El joven benedictino tiene 27 años, vive en Leyre y asegura que los monjes no tienen que rezar unas horas al día sino que ser almas de oración
Fray Ignacio Esparza. Dominio público |
Fueron muchas las personas que asistieron de
manera telemática a este IX encuentro sobre el claustro. Fray Ignacio compartió
la Lectio Divina que realiza cada día y la lectura orante del Salmo 102 (103),
conocido como el Himno a la Misericordia de Dios y que el propio monje definió
como “su favorito”.
Al ser cuestionado por
su aprendizaje en los cinco años que lleva ya dedicados a la vida
contemplativa, aseguró afirma que “aquí
se aprende a ver la vida con otros ojos, al final para eso se entra a un
monasterio. Se aprende a ver a Dios y a los demás de otra forma. Si uno ve cómo
le trata Dios con la misericordia y la paciencia, uno aprende que hay que
hacer lo mismo con los demás”.
La primera sería Hogar de Dios, “ya que el
monasterio de la casa de Dios y así lo dice también San Benito. Nosotros somos
la familia de Dios. Otra palabra sería Vida Monástica, en un monasterio se vive un
estilo de vida definido por una regla sancionada por la Iglesia y entonces
tenemos una estructura que es lo que nos permite es dedicarnos íntegramente a
Dios para ser santos. Una tercera palabra sería la Paz, algo en lo que coinciden
todos los que vienen a vernos”.
Sobre la importancia de
la oración, el joven monje expresó que “la necesidad de la oración viene de parte de Dios, es Dios el que
busca al hombre, entonces en su bondad es él que nos busca. Nadie puede rezar
si no es por el impulso del Espíritu Santo, tal y como nos dice San Pablo”.
En cuanto a la relación Dios-Hombre, el ponente
explicó que “Dios tiene necesidad de ti, Dios es el que te busca. Cuando una
persona conoce el amor que Dios le tiene, ¿cómo no va a cultivar esa relación
de estar con el amado y con el amor? Hay que cultivar esos momentos poquito a
poquito para tener esa relación con Dios y poder establecer el poder hablarle a
él y, sobre todo, poder escucharle, que eso es lo verdaderamente importante en
la oración”.
En referencia a cómo alabar a Dios, Fray Ignacio apuntilla lo que ya decía San Agustín “que tienes que alabar a Dios con tus labios. Cantar a Dios con salmos y con himnos inspirados pero, cuando tu voz calla, tienes que alabar a Dios con tu vida porque la voz se tiene que callar en algún momento pero la vida tiene que estar constantemente alabando a Dios.
No
tenemos que rezar unas horas al día, tenemos que ser almas de oración.
Tenemos que pedir al Espíritu Santo que venga a habitar a nosotros, que ya lo
hace por el bautismo pero con más fuerza. Tenemos que pedirle al Espíritu Santo
que nos inspire actitudes, comportamientos dignos del que alaba a Dios y
tenemos que pedir también que tenemos que pisar tierra, pero la cabeza la
tenemos que tener en el cielo”.
Por MIGUEL DELGADO
Fuente: Ecclesia/COPE
https://youtu.be/jIzldh1nMkg