Hoy – dijo el Papa – a pocos días de la Navidad, quisiera recordar con vosotros el evento del cual no puede prescindir la historia: el nacimiento de Jesús
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En la
catequesis de la audiencia general, el Papa, a pocos días de la Navidad, habló
del nacimiento del Niño Jesús y subrayó que la alegría es saberse amado con un
amor concreto: sin la humildad nos quedamos sin entender a Dios ni a nosotros
mismos, dijo Francisco
Con
la lectura del evangelista Lucas (Lc 2, 10-12) a modo de
introducción, el Papa Francisco dedicó su catequesis de la audiencia general de esta mañana al
nacimiento de Jesús. En efecto dice el pasaje bíblico: “En aquel momento, el
ángel dijo a los pastores: ‘No tengan miedo. He aquí que les anuncio una gran
alegría que será de todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David nació para
ustedes un Salvador, que es Cristo el Señor. Esta es para ustedes la señal:
encontrarán un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”.
“Hoy – dijo el Papa – a pocos días de la Navidad, quisiera recordar con vosotros el evento del cual no puede prescindir la historia: el nacimiento de Jesús. Para observar el decreto del emperador César Augusto, que ordenaba registrarse en el censo del propio pueblo de procedencia, José y María van de Nazaret a Belén. Nada más llegar, buscan en seguida alojamiento, porque el parto es inminente; pero lamentablemente no lo encuentran, y entonces María se ve obligada a dar a luz en un pesebre”.
Tras
recordar que “¡al Creador del universo no le fue concedido un lugar para
nacer!”, Francisco planteó que tal vez “fue una anticipación de lo que dice el
evangelista Juan: ‘Vino a su casa, y los suyos no la recibieron’; y de lo que
Jesús mismo dirá: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero
el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’”.
Destacó
asimismo que “un ángel quien anunció el nacimiento de Jesús, y lo hizo a los
pastores humildes. Y fue una estrella la que indicó a los Magos el camino para
llegar a Belén El ángel es un mensajero de Dios”. De ahí su afirmación:
“La estrella recuerda que Dios creó la luz y que ese
Niño será ‘la luz del mundo’, como Él mismo se autodefinirá, la ‘luz verdadera’
[…] que ilumina a todo hombre, que ‘brilla en las tinieblas y las tinieblas no
la vencieron’”
Mientras
añadió que “los pastores representan a los pobres de Israel”, a las “personas
humildes que interiormente viven con la conciencia de la propia falta”, y
precisamente por esto “confían más que los otros en Dios”. De manera que, “son
ellos los primeros en ver al Hijo de Dios hecho hombre, y este encuentro les
cambia profundamente. Cuenta el Evangelio que se volvieron ‘glorificando y
alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto’”.
“Volvamos a casa con el deseo de los ángeles: ‘Paz en
la tierra a los hombres que ama el Señor’. Recordemos siempre: ‘En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó […]. Él nos amó primero’”
“Este
es el motivo de nuestra alegría”, dijo también el Santo Padre: “Saber que hemos
sido amados sin ningún mérito, siempre somos precedidos por Dios en el amor, un
amor tan concreto que se ha hecho carne y vino a habitar en medio de nosotros.
Este amor tiene un nombre y un rostro: Jesús es el nombre y el rostro del amor
que está en el fundamento de nuestra alegría”.
Saludos del Papa
“Saludo cordialmente a los fieles de lengua española.
Que el nacimiento de Cristo llene sus corazones y el mensaje de los ángeles:
‘Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor’ presida sus vidas, recordando
que Dios nos ha amado primero. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias y feliz
Navidad”
Al
saludar a los queridos fieles de lengua portuguesa, Francisco los
invitó a volver a casa con el “anhelo de los ángeles” en sus corazones: “La paz
en la tierra para los que Dios ama”. Y los invitó a recordar siempre que “no
fuimos nosotros los que amamos a Dios primero, sino que fue él quien nos amó”.
“Este es el motivo de nuestra alegría”, añadió el Papa y les deseó a todos, y a
sus familias “una Santa Navidad”.
A
los peregrinos de lengua inglesa el Santo Padre les dijo que
al acercarnos a la Santa Navidad, deseaba invocar sobre ellos y sus familias
“la alegría y la paz en el Señor Jesús”.
En
su saludo cordial a los fieles de lengua francesa, el Papa dio su
bienvenida a los peregrinos de la diócesis de Sens y a los jóvenes de
Draguignan. Tras recordarles que “Jesús es el nombre y el rostro del amor de
Dios que ha venido a habitar entre nosotros”, el Obispo de Roma les deseó que
lo busquen y “la alegría de encontrarlo en esta Navidad”.
Al
dirigirse a los polacos presentes el Santo Padre les manifestó su deseo de que
“durante las fiestas navideñas los acompañe la alegría que supone saber que,
sin ningún mérito por nuestra parte, Dios nos ha amado con un amor tan concreto
que se hizo carne y vivió entre nosotros”. “Este Amor – les dijo – tiene un
nombre: Jesús”, y les deseo que “nazca en sus corazones, en sus hogares y en
sus familias”.
A
los fieles de lengua árabe el Pontífice les dijo que “la
Navidad es una llamada a hacer el bien, a difundir la alegría y a tender la
mano a los necesitados”. Y los invitó a recordar las palabras de Jesucristo:
"Todas las veces que hicieron estas cosas a uno solo de estos hermanos míos
más pequeños, a mí me lo hicieron". Y les deseó a todos una feliz Navidad.
En
su saludo navideño a los peregrinos de lengua alemana Francisco
les dijo que “la Navidad es un tiempo propicio para compartir en familia la
alegría del nacimiento de nuestro Redentor y hermano Jesús”. Por esta razón los
invitó a invocar “al Niño divino para que nos proteja de la pandemia y de
cualquier otro mal”.
Por
último, hablando en italiano, saludó a algunos grupos presentes y concluyó con
su pensamiento habitual dirigido a los ancianos, a los enfermos, a los jóvenes
y a los recién casados.
Reconocer al Señor en el Niño de Belén
“Nos preparamos para la próxima fiesta de la Navidad –
dijo el Papa antes de rezar el Padrenuestro en latín y de impartir su bendición
apostólica – en la que se anuncia la llegada del esperado ‘Rey de los
gentiles’". De ahí que haya deseado a todos que se preparen con fe para
reconocer “en el Niño de Belén al Señor de toda su existencia, contemplando en
la sencillez del pesebre al Hijo de Dios, que trae la gracia y la salvación”.
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