbito en el que
los niños viven, crecen y se desarrollan en todas sus dimensiones. Ciertamente,
al principio no serán muchos –a veces muy pocos- los que quieran implicarse. De
todos modos, a nosotros nos corresponde echar la semilla y cultivarla, y que
sea el Señor el que haga los milagros de la gracia que considere oportunos.
Por
otra parte, el catecumenado de niños puede ser una ocasión muy adecuada para acercarse pastoralmente a los
padres que hayan pedido el Bautismo de sus hijos, brindarles trato y
amistad y, en la medida de lo posible, realizar con ellos
un segundo anuncio de la fe, así como abrirles horizontes para que
descubran el papel insustituible que tienen los padres en la educación de sus
hijos.
Además, los padres que comienzan a
interesarse por educar la fe en sus pequeños refuerzan su propia fe, aunque
esta sea muy débil, pues la fe crece cuando se transmite (Benedicto
XVI). Por otro lado, ¡cuántas veces la amistad y cercanía del niño con Jesús
lleva a sus padres a volver a la Iglesia y a interesarse más por el Evangelio y
por la vida cristiana.
6. Impulso a la alegría misionera de las
parroquias
El
catecumenado de niños en edad escolar, lo mismo que el de adultos, requiere la presencia e inserción en la
comunidad parroquial. No solo porque los catequistas y sacerdotes son
parte de ella sino porque el resto de los bautizados ha de sentirse implicado.
Engendrar
nuevos hijos es esencial no sólo para la familia humana, sino también para la
cristiana. La experiencia
atestigua que los hijos traen siempre alegría a la familia. También la
traen a la familia parroquial, tantas veces desanimada por la ausencia de
jóvenes en las misas dominicales y demás actos de culto.
Por
otra parte, la celebración de los diversos ritos del catecumenado con las
familias y aún con comunidad: entrada en el catecumenado, entregas, escrutinios
y celebración de los sacramentos en la Vigilia Pascual o en un domingo pascual
próximo, es un recordatorio
de la vocación apostólica propia de todos los bautizados. Además, pueden
impulsar el espíritu misionero de los niños y de los mayores, especialmente de
los abuelos respecto a sus nietos y a los amigos de sus nietos.
Para más información
sobre los seis libros de “Catequesis
de orientación catecumenal” para niños y preadolescentes pinche aquí.
José Antonio Abad / Pedro de la Herrán
Fuente: ReL