LA ALDEA DE FRANCISCO, UNA EXPERIENCIA DE COMUNIÓN HUMANA Y ECOLÓGICA
La
“Aldea de Francisco” es un proyecto creado en el sur de Francia, en una antigua
abadía trapense, para reunir a personas de orígenes sociales muy diferentes en
el espíritu de fraternidad y ecología integral que pondera el Papa
Vatican News
La abadía de Notre-Dame-du-Désert, al sur de Tolosa, pertenece a
los monjes trapenses desde hace más de 160 años, hasta octubre de 2020; ahora
acoge a las primeras familias que participan en este proyecto, cuyo objetivo es
ofrecer una oportunidad de reinserción laboral a personas en situaciones de
dificultad.
Su creador, Étienne
Villemain, ya había puesto en marcha la iniciativa de alojamiento compartido,
creada por la Association
pour l'Amitié (Asociación para la Amistad) y la red Lazare,
por la que las personas que viven en la calle pueden, en cambio, vivir en una
casa, junto a jóvenes profesionales o estudiantes. Este modelo se ha extendido
a varias ciudades de Francia, pero también a otros países, y el Papa ha
recibido a grupos de "compañeros de casa" de la red Lazare en
varias ocasiones, especialmente en agosto de 2021, durante la peregrinación a
Roma organizada con motivo del décimo aniversario de la Asociación.
La génesis de la
“Aldea de Francisco” sigue la lógica de la inclusión inspirada en el Evangelio.
"Partí de una observación importante: sabemos que en Francia tenemos uno
de los mejores sistemas sociales del mundo y, sin embargo, genera tanta
miseria, tantas personas ‘solas’”, se entristece Étienne Villemain.
"Evidentemente, muchas organizaciones hacen cosas extraordinarias y nadie
quiere criticarlas, pero sigue habiendo un problema: apoyamos a las personas de
la calle de una manera, a los inmigrantes de otra, y luego a los ancianos, a
las personas que se prostituyen... Se crea una especie de estigma, por lo que,
si soy una persona de la calle, sólo me encontraré con gente de la calle; si
soy una persona discapacitada, sólo me encontraré con gente que tenga una
discapacidad".
De esta frustración
surgió la idea de "crear
un pueblo donde todos seamos pobres, con nuestros brazos rotos, con nuestras
fragilidades... Hay personas que han salido de la cárcel o que han
experimentado la prostitución, la discapacidad, tal vez haya personas mayores,
no importa: tratamos de vivir juntos. La idea de la ‘Aldea de Francisco’
significa que tomamos un poco a todos los ‘pobres’ de los que habla el
Evangelio y tomamos a las familias ‘clásicas’ – padre, madre e hijos – y
tratamos de compartir nuestra vida".
Una
relación afectuosa con los monjes trapenses
El primer proyecto,
a la espera de encontrar otros emplazamientos, se había desarrollado en torno a
la abadía de Notre-Dame-du-Désert, en la diócesis de Tolosa: habitada por
monjes trapenses desde mediados del siglo XIX, ahora se estaban marchando. Una
importante rebaja en el precio de venta y la generosa contribución de un
donante estadounidense permitieron adquirir este espléndido emplazamiento, para
gran satisfacción de los propios monjes, felices de que una comunidad cristiana
siga manteniendo viva su abadía.
Étienne Villemain
recuerda con emoción el día de la partida de los monjes, en vísperas de la
fiesta de San Francisco, en octubre de 2020, y sitúa a la “Aldea de Francisco”
en una respetuosa y afectuosa continuidad con los monjes que han mantenido viva
esta abadía hasta el 2020.
"¡Estamos muy
aturdidos, conmovidos por la idea de suceder a esta comunidad monástica! Estos
monjes son extraordinarios", dice Étienne con gran ternura. Los últimos
ocho monjes se han trasladado a diferentes monasterios, uno incluso se fue a
Ecuador. Pero los vínculos con los actuales ocupantes de la abadía siguen
siendo profundos.
"Rezamos por ellos, ellos rezan por nosotros, es una hermosa comunión y
también una hermosa fecundidad".
Étienne agradece la
gran generosidad de los monjes, que vivieron con gran lealtad la transición
hasta la entrega de las llaves. La víspera de la partida de los monjes",
dice Étienne Villemain, "un
árbol cayó y rompió un cartel que señalaba la abadía de Santa María del
Deserto... Antes de partir, los monjes hicieron reparar el cartel. Siguieron
ocupándose de todo hasta el final. Al principio, no sabían que íbamos a venir,
pero siguieron gestionando como si supieran que habría continuidad. Lo hicieron
todo, años de trabajo y de oración, y nosotros vinimos a recoger los frutos...
“¡Estamos muy agradecidos con estos monjes!”.
Un
modelo económico viable
Al igual que los
monjes tenían su propio modelo de gestión económica, concretamente a través de
la producción y venta de miel, para Étienne Villemain su proyecto no es utópico
sino ciertamente realista desde el punto de vista económico. En efecto, la
“Aldea de Francisco” será un lugar de actividad económica para crear puestos de
trabajo y dar una nueva oportunidad a personas en situaciones precarias.
"Muy a menudo,
demasiado a menudo, la gente piensa que las personas de la calle son una carga
para la sociedad, pero nosotros creemos que pueden crear riqueza. Por eso
intentamos crear actividades económicas, como un negocio de apicultura, un
negocio de hostelería, intentamos crear una actividad de integración con una
asociación llamada 'À
la bonne ferme' (La buena granja), que desarrolla jardines de
permacultura: con todo esto estamos creando unos 30 puestos de trabajo. Tenemos
previsto desarrollar una granja de cría de gallinas ponedoras, una actividad de
producción de cosméticos, etc. Cada proyecto es diferente del otro. Cada
proyecto es diferente del siguiente", dice con entusiasmo.
Este planteamiento
en la línea del Papa Francisco, nos recuerda constantemente que todo está
conectado y que el respeto al medio ambiente y el respeto a la persona humana
son inseparables. "Queremos
cuidar la casa común, la ecología integral y la vida de principio a fin: por
eso acogemos a las madres embarazadas que lo necesitan y a las personas mayores
que tal vez pueden acabar sus días en la ‘Aldea de Francisco", continúa
Étienne.
El objetivo de
cuidar el medio ambiente implica, obviamente, "repensar el sistema de
calefacción, la gestión del agua, los circuitos breves y nuestros medios de
transporte. Queremos crear un ecosistema completo. Llevando de la mano la
‘Laudato si'’ y la ‘Fratelli tutti’, intentamos vivir algo muy sencillo", explica
además Étienne Villemain.
Un
enfoque profético
Este enfoque supone
una profunda transformación de las mentalidades. La “Aldea de Francisco”,
plenamente sostenida y acompañada por la Iglesia local, testimonia quizás
proféticamente lo que el cristianismo está llamado a ser: un lugar de
participación, de comunión entre hermanos y hermanas de diferentes orígenes,
con una acogida amorosa de las fragilidades y vulnerabilidades...
"Cuando hagan
una fiesta, no vayan a buscar a los ricos, sino a los pobres, a los lisiados, a
los cojos, y verás que tu alegría será grande en el cielo. Es una promesa del
Evangelio y es lo que intentamos vivir en la “Aldea de Francisco”: acoger a los
lisiados y cojos – al fin y al cabo, todos lo somos un poco – e intentar ser
amorosos, a pesar de nuestra torpeza". Para Étienne Villemain, las
inevitables dificultades que puedan surgir, sobre todo en el plano de las
relaciones y de la economía, no deben desanimar a las personas implicadas en
esta experiencia de convivencia. "Seguramente podrá ocurrir
también que nos hiramos mutuamente, pero intentamos hacerlo lo mejor
posible".
Esta experiencia
piloto, que se inicia actualmente con seis familias, a las que se irán sumando
progresivamente personas de distintos orígenes a medida que se disponga de los
locales, es un reto para todos los cristianos, pero también para la sociedad en
su conjunto. "Hay
una conciencia de que nuestro mundo no puede seguir como lo ha hecho durante
siglos, sin preocuparse por la naturaleza, sin preocuparse por los pobres...
Hay una conciencia real y muchas personas están afectadas. Paso a paso, lo que
era imposible se convierte en posible y permitirá a las personas que estaban al
margen llevar una vida fraterna pero también una vida de oración, poder vivir
juntos, y luego también llevar una vida cristiana en la que puedan recurrir a
una vida fraterna pero también a una vida de oración: algo que dará sentido a
la vida", concluye.
Toda la información
sobre esta aventura ecológica y humana puede encontrarse en el sitio web levillagedefrancois.com;
el documental coproducido por KTO y Grand Angle está disponible en su totalidad
en YouTube:https://youtu.be/7XGXbYVqpvo
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Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)