Ventilando, más o menos
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Era la hora de
la siesta. Como todos los días, abrí un poquito la ventana para que se renovase
el aire en lo que yo me iba tranquilamente a lavar los dientes. Pero, al
volver, descubrí que mi anhelada siesta iba a tener que esperar: ¡¡la celda se
había llenado de humo!!
Resulta que, en
el tejado, justo encima de mi celda, está la chimenea de la gloria que hay en
el piso de abajo. Un cambio en la presión atmosférica, el viento… ¡qué sé yo!,
el hecho es que, el humo que salía de la chimenea, bajaba directamente hasta mi
ventana, ¡¡y aquello estaba que parecía que había organizado una fogata en mi
celda!!
Evidentemente,
si me iba a dormir con todo ese humo, lo mismo no me despertaba, ¡¡pero no
podía usar la ventana para ventilar!! Así pues, la cerré… ¡¡y abrí la puerta!!
Es cierto que “ventilar hacia dentro” no fue tan rápido, ¡pero fue eficaz!
He estado
orando mucho sobre esto, pues es verdad que a veces las cosas no salen como
esperábamos: ¡parece tan evidente que la ventana sirva para ventilar! Pero hay
muchos “humos” que no podemos controlar: imprevistos, malentendidos… y, lo que
parecía simple y evidente, se acaba torciendo.
Creo que eso
mismo le sucedió al Señor con nosotros. ¡¡Había montado tan estupendamente el
Paraíso…!! Ríos, árboles, animales: un magnífico escenario para que la relación
con sus hijos floreciese en amor. Pero hubo quien echó la mano al fruto
prohibido, y todo se llenó de humo.
Pero el Señor
no se rindió. Y si por nuestra ventana entraba humo, Él abrió Su Puerta:
decidió entrar en nuestro mundo, renovar nuestro aire “desde dentro”. Él no te
va a abandonar. Porque eres suyo, ¡y luchará por ti hasta el final!
Cristo no
“cambiará de habitación”, no cambia su elección por ti aunque te llenes de
humo. Él siempre buscará nuevas oportunidades… aunque sea a precio de toda su
sangre. Eres demasiado valioso para Él, ¡y siempre abrirá nuevos caminos para
alcanzarte!
Hoy el reto del
amor es “ventilar hacia dentro”. Te invito a que hoy no des a nadie por
perdido. Pon en manos del Señor esa relación que parece llena de humo y pídele
que te indique una senda para renovarla: quizá un saludo, un mensaje o una
llamada… ¡de la mano de Cristo, cualquier aire puede ser renovado! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
16 marzo 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma