Detrás de esta afirmación hay una falta de fe ante la locura de un Dios que estando en todas partes ha querido quedarse en la Eucaristía.
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En una publicación realizada en Twitter, tomando como punto de
partida el Evangelio del domingo 2 de enero -Juan 1, 19-28-, el P. Bronchalo
señaló que “en el Evangelio de hoy Juan nos dice: ‘En el principio existía el
Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios’. O sea que junto
con Dios estaba el Verbo de Dios, que también era Dios”.
“Juan dice después, refiriéndose al Verbo:
‘Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho’.
O sea que, por medio de ese Verbo, que estaba junto a Dios y que era Dios, se
hizo la Creación”.
El sacerdote español indicó luego que aunque es común escuchar una
traducción de la Biblia en la que se dice “la Palabra se hizo carne”, la
“traducción más exacta” es que “el Verbo se hizo carne”, porque el Verbo es
“Palabra en acción”.
Esto es importante, dijo, pues “quiere decir que Dios no ‘crea y
se olvida del mundo’, como algunos piensan (los deístas), sino que Dios ‘crea y
actúa en el mundo’. Sigue actuando”.
“Y la plenitud de esa actuación es que el Verbo se ha hecho carne.
Uno de nosotros, uno como nosotros en todo menos en el pecado, porque pecar no
es lo propio humano”, resaltó.
El P. Bronchalo indicó que “hay gente que dice: ‘Es tan humano
pecar’. ¡Mentira! Los hombres pecamos, pero pecar es inhumano porque destruye
nuestra humanidad”.
“¿Os imagináis que un amigo vuestro os invita a drogaros, a
emborracharos, a ver pornografía, o cualquier otra cosa que hace daño a la
persona? ¿Diríais que eso es muy humano? ¿O diríais que es deshumanizante? ¿Me
entendéis? El pecado es inhumano porque nos destruye”, precisó.
El sacerdote español señaló que “la locura es que Dios se ha hecho
hombre para que te des cuenta de que Él entiende todo lo humano, y para
salvarte de lo que te destruye, cargando con eso que te destruye, el pecado,
hasta morir, y vencer después a la muerte resucitando. ¿Por qué lo ha hecho?
Porque te quiere”.
“Me parece que algo muy clave es ir a la Eucaristía con la
confianza de que Dios está vivo, de que no es una cosa más que hago o antes
hacía. La Misa no es cuestión de sentimientos (hoy lo siento y voy, hoy no lo
siento y no voy), es cuestión de Amor”.
“Dios que es inmenso y está en todas partes ha querido hacerse
pequeño y quedarse en un trozo de pan, para que puedas comerle y saciar el
hambre de tu alma, para que puedas adorarle y seguirle como Juan, en una vida
de amistad y amor”, expresó.