El pequeño se acercó a la cama de sus papás, dijo dos palabras y puso sobre aviso a su madre. De no haber sido por él, habrían muerto a causa de un incendio en su casa
Courtesy of Kayla Dahl |
Son muchas las
personas que al día de hoy están combatiendo con las secuelas del coronavirus,
como problemas a nivel respiratorio, o la más común como perder el gusto y el
olfato.
Kayla y Nathan
Dahl son unos papás de Alvord (Texas), que justamente han perdido el gusto
y el olfato a causa del COVID-19.
La mañana del
15 de enero, alrededor de las 4.30 de la mañana, el más pequeñito de los 5
hijos de la familia, Brandon, con sólo 2 años se acercó a la cama de sus
papás.
Alertó a sus
papás que estaban durmiendo
Estaban
profundamente dormidos y comenzó a tirar del pie de su mamá
Kayla, diciendo sólo dos palabras, de aquellas pocas que un pequeño de dos
años llega a pronunciar: “mamá, caliente”.
Sin embargo,
esas dos palabras, salvarían la vida de toda su familia, que en ese momento
estaba corriendo un grave peligro.
Kayla pensó que
su pequeño hijo tenía calor y quería que le sacara el pijama. Pero cuando miró
hacia la puerta de su habitación que daba a la sala, vio que todo estaba
envuelto en llamas.
Ninguno de los
detectores de humo de su casa se habían encendido y Kayla y Nathan no
habían percibido el humo que llenaba su casa.
Afortunadamente,
Nathan Dahl es voluntario en el departamento de bomberos local, por lo que
tenía un plan para cuando ocurriera este tipo de emergencia.
Inmediatamente
corrieron a salvar a sus otros 4 hijos y toda la familia
logró escapar ilesa del incendio, aunque sí lamentablemente perdieron la casa y
todas sus pertenencias.
Ya nada
pudieron hacer los bomberos hasta su llegada. Incluso perdieron el auto y la
camioneta que estaban estacionadas allí. Pero quedaron con lo más valioso,
sus vidas, gracias al pequeño héroe Brandon.
«Es un milagro
de Dios»
“De alguna
manera, por la gracia de Dios, pudo salir de nuestra sala de estar casi
completamente incendiada hasta nuestra habitación”, dijo Kayla a The
Washington Post. “… Es un milagro de Dios que haya podido hacer eso.”
“Va a ser un
camino largo y difícil llegar a donde necesitamos estar y reemplazar esos
elementos materiales”, dijo. “Pero al mismo tiempo, si no fuera por el
ángel guardián de mi hijo esa mañana, no sé dónde estaríamos”.
The Washington Post
La familia se
ha quedado sin nada. Pero poco a poco están recomenzando con la ayuda de
vecinos, amigos y familia. Muchos desconocidos colaboran gracias a que la
noticia ha trascendido en los medios de comunicación, por la sorprendente
valentía de un pequeño de dos años.
Aunque, como
dice su madre Kayla, no entiende todavía el impacto de lo que hizo, por el
momento disfruta de muchas atenciones de quien lo encuentra en el supermercado
o gasolinería. No falta una palmadita en la espalda, un apretón de mano, y las
palabras: “Eres un héroe”.
Maria
Paola Daud
Fuente: The Washington Post