Tu bicarbonato
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Buscando entre
las medallas, me encontré una que se había quedado muy oscura. La había llevado
puesta y el dorado se había oscurecido por el uso.
Recordé que,
tiempo atrás, me aconsejaron que la limpiara con bicarbonato. La verdad es que
me costaba creer que solo ese polvo blanco devolvería el brillo dorado a la
medalla. Me fui a la cocina en busca del bicarbonato, cogí un poco y lo puse
sobre la medalla. Froté despacio con una gamuza, con mucho cuidado, pues no
quería que se me rayase. Fue sorprendente como la medalla volvía a su metal
original.
Mientras observaba la transformación, pensaba que esto
es lo que hace el Señor con nosotros en la oración. Lo que nos sucede cuando
vamos a orar o a estar un rato con Él. A veces, podemos pensar: “pero si salgo
igual que entro”, “nada cambia” o “este polvo blanco va a limpiarme”… Sin
embargo, no sabemos cómo pero el Señor actúa y nos cambia.
Quizás llegamos preocupados, se lo dejamos a los pies
de la cruz y Él nos da Su paz. Otras veces llegamos cansados y Él nos da Su
descanso.
Empezamos el día con mucha ilusión, fuerza y
resplandecientes como el oro.
Pero van transcurriendo las horas y las piedras
empiezan a aparecer en el camino. Hay imprevistos: te levantas y no tienes
leche para desayunar, se acabó y nadie avisó, por un minuto pierdes el tren o
tu jefe te carga de trabajo y ves que te supera, tu compañero está enfermo y
tienes que sustituirle… Estas cosas hacen que el día se oscurezca y nos pese.
Es normal porque somos humanos y nuestra debilidad es muy fuerte.
Pero ante estas situaciones podemos: dejar la medalla oscura y no mirarla o buscar el bicarbonato y limpiar el día. Podemos quedarnos en nosotros mismos, con una mirada humana de lo que nos pasa, o podemos mirar a Cristo y elevar la mirada al Cielo.
Este es Jesús:
el que vive porque ha resucitado, el que está a tu lado siempre para sacar lo
mejor de ti. Él confía en ti, sabe que a lo largo del día vas a caer, pero
quiere siempre levantarte. Lo único que necesita es que tú le mires, que
cuentes con Él, que abras tu corazón a Su Amor. Todo lo demás lo hace Él. Por
ello, si hoy te sientes cansado, agobiado, preocupado, dale la mano a Cristo y deja
que Él te devuelva a tu color original.
Hoy el reto del
amor es contar con Jesús en cada dificultad del día y contar las veces que has
encontrado piedras en el camino. Descubrirás que cada piedra es una oportunidad
para dar la mano a Jesús. No mires a la piedra sino al que te está dando la
mano para caminar.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
18 mayo 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma