"Estaba en el fondo de la existencia y pensé que terminaría pronto con esta miserable vida", explica. "Pero Dios tenía planes diferentes para mí, y envió al padre Leszek, que me ayudó"
Adam Piekarski. Dominio público |
Y es que Piekarski comenzó a pasar el tiempo haciendo retratos de otros indigentes del
Vaticano. Frecuentemente Adam podía asearse y comer gracias al padre Francesco,
el encargado de las obras de caridad del Papa, relata.
El sacerdote explica a RTVE que
le llamó la atención uno de los dibujos que tenía Adam pintado en la mano. Al
preguntarle quién lo había pintado, le respondió que había sido él mismo y el padre Francesco quedó
sorprendido por su talento.
Desde entonces, Piekarski comenzó a ser cada vez más conocido y a
recibir encargos con cierta frecuencia, también de España.
Uno de ellos, de su compatriota y sacerdote Leszek Pyś. “Hace más
de un año, Pyś me vio dibujar y me preguntó si podía pintar un retrato para su capilla, y así fue como empezó”,
compartió el artista de 40 años con Crux.
Cada día era más
conocido, y sus encargos, cada vez más relevantes. Un día sus pinturas llegaron a oídos del
limosnero papal y cardenal Konrad Krajewski, quien ofreció al pintor
un taller en el Palazzo Migliore.
El pintor se mudó allí un día antes de su cumpleaños y desde
entonces es donde almacena sus obras y realiza los encargos sobre temas tan
variados como familias, mascotas y niños.
Estas Navidades, su
obra llegó a oídos de altas instancias del Vaticano.
Le encomendaron un relevante encargo para desarrollar dos sellos que serían
emitidos en Adviento y Navidad sobre la Sagrada Familia y los Reyes Magos.
Para representar a estos últimos decidió emplear el modelo de dos conocidos
"sintecho" del Vaticano.
"Todavía es
irreal para mí y no creo que este honor sea mío", compartió Piekarski con Crux.
"Soy un simple artesano, y esto me sorprendió por completo. Se fiaron de
un sintecho que estaba siempre borracho", relata agradecido.
También cuenta como, desde entonces, lucha por recuperarse de la adicción al alcohol que
adquirió durante su pobreza.
"La adicción
todavía está ahí y Satanás trabaja duro para atraparme, pero trato de
aguantar. El trabajo ayuda mucho. Algo murió en mí en esos años en las
calles", añade.
"Estaba en el fondo de la existencia y pensé que terminaría pronto con
esta miserable vida", explica. "Pero Dios tenía planes diferentes para mí, y envió al padre
Leszek, que me ayudó", concluye.
Fuente: ReL