Pon el casco a alguien
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El otro día,
los bomberos voluntarios de la zona tuvieron una Eucaristía en el Monasterio.
En las ofrendas, pusieron bajo el altar un ramo de flores y el casco de uno de
ellos. ¡Un casco de bombero! No paraba de mirarlo entusiasmada, es como si un
superhéroe deja su capa al alcance de una.
Al terminar,
nos faltó tiempo para cogerlo, verlo y probarlo. Nos explicaron todo lo que
tenía: una linterna en un lateral, una pantalla que se bajaba para protegerse,
otra pantalla que permitía ver en medio de un incendio…
Y es así, todo
lo que pones en el altar, todo lo que entregas al Señor, aun pudiendo parecer
que no cambia de forma inmediata o como te gustaría, hay un “casco” que marca
la diferencia.
El fuego
estará, pero tu oración por esa persona será como ese casco que protege, que en
medio de las llamas da visibilidad, que hace que aun caminando por ellas esté
protegido, que la linterna le alumbre los siguientes pasos a dar… Cuando
presentas a alguien al Señor, le estás protegiendo más allá de donde puedes
llegar.
Porque hay
muchas veces que las palabras, los gestos no llegan, pero la oración es un acto
de amor que no tiene límites, a la vez que ensancha el corazón del que ora. Los
apóstoles insistían en que orasen por ellos en su misión, convencidos de los
beneficios de ello.
Hoy el reto del
amor es que pongas el casco a una persona: al hijo que sale de casa, a esas
personas anónimas que están dando la vida… que tu oración les sostenga y
proteja y tu corazón se ensanche en la confianza y el amor.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
17 marzo 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma