Jean-Marie Salamito analiza cómo debe actuar el cristiano en esta situación
Jean-Marie Salamito es profesor de Historia del Cristianismo Antiguo en la Universidad de la Sorbona / Foto: KTO-Youtube |
Durante
los últimos años se está produciendo un interesante fenómeno en el que personalidades
e intelectuales no cristianos, incluso
ateos, han hecho una defensa del cristianismo y
todo lo que representa para la sociedad occidental.
A
su vez, en España en los últimos meses también se ha producido un debate a la
inversa sobre el papel de los intelectuales cristianos en el mundo actual y
su incomparecencia en la guerra cultural.
Sobre
esta tendencia que se está dando de evocar el cristianismo ante una sociedad
que ha abandonado toda su herencia y se dirige a un abismo ha reflexionado el
profesor Jean-Marie Salamito en una entrevista con Famille Chretienne.
"Distinguir
entre cristiandad y cristianismo"
Este
historiador es profesor de Historia del Cristianismo Antiguo en la
Universidad de la Sorbona (París IV), donde además dirige la escuela
de doctorado de Historia Antigua y Medieval. Católico y militante de
la Manif pour Tous es además director de la colección de la
Biblioteca Agustiniana, donde dedica sus investigaciones a la patrística.
En
primer lugar, cree que es importante distinguir un concepto clave en el debate
sobre el “elogio fúnebre” de la civilización cristiana que hacen algunos
intelectuales no cristianos. “Hay que distinguir cristiandad y cristianismo,
muchas veces confundidos”, explica, pues estos dos términos “no abarcan la
misma realidad”.
De
este modo, considera que hay que tener “cuidado de que este réquiem tardío no
vaya acompañado de un falso diagnóstico del cristianismo”. Salamito defiende
que todas las tendencias coinciden en señalar que el cristianismo sigue siendo
la primera religión mundial y que tiene todas las posibilidades de seguir
siéndolo. “Los cristianos, en cambio, no se lamentan: confían en las
promesas de Jesús a su Iglesia”, agrega.
Sin
embargo, este profesor destaca cómo estos intelectuales sí son capaces de “intuir
la barbarie que nos amenaza”. El ateo Michel Onfray denuncia el
peligro del “transhumanismo”, Jean-Marie Rouart habla del “islamismo” mientras
que Patrick Buisson alerta sobre “el universo tecnológico desprovisto de
humanidad”. Estos días también Houellebecq ha hablado de la eutanasia con la
que se “autodestruye” Occidente.
Según
Salamito, “frente a estas formas de barbarismo, el cristianismo es
portador de una antropología que defiende la unidad de la humanidad y
la dignidad de la persona humana”.
Las
civilizaciones son frágiles
Igualmente,
este historiador se felicita de que autores “que no se adhieren al mensaje de
salvación de la Iglesia hayan constatado que el cristianismo ha
aportado una serie de beneficios en la historia humana”. Y cita varios
ejemplos: “cambiar las relaciones entre padres e hijos, entre enfermos y sanos,
hombres y mujeres, además de sus aportes sociales, económicos y artísticos”.
Ante
la pregunta de si puede haber civilización sin cristianismo, Jean María
Salamito lo tiene claro. A su juicio, Dios “permite a los no cristianos
construir civilizaciones de verdadera grandeza”, pero advierte de que “las
civilizaciones son frágiles”.
Precisamente,
este es un aspecto que para el profesor de la Sorbona es de una “actualidad
sumamente importante”.
Recuerda
que Occidente ya no cree “en estos valores puramente humanos” ya que han
“olvidado su fundamento cristiano”. Por tanto, añade: “hemos llegado a
un punto de perder la influencia cristiana en Occidente, y en lugar de
tener humanismo, tenemos un vacío”.
Ante
el riesgo de que muchos cristianos asuman las tesis de estos autores no
creyentes pero que defienden esta idea de cristiandad, Salamito llama a “ser
capaz de escuchar lo que es verdadero en cualquier autor”.
“El
cristiano de hoy, como el cristiano de la antigüedad, tiene la tarea de retomar
todo lo que le parece bien en la vida intelectual de sus contemporáneos,
simplemente como los primeros cristianos admiraban a Platón o Virgilio, ambos
paganos. Debemos adoptar esta ‘hospitalidad’ que el cardenal Henri de Lubac
atribuyó al cristianismo. Una hospitalidad bidireccional: presta
servicio y acoge lo bueno del mundo”, agrega.
Uno
de los riesgos es que los cristianos puedan convertirse en prisioneros de un
discurso no cristiano sobre el cristianismo. Pero Salamito cree que no tiene
que ser así “si testificamos que el cristianismo está vivo, que aún
tendrá un aporte y que aún habrá civilizaciones cristianas. El cristiano toma
de su fe un discurso de optimismo histórico. Reconocemos en Dios al Maestro de
la Historia, y sabemos que la Historia tiene, gracias a Él, un sentido global,
aunque se nos escape el sentido de muchos acontecimientos”.
El
historiador de la Sorbona confiesa que en estos momentos le llama mucho la
atención “el dinamismo del catolicismo francés actual, su capacidad de
creación”. Y por ello afirma que los cristianos no deben dejarse “arrastrar
hacia el pasado, porque nuestra relación con el tiempo es una relación
con la eternidad”.
El
patrimonio no debe ser un museo
Es
decir, los cristianos –añade- “somos de todas las épocas. Frente a
quienes lamentan una Iglesia que no conocieron, debemos saber tener un discurso
típicamente cristiano, conscientes de que la Ciudad de Dios camina hacia un
futuro no terrenal, sino celestial”.
Acerca
del patrimonio histórico que atesora la Iglesia explica: “la vocación de la
Iglesia es la misión, debe estar en continuidad con sus dos mil años de
historia, no mirar su patrimonio como un museo, sino como un tesoro del
que sacar ideas, soluciones cristianas encontradas por otros cristianos, cuando
hubo, como hoy, problemas misioneros, fases de decadencia y luego periodos de
renacimiento. Este movimiento es incesante en la historia de la Iglesia”.
Por
último, Jean-Marie Salamito recuerda que “el cristianismo no es ante
todo una civilización, es un mensaje de salvación eterna que trae
también la felicidad en este mundo. Debemos dar testimonio de nuestra alegría
de ser cristianos. Ser cristiano no es fácil, pero te hace feliz ahora,
mientras te preparas para la eternidad”.
Javier Lozano
Fuente: ReL