“El término "universidad" designa una comunidad, pero también una idea de convergencia de conocimientos en una búsqueda que proporciona verdad y sentido al diálogo entre todos los hombres y mujeres del mundo"
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El Papa instó a
13 rectores de las universidades de Roma y el Lacio a que adapten sus modelos
económicos, culturales y sociales centrándose en la persona. Les animó a que
sigan acogiendo a estudiantes y docentes víctimas de guerras y persecuciones. Y
les mencionó el Pacto Mundial para la Educación, como inversión educativa para
alcanzar un horizonte de la paz, del desarrollo verdadero e integral.
El Papa habló ayer
lunes por la mañana con los rectores de trece universidades sobre la pandemia,
la propagación de la "tercera guerra mundial en pedazos" en Europa,
la cuestión medioambiental global, el crecimiento de las desigualdades y les
aseveró que este “momento histórico concreto” es un desafío para los ateneos,
que los llama de forma acelerada y sin precedentes a una tarea de gran
responsabilidad.
Además,
mencionó el
Pacto Mundial por la Educación, un proyecto de “trabajo conjunto a
escala mundial, donde además participan las grandes religiones”. El Documento
sobre la Fraternidad
humana en AbuDhabi fue firmado con este mismo Espíritu, dijo el Papa a
los rectores de las trece universidades públicas, estatales y no estatales, de
Roma y del Lacio, reunidos en la Coordinación Regional de las Universidades del
Lacio con los representantes de la Región.
Un gran reto
para las universidades
Esta tarea de
gran responsabilidad que afrontan las universidades es un reto con una “fuerte
implicación cultural, intelectual y moral”, puesto que este escenario puede
provocar en los jóvenes un clima de “desánimo y desconcierto, de pérdida de
confianza, y lo que es peor, de adicción”. Sin embargo, como dijo Francisco,
los jóvenes se defienden y piden que las universidades realicen “una gran
inversión educativa”, de allí el desarrollo del Pacto Mundial por la Educación
y aseveró:
“Por eso se
está desarrollando el Pacto Mundial por la Educación, es un proyecto de trabajo
conjunto a escala mundial, en el que participan muchas partes interesadas,
desde las grandes religiones hasta las instituciones internacionales, pasando
por las instituciones educativas individuales”.
Con este mismo
espíritu se firmó el documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi el 4 de
febrero de 2019, dijo el Papa, un documento en el que:” acordamos que nos
importa una educación integral que se resume en el conocimiento de uno mismo,
del hermano, de la creación y de la Trascendencia".
Alcanzar un
horizonte de paz y desarrollo verdadero, integral
El Santo Padre
dijo a los rectores que este es “el horizonte de la paz, que hoy reclamamos con
razón y por el que rezamos intensamente, y por tanto del desarrollo verdadero e
integral, que no puede construirse sino con sentido crítico, libertad, sana
confrontación y diálogo”.
Hay mucho que
hacer, señaló, para asegurar el desarrollo tecnológico y científico, pero
también para garantizar la sostenibilidad humana. El Papa instó a los rectores
a replantearse los modelos económicos, culturales y sociales, como lo exigen
los grandes cambios, para recuperar el “valor central de la persona humana”:
“El término
"universidad" designa una comunidad, pero también una idea de
convergencia de conocimientos en una búsqueda que proporciona verdad y sentido
al diálogo entre todos los hombres y mujeres del mundo".
De allí que el
servicio de las universidades es importante, afirmó e instó a los rectores a
que cada ateneo, “con sus propias características”, pueda repensar y adaptar
“nuestros modelos de desarrollo, reuniendo las mejores energías intelectuales y
morales”. Es una exigencia que la piden los estudiantes, dijo el Papa,
como lo demuestra la gran movilización de jóvenes estudiantes de doctorado e
investigadores en economía, coordinados por profesores de sus universidades,
que tienen como objetivo "construir respuestas nuevas y eficaces,
superando viejas incrustaciones ligadas a una cultura estéril de competencia
por el poder". Porque, como afirmó el Pontífice, los estudiantes no se
conforman con la mediocridad, con la mera repetición de datos, ni siquiera con
una formación profesional sin horizonte.
La universidad
no tiene fronteras
Francisco pidió
además a los rectores que no dejen de escuchar a los estudiantes, a los colegas
y a los compañeros; que escuchen las realidades sociales e institucionales, las
realidades vecinas y globales, porque la universidad no tiene fronteras: el
conocimiento, la investigación, el diálogo y la confrontación no pueden sino
superar todas las barreras y ser "omnipresentes":
“También está
el valor de la imaginación y de la inversión, para un desarrollo humano de la
investigación, para formar a jóvenes capaces de aportar algo nuevo al mundo del
trabajo y de la sociedad; para formarlos también en el respeto: respeto a uno
mismo, respeto al prójimo, respeto a la creación y respeto al Creador”.
Acoger a quien
carece de medios y víctimas de conflictos
Por último,
Francisco pidió a los rectores que al momento de pensar en la promoción de la
excelencia en los estudios y la investigación, que estén atentos también con
quienes merecen y tienen derecho al estudio y la formación, incluso quienes
carecen de medios, y los alentó a continuar con el “encomiable compromiso de
acoger a estudiantes, investigadores y profesores víctimas de la persecución,
la guerra y la discriminación en diversos países del mundo”:
“Que estimulen
en muchos las formas de "aprendizaje-servicio" a la comunidad, para
que, midiéndose con la pobreza y las periferias existenciales y sociales, den
más sentido y valor a su formación universitaria, nunca desligada de la vida de
las personas y de la sociedad”.
Que las
universidades sean comunidades vivas
Y con base en
la “intencionalidad propia de la institución universitaria, en el compromiso
convergente de docencia, investigación, diálogo y confrontación con la
sociedad”, el Papa espera que estas universidades “sean comunidades vivas,
transparentes, activas, acogedoras, responsables, en un clima fructífero de
cooperación, intercambio y diálogo, valorando a todos y a cada uno. Que lean y
afronten este cambio de época con reflexión y discernimiento, sin prejuicios
ideológicos, sin miedos ni huidas, o peor, conformismo”.
Hacia el
Jubileo del 2025: Iglesia y Universidad
Tras recordar
el próximo Jubileo de 2025, Francisco les recordó que "tres años después
de la primera celebración del Jubileo, en 1300, se estableció el Studium Urbis,
como para mostrar en la práctica y reafirmar la relación nativa entre la
Iglesia y la institución universitaria, una de las expresiones más antiguas y
paradigmáticas de la civilización europea, que luego se desarrolló en todo el
mundo".
Esta antigua y
consolidada relación, en distinción y cooperación, dijo, estamos llamados a
desarrollarla y proseguirla en la construcción responsable y sostenible de vías
de desarrollo. Para ello, el lema del próximo Jubileo de 2025,
"Peregrinos de la esperanza", puede expresar entonces este compromiso
convergente, la tensión hacia objetivos compartidos de vida, bondad y
fraternidad, afirmó.
Patricia
Ynestroza, Ciudad del Vaticano
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