Llegó el nuevo año. ¿Hemos pensado en refrescar nuestra alma para la ocasión? El agradecimiento es un paso clave
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Llegó el fin del 2021: se nos ha regalado un año más de vida, se
nos ha concedido más tiempo, hemos crecido en las dificultades, hemos vivido momentos
preciosos con amigos y familiares y en nuestro camino han surgido nuevas y
hermosas relaciones humanas: ¿por qué no acabar el año rebosante de gratitud y
comenzar así igualmente?
“La oración de
acción de gracias nace precisamente de sentir que todo lo que tenemos es don,
que estamos vivos, porque alguien nos ha querido antes incluso de que nosotros
aprendiéramos a pensar, amar o desear”.
(Papa Francisco, 30 de diciembre de 2020).
La gratitud cambia nuestra óptica
sobre la vida. Desde pequeños nos preocupa demasiado lo que nos
falta (el juguete de moda, dos centímetros de más, la camiseta de marca) y se nos olvida
agradecer todo lo bueno que hay en nuestras vidas y lo que
nos hace realmente afortunados. Si nos acostumbramos a dar gracias por cada circunstancia
y momento vivido, nos será más fácil reconocer la Gracia en nuestras vidas.
Por tanto, al acabar el año demos gracias a Dios por todo, porque
todo es bueno. Dios sabe más. Practiquemos lo que el Papa Francisco llama
“memoria agradecida”. (Evangelii gaudium, Homilía 18 de junio de 2017,
Homilía 12 de diciembre de 2017).
“La memoria es
importante, porque nos permite permanecer en el amor, re-cordar, es decir,
llevar en el corazón, no olvidar que nos ama y que estamos llamados a amar. (…)
Sin embargo esta facultad única, que el Señor nos ha dado, está hoy más bien
debilitada. Se pasa página rápidamente, hambrientos de novedad, pero pobres de
recuerdos. Así, eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el
peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al
fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.»
(Homilía, 18 de junio de 2017).
Desabrochando el alma
Es muy importante acabar el año y comenzar el año nuevo con un
agradecimiento profundo. Una buena idea es practicar una oración de
agradecimiento en familia desabrochando el alma y afinando el oído para
percibir el tino con el que Dios nos ama:
¿Quiénes te acompañaron y quienes te
dejaron este año?
¿Qué nuevas personas ha puesto Dios en tu vida?
¿Qué pequeñas cosas te ha ido regalando el
Señor? ¿Has crecido en
virtudes?
¿En qué cosas cotidianas has podido sentir la presencia de Dios?
¿Cómo aprendiste de tus mayores logros y de tus grandes tropiezos?
¿Qué puedes agradecer de las dificultades de este año?
Todo esto nos ayudará a no tomar las
cosas por sentado, levantar nuestro estado de ánimo y nuestra mirada al cielo.
El fin del año también es un buen momento para expresar a
otras personas lo mucho que estás agradecido de que formen parte de tu vida.
«Saber que Dios nos espera en cada persona» (Mateo 25,40). Porque en compañía, las
cosas de la vida siempre se disfrutan más y la contrariedad se hace más ligera.
Llegó el fin del año y comienza un nuevo capítulo de vida, hagamos
memoria agradecida, saboreemos lo bueno y pongamos la mirada en percibir como
de todo siempre sale el bien.
“Recordar es
esencial para la fe, como el agua para una planta: así como una planta no puede
permanecer con vida y dar fruto sin ella, tampoco la fe si no se sacia de la
memoria de lo que el Señor ha hecho por nosotros.»
(Homilía, 18-VI-2017).
¡Feliz 2022!
Miriam Esteban Benito
Fuente: Aleteia